Como redescubriendo esta alternativa, están muy activos. Cada día aumentan las órdenes.

Y lo hacen al compás de las mejoras en el precio del crudo. Si el petróleo sigue mejorando, aumentará la expectativa favorable respecto a la demanda de maíz por parte de la industria de biocombustibles.

En EE.UU. la cuestión es central. Este país es el primer productor del mundo, tiene un volumen anual de aproximadamente 330 millones de toneladas. De esta cantidad, para este año, se estima que más de 70 millones de toneladas deberán derivarse a la industria de biocombustibles.

Con un barril de petróleo por encima de u$s 70 los operadores financieros se entusiasman con esta opción, sobre todo en un mundo donde las economías están sujetas a mayores presiones inflacionarias.

El crudo West Texas Intermediate (WTI) para entrega en julio, de referencia en Estados Unidos, se cotiza en torno a un nivel de u$s 73,  el más alto en más de siete meses. Este valor es significativo pues ya duplica –con creces- al alcanzado en diciembre último, cuando apenas superaba u$s 35.

Hay optimismo respecto al nuevo cuadro energético. En las plazas financieras se está considerando la posibilidad de que la demanda de crudo haya superado la caída y que esté entrando en una etapa de recuperación.

Varios analistas hablan de un valor del crudo próximo a u$s 85 para fin de este año.

Pero la cuestión no está ligada únicamente al petróleo, también tiene una estrecha vinculación con los problemas de humedad en EE.UU. primero en el ranking de los países exportadores ya que vende al exterior alrededor de 70 millones.

Las lluvias desmedidas en la región del Medio Oeste, abren serios interrogantes sobre la suerte de los cultivos. No se podría cumplir con la intención de siembra, sobre todo en Indiana e Illinois, y de hecho la superficie caería en más de 5 %.

Hay quienes estiman que ya habría habido una pérdida de varias decenas de millones de toneladas.

No sorprende entonces que el mercado local, al cierre de esta nota del día 11 de junio, haya mejorado tanto. La exportación pagó $ 450 por el cereal con entrega inmediata. Y se supo de ofertas, por el grano de la próxima campaña a u$s 130 con entrega en marzo/abril.

Como vemos el cuadro es alentador. Oferta en baja, demanda en suba.

Pero… cuando a uno se le cae el ánimo es cuando observa lo que está pasando acá, en el país de las intervenciones.

Está clarísimo: existe una fuerte disparidad entre los valores internacionales y el precio local. Las autoridades no se cansan de repetir que el maíz fue “favorecido” con una reducción en las retenciones. Pero, poco importa ello cuando no se realizan exportaciones. Porque el intercambio con el exterior sufre permanentes agresiones.

La gravedad de la intervención comienza a verse cuando el Estado irrumpe en el mercado cerealero y dispone cierres en las exportaciones. De esta forma, la relación mundo externo - mundo interno pasa a tener un comportamiento espasmódico.

Hay que decirlo claramente: la Argentina está fuera del mercado mundial.

Así las cosas, pocos sembrarán. Justo ahora que el mercado mundial presenta un panorama envidiable.

Si no se logra reducir el nivel de las alícuotas en los derechos de exportación y si no se mejora la fluidez del mercado local, con sus instituciones activas otra vez, el maíz seguirá su camino hacia la oscuridad.