Las reflexiones y especulaciones sobre el proyecto de Reforma Electoral han ocupado a los columnistas políticos dominicales. Entre todos los análisis y versiones, destaca una, en La Capital, de Rosario, al pasar, acerca de que los Kirchner, observando la confusión de sus opositores y el aún indefinido proceso de encontrar los candidatos para 2011, irán por el adelantamiento del proceso electoral, tal como ya hicieron, además, en 2009.

Solamente en Tucumán, la reforma política que impulsa el kirchnerismo -una maniobra para el control de las internas del PJ y de la UCR- dejará sin personería jurídico-política a 27 de los 30 partidos reconocidos en esa provincia por la Justicia Electoral Nacional. Apenas el PJ, la UCR y Fuerza Republicana cuentan con el mínimo de 5.000 afiliados que exige el proyecto oficialista.

Todo esto es ridículo si no hay un reempadronamiento, en especial para conocer si el PJ tiene los afiliados que dice tener. No hay reforma sin reempadronamiento.

Los Kirchner han logrado un objetivo: conmocionar a la sociedad política argentina. También confundirla. En ese escenario, ellos creen que se encuentran con una ventaja comparativa respecto de sus adversarios.

No aparecen los líderes indiscutidos entre los opositores. Hay varios en proyección, pero que deberán redefinir sus estrategias en el nuevo marco de la Reforma, y por eso es interesante la versión de Mauricio Maronna, en La Capital, de Rosario, acerca de que para aumentar la presión, los Kirchner querrían anticipar todo el calendario electoral.

Sin duda que lo más interesante sería postergar la Reforma Política, más allá de lo que opine Horacio Verbitsky, en el diario oficialista Página/12.

Resultaría un ejercicio de racionalidad dejar para más adelante el proyecto que Néstor Kirchner pretende aprobar ya y sin cambios. Además, no estaría mal darle una derrota legislativa a Néstor, luego de sus más recientes victorias.

Pero ello no depende de Urgente24 sino de la capacidad de los opositores para coincidir en algunas cuestiones mínimas imprescindibles como es la supervivencia. Si no lo consiguieran, carece de sentido apostar por ellos.

Dato: tanto Joaquín Morales Solá como Eduardo van der Kooy mencionan a Alberto Fernández dialogando con Eduardo Duhalde. Uno ubica a Alberto cerca del salteño Juan Manuel Urtubey. El otro, con una misión a cumplir junto a Roberto Lavagna. La pregunta es: ¿qué sorpresa le dará Néstor Kirchner a Alberto?

Aqui algunos fragmentos dominicales importantes.

Joaquín Morales Solá en el diario La Nación

"(...) Aparecieron los primeros carteles con la candidatura presidencial de Néstor Kirchner para 2011. Un rebaño político y periodístico se embriagó al analizar el suceso por los cuatro costados. Eduardo Duhalde se convenció tanto de la noticia que terminó asegurando que él le ganará la candidatura presidencial peronista a Kirchner. Por fin alguien lo enfrenta al actual mandamás, pareció decir aquella congregación de expertos. Kirchner y Duhalde son, así las cosas, los únicos políticos que ya se han subido a la carrera de las próximas presidenciales.

Los dos están fuera de carrera. Son dos boxeadores vencidos que se siguen insultando en el vestuario, definitivamente lejos del ring. Una seria encuesta muy reciente, que llegó con reserva a importantes despachos de funcionarios y legisladores, informó que tanto Kirchner como Duhalde sólo luchan por no desaparecer hasta de los últimos lugares de la lista de políticos que la sociedad considera. En ambos casos, la imagen negativa supera en más del doble a la positiva. No hay vueltas. Ningún político puede volver de semejante situación social , señaló un reconocido analista de opinión pública.

¿Será candidato Kirchner? Algunos creen que tratará de liderar con su candidatura cierta opinión progresista para incidir en un eventual ballottage del que no participará.

Otros, que lo conocen más de cerca, descartan directamente su candidatura. Kirchner no está dispuesto, dicen, a enfrentar lo que sería la 3ra. derrota consecutiva de su vida. El ex presidente nunca ganó personalmente una elección de importancia nacional.

Menem le ganó en 2003 y Francisco de Narváez lo derrotó en 2009. Cristina Kirchner fue quien ganó en las legislativas de 2005 y en las presidenciales de 2007.

