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La comisión del 15% que acordaron pagar todos los miembros de la Cámara Argentina de Fabricantes de Maquinarias Agrícolas (Cafma) que participaron en el fideicomiso con Venezuela fue la mejor posible. Más aún, incluso más baja que el porcentaje que pidió su competidora brasileña. Esa es, al menos, una de las defensas centrales del sector. Pero en Brasil cuentan otra historia.

"Ningún empresario ni ningún ejecutivo de la Cafma nos consultó jamás. No hubo ningún conocimiento o entendimiento o consulta de un proveedor. Jamás. Jamás", negó Vitor Manuel da Silva Morgado, director de Exportaciones de Cotia SA, la firma brasileña que, en teoría, había ofrecido sus servicios a la Cámara. "Ningún proveedor de los cerca de 40 que participaron en el fideicomiso [entre Venezuela y Argentina] habló con nosotros", insistió.

Desde las oficinas centrales de Cotia en San Pablo y mientras completaba la apertura de su filial en Caracas, Morgado contó a La Nacion que se enteró por la prensa de que la Cafma invocó el nombre de la empresa que él representa para justificar la contratación de Palmat en una suerte de compulsa de precios, formal o informal. "Me extraña que digan algo así, pero imagino que lo dicen para defenderse ?retrucó?. Sabemos quiénes integran la Cafma, pero esa operación nos fue totalmente extraña."

El presidente de la Cafma, José María Alustiza, aludió a Cotia dos veces, al declarar como testigo ante el juez Julián Ercolini, que investiga si esas comisiones pagadas a Palmat encubrieron coimas para funcionarios. En la primera declaración dijo que durante la Expo Feria Agroindustrial del estado de Barinas, Venezuela, en 2005, "industriales brasileños" les plantearon a sus pares argentinos que necesitaban "contar con este tipo de intermediarias, ya que los venezolanos eran muy burocráticos". Esos mismos industriales, según dijo, les sugirieron a Cotia "que hacía todas las exportaciones de Brasil a Venezuela y que cobraba el 20 por ciento".

La segunda vez que Alustiza aludió a Cotia fue cuando explicó por qué se escogió a la otra firma, que lidera el argentino-venezolano Roberto Wellisch. "Esto se resolvió en una reunión de Cafma, en función de dos determinantes que eran el precio más bajo de Palmat por sobre el de Cotia y, a su vez, la desconfianza que tenían en la fidelidad de los negocios, ya que era la que intermediaba en las exportaciones brasileñas en Venezuela, que era el principal competidor".

Desde Caracas, Wellisch salió a defenderse con argumentos similares a los de la Cafma. Le planteó al diario Página 12 que "en el mundo entero pagan hasta 20 por ciento por estos servicios" y aludió a "algún competidor" y "algunas empresas", que no identificó, por ensuciarlos "en base a campañas de desprestigio".

Contradicciones
Ante la prensa, también Alustiza aludió al 20% que afirmó que Cotia les había requerido durante aquella exposición en Barinas. Y tras una pregunta específica de La Nacion, dijo que los brasileños dialogaron con la firma Pulqui Pulverizadores. La Nacion intentó obtener más datos con los directivos de esa fábrica de Carlos Casares, pero indicaron que no daban entrevistas.

Ante una nueva consulta, Morgado demoró su respuesta dos días. Eso le tomó rastrear a un ejecutivo que asistió a Barinas y ya no trabaja para Cotia: "Dicho señor confirmó que había mucha gente argentina en la feria, que se acercaban a ellos y a los proveedores brasileños haciendo preguntas de carácter técnico, pero no financiero, tanto más cuanto que no era la especialidad de ellos, y no recuerda específicamente a esa compañía que menciona, Pulqui".

La Nacion le insistió por e-mail. "¿Significa que él no habló de comisiones ni de tarifas ni de un 20% con los empresarios argentinos?". El ejecutivo brasileño respondió: "El mencionado señor es un técnico agrícola, sin ningún conocimiento de finanzas." Morgado fue categórico al desmentir el 20% de comisión. "Nos parece bien rara esta declaración; la forma de comercialización de Cotia es totalmente distinta." Según explicó, la firma "compra de los industriales y vende al importador o usuario final, sin ninguna entidad en el medio".

La Nacion le insistió por e-mail respecto a ese supuesto 20 por ciento. La respuesta de Morgado fue concisa: "Cotia no les cobra nada, cero, a los proveedores brasileños".

Sin embargo, el directivo brasileño coincidió con Alustiza en un punto: los recelos que dominaban las relaciones entre las firmas de ambos países. "Cotia en esa época era considerada una empresa enemiga por los argentinos", dijo, lo que ejemplificó con un incidente previo al fideicomiso: "Una vez, nos preguntaron del Ministerio de Agricultura venezolano si podíamos hacer un trabajo con la Argentina y dijimos que sí, que para eso teníamos Cotia Argentina. Pero desde allá [por la Argentina] nos consideraron brasileños y nos rechazaron, lo cual se contradice con el trato que le dan, por ejemplo, a Volkswagen Argentina".

LA DISCUSION

Bajo sospecha. Tras un acuerdo entre la Argentina y Venezuela, empresas de maquinaria agrícola empezaron a vender a Caracas. Un intermediario, Palmat, les cobraba el 15 por ciento por concretar la operación.

Las denuncias. La Justicia investiga si esos pagos encubrieron coimas. Todo se inició con la denuncia de un ex embajador argentino en Venezuela.

La defensa. La cámara de maquinaria agrícola dijo que había elegido a Palmat porque Cotia, una firma brasileña, les pidió el 20% por el mismo servicio.

Negativa. Cotia negó oficialmente haber participado de una compulsa de precios.