La cuarta edición de Expoagro muestra una foto ya repetida de la producción agrícola nacional. El buen ánimo de los productores ante la inminencia de una cosecha récord de soja y un muy buen desempeño del maíz se refleja en las expectativas de los fabricantes de maquinaria agrícola y proveedores de insumos y de servicios.
Con los semblantes más relajados, el objetivo que se trazan ahora los protagonistas es consolidar esta imagen en el tiempo, una tarea que el sector no ha podido conseguir en los últimos años, a partir de las reiteradas maniobras de aceleración y freno a la que se vio sometido su desarrollo.
En La Flamenca, la estancia elegida por los diarios Clarín y La Nación para organizar la megamuestra que comenzó el miércoles y termina mañana, la tecnología vuelve a ratificar que es la principal aliada del productor. Su evolución, reflejada en cada uno de los stands que pueblan la exposición ubicada sobre la ruta nacional 9, hace que el crecimiento de la productividad no tenga techo.
No son pocos los que se atreven a cuantificar en números los efectos futuros. Los 140 quintales que aporta el maíz por estos días en la zona núcleo de Córdoba tienen la potencialidad de superar los 200 quintales.
Ese es el valor que la empresa Nidera ha obtenido en ensayos a campo en la zona de Río Cuarto. El semillero Don Mario, de capitales nacionales, acaba de lanzar al mercado su variedad de soja 3810, un cultivar que, según sus precursores, aporta un 10 por ciento más de rendimiento que la probada variedad 3700, con más de siete años en el mercado. "Normalmente, el avance genético se da con un salto de entre dos y tres por ciento. Con esta variedad, el crecimiento es de 10 por ciento y sin el aporte de biotecnología", destacó Roy Manley, agente de ventas del semillero en el centro y norte de Córdoba.
En cinco años. De la mano de una mayor producción, el efecto derrame sobre los fabricantes de la maquinaria agrícola sería notorio. "Si aumentamos la producción de granos entre 25 y 30 por ciento y logramos un aumento de entre 30 y 40 por ciento del valor agregado de esos granos, es decir más alimento para humanos y no tanto para animales, estamos en condiciones de duplicar el mercado de la maquinaria agrícola, de agropartes y de equipamiento para el proceso agroindustrial en cinco años", vaticinó Mario Bragachini, el especialista del Inta Manfredi que mejor conoce el mercado "fierrero".
Luego del retroceso del año pasado, la venta de maquinaria intenta poner de nuevo primera. La adquisición de tractores y cosechadoras, los principales rubros que mueven la aguja del mercado, en los dos primeros meses del año, da cuenta de esta recuperación.
Sin embargo, sus fabricantes aseguran que el año terminará por debajo del promedio histórico (que son 1.200 cosechadoras y 6.500 tractores) y que se necesitará otro año para recuperar el terreno perdido. "El año pasado, con la sequía, muchos productores tuvieron quebrantos. Es por eso que con los ingresos que genere este año buscará, en primera medida, sanear las deudas de la campaña pasada y a partir de ahí comenzar con el proyecto de inversiones de máquinas para la próxima campaña", explicó a La Voz del Campo Christian Lancestremere, director comercial de Case IH.