Esos conocedores de las covachas del oficialismo aseguran que Kirchner sólo quiere retener poder para los últimos dos años de su esposa. Está seguro de que no le quedaría cerca ni la familia si anunciara un plácido retiro en El Calafate a partir de 2011.

Pero, ¿por qué a Lula, a Bachelet o Tabaré Vázquez nadie les discute el poder y, sin embargo, todos saben que se irán muy pronto?

(...) ¿Será candidato Duhalde? El propio Duhalde suele describir su desánimo cuando observa el desierto del peronismo. Nada se mueve. Los candidatos presidenciales se amontonan, pero no hay un candidato potente en su partido. Confió en Carlos Reutemann, pero Reutemann no sabe aún si disputará en 2011 la presidencia o la gobernación de Santa Fe. Se reunió con Felipe Solá y lo alentó, como alienta a todo el mundo. Hizo lo mismo con el gobernador salteño, Urtubey, pero reconoce que a éste le falta instalación nacional. Lo llamó a Alberto Fernández y lo exhortó a seguir trabajando por la candidatura de Urtubey. Punto. Mucho más no puede hacer.

Duhalde cambió de opinión en 45 días. Antes aseguraba que no volvería a ser candidato a presidente, tal vez porque es el único político que acepta el resultado de las encuestas. Sus malas mediciones las atribuye, eso sí, a la intensa campaña de desgaste que le propinó el kirchnerismo durante 6 años. Soy el único político al que la sociedad valoraba más cuando era presidente que cuando no es nada, suele ironizar. Pero cambió cuando entrevió que nadie en el peronismo está en condiciones de demarcarle el poder a Kirchner. Quiere movilizar a los peronistas de nuevo, llegar hasta donde están los pobres, arrebatárselos a Kirchner y construir una alternativa al kirchnerismo. Ese es el plan que esconde detrás del pavoneo presidencial.

Ninguno de los dos se bajará fácilmente. También eso es cierto. El rencor mutuo los une.

Ni Kirchner quiere que Duhalde vuelva a la presidencia ni Duhalde quiere que Kirchner retenga el poder después de 2011. (...)

Las encuestas nacionales colocan claramente a Julio Cobos, a Mauricio Macri y a Reutemann como las figuras más populares del país. Los tres están cerca en un primer pelotón. En un cercano segundo grupo están Elisa Carrió y Hermes Binner. Según distintas mediciones, De Narváez integra, en algunas, la primera cuadrilla y, en otras, la segunda. Kirchner y Duhalde no figuran en esas listas de asistidos por la simpatía social y, sin embargo, la política sólo habla de ellos. (...)

De Narváez está pensando si no sería mejor para él meterse en el peronismo y desafiarlos a Kirchner y a Duhalde juntos. Es el que más reparos políticos e institucionales le ha puesto al proyecto reformista del Gobierno. (...)".


Horacio Verbitsky en el diario Página/12

"(...) La necesidad de la reforma política es inobjetable y encararla cuando faltan 2 años para los próximos comicios parece razonable. Hay en la Argentina 33 partidos nacionales, de los cuales sólo 7 cumplen con los requisitos de la ley vigente.

En 2007 compitieron 14 fórmulas presidenciales, pero apenas 5 llegaron al 3% de los votos. La extensión de las campañas, el uso y abuso de las encuestas, de la publicidad oficial y de la privada, los miniemprendimientos partidarios de alquiler, las listas colectoras y en espejo, las candidaturas testimoniales, las divisiones y reagrupamientos de cada partido, la dificultad de distinguir qué está dentro o fuera de cada uno, la falta de cualquier referencia programática han llegado a un extremo que aturde. Pero el necesario reordenamiento no requiere cristalizar lo existente y entorpecer el surgimiento de fuerzas nuevas.

Un estudio comparativo realizado por los equipos de trabajo de Martín Sabbatella indica que en la provincia de Buenos Aires conseguir y mantener la personería nacional de distrito requeriría 60.000 afiliaciones y en la Ciudad Autónoma 12.500, contra las 4.000 actuales en cada distrito. Ninguna de esas metas es inalcanzable para su Encuentro por la Democracia y la Equidad, pero sería muy difícil de alcanzar para un partido nuevo.

