El jefe de Gabinete, Aníbal Fernández, confirmó ayer lo que ya se sabía hace días: la Secretaría de Agricultura pasará a tener el rango de Ministerio y un político "todoterreno", que ocupó altos cargos en todos los últimos gobiernos de signo justicialista, estará al frente. El diputado bonaerense Julián Domínguez, de él se trata, asumirá hoy con la difícil tarea de recomponer relaciones con el sector agropecuario.

La jugada del kirchnerismo, que desde hace 18 meses mantiene una dura pelea con el agro, logró mover el tablero. Los dirigentes de la Mesa de Enlace anticiparon que asistirán hoy a la tarde a la Casa Rosada para presenciar la asunción de su nuevo interlocutor. "El sector venía exigiendo un Ministerio y por eso hay que considerarlo como un triunfo. Pero su importancia será relativa si el Gobierno no cambia la política agropecuaria que viene desarrollando", señaló Eduardo Buzzi, de Federación Agraria, que advirtió que de nada servirá "tener un hospital sin remedios ni enfermeros". El mismo tono desconfiado usaron Hugo Luis Biolcati, de la Rural, y Carlos Garetto, de Coninagro.

Los ruralistas quieren ver cuál es el margen de maniobra que tendrá Domínguez para negociar. Su antecesor, Carlos Cheppi, renunció a Agricultura con el perfil absolutamente desdibujado porque el trazo grueso de la política para el campo lo impusieron el secretario de Comercio, Guillermo Moreno, y el jefe de la AFIP, Ricardo Echegaray. La gran incógnita es si Domínguez podrá imponer una lógica diferente a la de la confrontación.

Hay alguna señal a favor de esa posibilidad. El kirchnerismo aprovecharía la creación del Ministerio de Agricultura para normalizar la situación de la ONCCA, un organismo que formalmente dependía del área pero que le fue hurtado por Echegaray cuando éste pasó a la AFIP. En rigor, los 200 trabajadores de esa oficina comenzaron el retorno a la sede de Agricultura. Domínguez habría puesto esa condición para asumir. Las denuncias de Clarín sobre subsidios truchos, que comprometen a gente ligada a Echegaray, apuraron esa decisión. De todos modos, el kirchnerismo puro no resignaría un presupuesto de $ 2.700 millones en 2010. Al frente de la ONCCA quedaría un ex ministro de Economía de Santa Cruz, Juan Manuel Campillo.

Ayer, Domínguez se dedicó a formar su equipo para el recreado Ministerio, que fue degradado a Secretaría en 1981, tras la presidencia de facto de Roberto Viola. Tendrá cuatro secretarías y dos gabinetes, uno político y otro técnico. En ninguno estará María del Carmen Alarcón, que seguirá dependiendo del Jefe de Gabinete.

Retendrá su cargo el titular de Pesca, Felipe Yahuar, muy cercano a Kirchner. Y Carla Campos Bilbao, esposa del intendente de Moreno, Andrés Arregui, se hará cargo de Desarrollo Rural.

En los ingresos están las sorpresas. Con rango de viceministro, ocupará una Secretaría el actual decano de Agronomía de la UBA, Lorenzo Basso. Y a cargo de una cuarta secretaría (anoche todavía no tenía nombre, pero se ocuparía del "desarrollo institucional") se ubicará a Andrea García, que como Domínguez proviene del PJ bonaerense. El ministro fue ex intendente de Chacabuco. García lo fue en Florentino Ameghino.

Junto a Domínguez reaparecerá otro funcionario del menemismo y el duhaldismo, el ex titular del SENASA, Bernardo Cané, hombre de estrecha confianza de Aníbal Fernández. No ocuparía ningún cargo formal, ya que en junio fue sobreseído en una causa que investigaba la existencia de una cuenta a su nombre en Suiza, en la que en 2003 se depositaron US$ 2 millones. Lo exoneró de culpas la Cámara Federal, debido a que la justicia suiza se negó a romper el secreto bancario.