Daniel Asseff, asesor económico de la Confederación Intercooperativa Agropecuaria (Coninagro), desglosa la sorda batalla de un cereal que disminuyó su importancia protagónica hasta llegar a la peor estadística en cien años, pero con regulaciones dispuestas, según el gobierno, para mantener el precio del pan en 2,50 pesos.

Durante la administración kirchnerista, sin embargo, el kilo se disparó y tocó los seis pesos porque las panaderías ajustaron costos de alquiler, salarios y gastos en general.

El razonamiento de Asseff termina con la imagen animada de un cheetah, el felino más veloz del planeta, que corre un ciervo para atraparlo, pero un ser humano ultrarrápido se lo arrebata.

"El hombre es el gobierno y la presa es la rentabilidad tras la que corre el productor que busca diferentes maneras para obtenerla. Hoy, en campo propio, y con un rendimiento de tres mil kilos de trigo por hectárea, pierde cuarenta dólares por tonelada", explica.

El chacarero entrerriano Alfredo de Angeli pone más dramatismo. "Antes que regalarlos, los productores de mi provincia prefieren quemar el millón de toneladas que se puede obtener", asegura.
A esta altura del año, hay 2,5 millones de toneladas restantes de la campaña vieja (2008-2009), con una exportación cerrada porque ese saldo no se puede vender al exterior.

La molinería se halla abastecida por dos y tres meses, a un consumo estimado de quinientas toneladas cada treinta días.
"El productor, no obstante, debe vender hasta el 50% porque tiene que hacer frente a los gastos de trilla, invertir en la soja o el maíz que sembrará a continuación (de segunda implantación), además de otros gastos", reflexiona Asseff.

Como gesto, el gobierno ya anunció la liberación de dos millones de toneladas de trigo para la exportación y tres millones de toneladas de maíz. Para la situación, confluyen tres factores:

* Una muy buena temporada mundial de trigo.
* Exportadores que no están presionados por la demanda.
* Molinos con materia prima.

El área sembrada triguera es de 2.750.000 hectáreas, pero con el estrés hídrico que no cede, dará una cosecha de 6,5 millones de toneladas, volumen que la secretaría de Agricultura quiere guardar para el consumo interno.

"El precio se puede planchar y no se va a pagar el pleno que quiere el gobierno", advierte Asseff, quien, además, especula que la exportación 2010 estará muy restringida con los permisos de embarque (ROE) que autoriza la Oficina Nacional de Control Comercial Agropecuario (ONCCA).

Tierra fértil para las conjeturas, la mayoría coincide en que el trigo ofrece complicaciones y que, a futuro, seguirá por ese camino.

Matilde Fierro/NA