El radicalismo le entregó la presidencia de la Cámara de Diputados al kirchnerismo.

Extrañamente el jefe de la bancada radical, Oscar Aguad, consideró que el kirchnerismo tiene que hacerse cargo de esa función.

"Participo de la idea de que la presidencia de la Cámara de Diputados debe ser de la primera minoría y en este caso es el Frente para la Victoria", remarcó Aguad en diálogo con radio 10. Y argumentó  que "una mayoría circunstancial como puede ser la unidad de toda la oposición no puede pretender mantener una presidencia de una institución tan importante como la Cámara de Diputados porque esa mayoría se puede romper al otro día".

Se trata  de del cargo que hoy ocupa el jujeño Eduardo Fellner y es el tercer cargo en la línea sucesoria de Cristina Kirchner.

La oposición estaba unida para presionar al Gobierno a que respetara en las comisiones la composición de la Cámara que se renovará el 10 de diciembre. Les corresponde el 60% de esos lugares. Un espacio clave a la hora de votar leyes. Y amenazaban con que si el oficialismo no respetaba eso, ellos no avalarían la reelección de Fellner en la presidencia de Diputados.

Pero la unidad opositora pareceque se rompió.

No sólo el radicalismo, que reconoció que son "circunstaciales" y que podía quebrarse el bloque mayoritario que hoy ocupa el Acuerdo Cívico y Social (alianza entre la UCR, la Coalición Cívica y el socialismo), aceptó que la presidencia de Diputados quede en manos del kirchnerismo. El peronismo disidente coincidió en la decisión.

La senadora justicialista Hilda "Chiche" Duhalde, por la misma emisora, manifestó que "debe quedar en el oficialismo" y señaló que el peronismo "tiene que trabajar para hacer un bloque, donde todos los que no están en el kirchnerismo se unan".