De todos modos, esta ley no tiene la urgencia de las últimas que se trataron antes del recambio legislativo ni dará lugar a similar polarización. Ya hay contactos entre los distintos partidos para buscar procedimientos aceptables para todos. La impresión predominante sobre el proyecto es que tiende a la reconstrucción del bipartidismo, con el socialismo como emergente y fiel de la balanza, y que condiciona a los disidentes justicialistas y radicales que especulan con espejos, colectoras y confusiones. Menos claro es que garantice un recorrido plácido para el candidato presidencial del gobierno que, en este momento, parecería ser Kirchner.

La idea de Eduardo Duhalde de que es posible batir a Kirchner dentro de la interna justicialista, no encuentra ninguna contraindicación en la letra de la ley propuesta, una vez descontado el matiz humorístico de su propia postulación. Pese a las denuncias constantes sobre clientelismo, un candidato tan opaco como De Narváez pudo vencer en junio a ese personaje todopoderoso del relato mediático que es Kirchner. Si fuera cierto que el quiebre de su vínculo con la sociedad es irreparable, ¿que cláusula de la ley de internas abiertas impediría que el propio De Narváez u otro desconocido repitieran el batacazo? ¿O tal vez no están tan seguros de su propio dictamen?"


Eduardo van der Kooy en el diario Clarín

"(...) El matrimonio presidencial quedó desencantado con la ácida reacción opositora frente a la presentación de la reforma política. O de la reforma electoral, para ser precisos. ¿No fue ése, acaso, un viejo caballito de batalla de la dirigencia? ¿No fueron los líderes de la oposición, excepto Elisa Carrió y Fernando Solanas, los que aceptaron conversar el tema después de las elecciones de junio?, preguntaron.

En esos interrogantes no habría ninguna ingenuidad. La oposición aceptó hablar de aquella reforma cuando el Gobierno simuló comprender el mensaje de la derrota. Cuando dejó de simular volvieron los palos a diestra y siniestra. (...)

Los Kirchner, además, acostumbran a confundir, deliberadamente o no, ciertas cosas. Cristina se suele empalagar aludiendo a las supuestas mejoras institucionales o democráticas por las medidas que anuncia, entre ellas la reforma política. Pero no habrá mejora súbita por el peso de ninguna ley, más allá de que pudieran descubrirse aspectos positivos en las internas abiertas y simultáneas. Los antecedentes en la Argentina lo demuestran: ¿Cuál fue la mejora auténtica que deparó la reforma constitucional de 1994? Ninguno de los resguardos institucionales y políticos allí plasmados -la creación de la figura del jefe de Gabinete, entre varios- alcanzaron para evitar la crisis estructural del 2001.

(...) El ex presidente asomó en medio de la crisis del 2003 con la promesa de modificar el avejentado sistema de partidos. Bordeó la transversalidad y la concertación. Pues bien, en el último tramo de su carrera termina impulsando una reforma política que pareciera favorecer, en principio, sólo a peronistas y radicales. Los dos grandes serían los únicos capaces de amoldarse a las exigencias que plantearía la ley sobre afiliaciones y base de voto electoral para ser reconocidos como partidos. El centroizquierda se vería en figurillas. El PRO, la Coalición y hasta los socialistas quedarían sobre un peligroso límite.

Está claro que, así las cosas, Kirchner forzaría a todos los peronistas desencantados a luchar desde adentro de un PJ que mantiene ordenado con el puño de hierro y la caja. Estaría claro, además, que en esas condiciones construir una alternativa al ex presidente no resultaría tarea sencilla.

El mayor riesgo para Kirchner sería el de siempre, el mismo que padeció en junio último: el voto popular. Las internas serían obligatorias para todos los ciudadanos, afiliados o no a un partido. El encono que han generado los Kirchner podría disparar otro fenómeno, como sucedió con la victoria de Francisco De Narváez en Buenos Aires. Una fuerte corriente de votos, tal vez, a favor de su opositor interno, si lo hubiera. O un inesperado empinamiento de algún candidato opositor.

Eduardo Duhalde navega ahora entre sus sueños de un gran acuerdo político que ofrezca seguridades a la Argentina para después del 2011 y el deseo íntimo, que tomó estado público, de volver al ruedo presidencial.

