El primer cese de comercialización del año surgió a instancias del secretario general del Sindicato de Industrias de la Carne y sus Derivados del Gran Buenos Aires y Zona Sur de la Provincia (SICGBA), Adolfo Silvio Etchehun.
La organización gremial tiene buenas migas con la Confederación de
Asociaciones Rurales de Buenos Aires (CARBAP), que comanda Pedro Apaolaza, y
está vinculada a la CGT Azul y Blanca, conducida por el gastronómico José Luis
Barrionuevo.
La alianza no se hizo esperar: la falta de adecuadas políticas ganaderas que
fijen lineamientos y brinden estabilidad a la cadena es compartida por todos
ellos.
Etchehun pidió respaldo a CARBAP y la Mesa de Enlace se sumó cuando Apaolaza transmitió a la Confederación de Asociaciones Rurales (CRA), que preside Mario Llambías, que iban al paro en la comercialización.
Así las cosas, la Sociedad Rural Argentina (SRA), la Federación Agraria Argentina (FAA) y la Confederación Intercooperativa Agropecuaria (Coninagro) quedaron embarcadas en una medida de fuerza que habían desestimado tiempo atrás.
En esa ocasión, tras más de cinco horas de debate, la Mesa de Enlace convocó a un acto en Coronel Pringles para el lunes 3 de mayo.
"Lo concreto es que esta protesta viene de abajo hacia arriba, desde los trabajadores, ahora con los productores y la gente que consume y que es la más afectada. También pediremos el respaldo de los curtidores y de otros gremios que están en problemas", dijo Etchehun.
El sindicato acusa 3.248 trabajadores despedidos, 20.000 en riesgo y 38
empresas de servicios del rubro paradas. El panorama, sin embargo, es más
complejo: todos los días se conocen nuevos casos de plantas que procesan menos
animales, cierres temporarios, disminución horaria y el hecho de que las
empresas, según Etchehun, no presentan los papeles para que los empleados cobren
un subsidio.
Matilde Fierro/NA


