Domínguez, acompañado por Adolfo Pérez Esquivel, se reunió con unos 300 campesinos y aborígenes miembros del Movimiento Nacional Campesino Indígena, que llegaron desde diez provincias en representación de unas quince mil familias. Los campesinos recibieron al ministro con entusiasmo, cabritos y lechones, y con un pedido: 76 millones de pesos anuales para un plan de desarrollo que frene el éxodo rural y promueva la producción de alimentos sanos, cuidando la naturaleza.
Domínguez se había comprometido a viajar veinte días atrás, cuando los campesinos acamparon frente al Ministerio para reclamar que se los escuche. Y exigieron que se los tenga en cuenta en el presupuesto del Ministerio, porque –según denunciaron– “el 98 por ciento está destinado a la Mesa de Enlace”. Domínguez anduvo ayer cerca de los mismos montes donde el año pasado la clase política y judicial de Santiago del Estero desató un operativo policial por el que fueron detenidos y torturados más de 30 santiagueños.
“Nos parece un buen gesto que haya venido hasta aquí. Santiago del Estero es un lugar paradigmático porque es donde más nos han perseguido. Hay muchos funcionarios provinciales muy molestos con esta visita”, admitió Diego Montón. “Pero también le vamos a reiterar que en la Subsecretaría de Desarrollo Rural se ha negado sistemáticamente a darnos subsidios”, agregó el mendocino.
Los campesinos le mostraron a Domínguez un detallado plan de soberanía alimentaria. Y lo pasearon por la sede que tiene una universidad campesina, carnicería, carpintería y una FM que se nutre de energía solar, que fue incendiada pocos meses atrás en uno de los tantos atentados que perturban y atemorizan a los pequeños agricultores agrupados en el MNCI, un grupo que durante el conflicto agrario denunció tanto a la Mesa de Enlace como al Gobierno por promover la sojización de la Argentina.