Duhalde explicaría que hace lo que hace para despabilar a un peronismo sometido a Kirchner. Trataría de atizar la voluntad de algunos dirigentes para que se atrevan a colarse en la pelea. "Si aparece uno, yo me correría", promete.

Ha empezado a conversar con viejos conocidos. No fue una casualidad el respaldo que Roberto Lavagna brindó a su candidatura. Consumió casi una batería de su celular en un diálogo con Alberto Fernández mientras viajaba a Mar del Plata.

Le pidió al ex jefe de gabinete de Kirchner que tenga trato más frecuente con Lavagna. "No hay problemas", contestó Alberto Fernández. Pero no existiría entre ellos una visión parecida del presente y del futuro. Alberto Fernández supondría dos cosas: que Kirchner, por su impopularidad, no podrá ser candidato en el 2011 y que todo lo que ahora deja circular, en ese sentido, apuntaría a preservar los dos años que le restan a Cristina; tampoco estima factible el retorno de Duhalde. "Si las alternativas fueran esas, Cobos será el próximo presidente", pronostica. (...)".


Mauricio Maronna en La Capital, de Rosario, Santa Fe
 
"El gobierno nacional explota a full algo que en cualquier otro país lo fulminaría como una rayo: la sequedad económica.

(...) El silencio de algunos gobernadores (cuando no de apoyo a las políticas kirchneristas tal como lo hace Hermes Binner) tiene pintada la necesidad en la frente, pero empieza a generar preocupación y a reavivar las internas en los partidos.

Lo que se vive por estos días en el PS permanece sin salir a la superficie pero basta conversar con una fuente informada y de confianza para que se sepa. Hay cortocircuitos severos entre "el partido", liderado por Rubén Giustiniani, y el binnerismo.

Aunque lo nieguen públicamente la única verdad es la realidad: más allá de la pelea entre 2 mujeres funcionarias (Diana Sandoz y Teresa Beren) que dejó boquiabiertos a varios, las diputadas nacionales Silvia Augsburger y Mónica Fein criticaron en la semana el proyecto de reforma electoral luego elogiada por el gobernador.

¿Cómo se sentirá Giustiniani si siguen las órdenes superiores para avalar proyectos de ley kirchneristas?

Si la reforma electoral perjudica seriamente a algunos es a los partidos chicos, tal caso del socialismo y otras agrupaciones que le han servido al oficialismo para compensar la fuga de los peronistas díscolos.

(...) La gran batalla final tendrá lugar con el sistema electoral que se votará en el Congreso. Es curioso (o tal vez le sea funcional) que el radicalismo no salga al cruce de un sistema que lejos está de ser una panacea en Santa Fe como lo intenta vender el oficialismo a nivel nacional.

Kirchner se juega el resto en las primarias, apuesta todo a eso para retener a los caciques del conurbano. Yo me veo cada vez más lejos”, comentó a un allegado Carlos Reutemann a su regreso del exterior.

“¡Pensar que los socialistas me volvieron loco en la campaña asustando a la gente con que después del 28 de junio yo volvía con Kirchner. Y resulta que es Binner el que le vota todo! ¿Se darán cuenta de esto los santafesinos?”, agregó el Lole, a quien Eduardo Duhalde le hace el “aguante” hasta el año próximo con una candidatura que no será tal si el santafesino dice “sí”.

(...) Créase o no, luego de la estrepitosa derrota legislativa de junio, Néstor y Cristina recuperaron la estima, dominan el centro del escenario y “borocotean” con más intensidad que nunca.

Si los opositores “progres”, como el caso del PS en las Cámaras, siguen avalando todo cuanto sale de Olivos que nadie se sorprenda de la resurrección de Kirchner.

Este diario está en condiciones de adelantar en exclusiva que el nuevo desafío K será el adelantamiento de todo el proceso electoral.

Una medida que se clavará como un puñal en el desarticulado abanico opositor que, como hasta ahora, reaccionará tarde, mal y nunca. Por las dudas están avisados. (...)"


Eugenio Paillet en La Nueva Provincia, de Bahía Blanca, Buenos Aires

"(...) Veamos algunos aspectos que el texto de la ley no dice, pero que figuran en el espíritu de la redacción oficial. El primero de ellos es una ratificación de un concepto que había trascendido hace un par de semanas y que se fue confirmando con el paso de los días, que es el oculto deseo de Kirchner de embretar a la Unión Cívica Radical en un apoyo a la reforma, con el argumento de que es necesario volver al bipartidismo tradicional de la Argentina, aunque acotado, en este caso y en el tiempo histórico, a los dos grandes partidos que, con variada suerte, han dominado la escena política desde hace más de sesenta años.

En verdad, a Kirchner no le interesa recrear al radicalismo como fuerza capaz de posicionarse electoralmente, y hasta de volver al poder, si logra ganar una elección. Lo quiere como rival, a sabiendas del rechazo que todavía genera en la sociedad una fuerza que se mostró incompetente a la hora de gobernar y fue, en buena medida, responsable de la debacle que puso al país al borde del precipicio, en 2001, luego de la desastrosa administración de Fernando de la Rúa.

Sólo se entendería por un dato ese afán de Kirchner por, repentinamente, dar chapa al radicalismo: su deseo soterrado de enfrentar y vencer en una elección presidencial, cara a cara, al mendocino Julio Cobos, autor de las peores rabietas y de los más oscuros fantasmas que acosaron, y todavía acosan, al santacruceño.

La reforma de los Kirchner, tal como está redactada, significa, además, el acta de defunción para la mayoría de los partidos denominados "chicos", o "proyectos personalistas", como despectivamente los tildó Randazzo, cuando presentó los detalles de la ley. Debería servirles de lección, vale señalarlo, a esas agrupaciones.

Por esas paradojas de la política, o herejías que puede provocar el querer pertenecer al maravilloso universo kirchnerista, esos partidos chicos, de los que Kirchner se sirvió graciosamente para que le sostuvieran en el Congreso la grosera ley de Medios, son las víctimas centrales de esta reforma. Son los Macaluse, los Raimundi, los Lazcano, y hasta los Solanas, o tantos otros que pusieron el hombro y levantaron la mano para sancionar una ley cuyo objetivo ulterior es terminar con el periodismo independiente, los primeros que ahora desaparecerían del mapa. A menos que decidan, otra vez, colgarse del saco de Néstor o de la pollera de Cristina, aunque comprobarán, con el paso de los días, que la alianza les fue pagada, otra vez, con monedas de barro.

(...) Si gobernadores, intendentes y hasta simples caciques territoriales cometiesen el pecado de no apoyar a Kirchner en una interna, sabrán que les espera otra vez el desierto económico, producto del ahogo a que los someterá la Casa Rosada. El argumento se refuerza sobremanera si hay que prestar atención a los rumores que van y vienen por los despachos del poder, que aseguran que, otra vez, los Kirchner recurrirían al recurso de adelantar la fecha de las elecciones (en este caso, las internas, al año que viene), cuando, justamente por la misma ley que ellos impulsan, deberían realizarse a mediados de 2011. ¿Cuál de aquellos gobernadores o intendentes estaría en condiciones de retacear apoyo a la candidatura del ex presidente y exponerse, luego, a padecer un año largo de recortes de partidas o del cierre del grifo para obras públicas que maneja el ministerio de Planificación?

(...) Kirchner quiere la reforma política sancionada por el Congreso sin tocarle una coma y antes del 10 de diciembre. Sabe, como saben todos en el gobierno, que prolongar más allá de esa fecha el debate parlamentario puede depararle alguna sorpresa desagradable. Es, en rigor de verdad, lo que podría ocurrir y lo que, al menos, ha advertido en la intimidad el ministro Randazzo: que la ley deba ser tratada, inexorablemente, después del recambio legisladores y cuando el oficialismo perderá las mayorías que retiene en Diputados y en el Senado. Randazzo admitió, de manera imprevista, en las últimas horas del viernes, que no será posible conformar a Kirchner en todos sus términos.

En el mejor de los casos, espera que la Cámara Baja pueda dar media sanción a la reforma antes del 10 de diciembre, pero tendría que someterse a lograr la otra media sanción con la nueva composición de los senadores, donde el oficialismo perderá el número que le permitió, por caso, sancionar, en estos meses, la ley de Medios, las facultades delegadas y le permitirá, a todas luces, convertir en ley el presupuesto de 2010, con su paquete de prórrogas impositivas, algunas de las cuales encorsetarán aun más las economías provinciales. (...)".