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“Campo” o “sector agropecuario”. “Paro” o “lock out (patronal)”. “Oligarquía” o “pools de siembra”. En el medio de tal disyuntiva comunicacional, la sociedad. Entre tal batalla, los periodistas, los redactores, y los directores de medios. En la última semana, circularon cartas y notas, que se publicaron como misiles. “Harto de Verbitsky, sobre el paro”, escribió Matías Longoni, periodista de Clarín, en respuesta a las notas del escritor sobre los términos aplicados a los cortes de ruta y la paralización del comercio por parte de los productores.

“Escribo para decirles que me tienen podrido Horacio Verbitsky y sus lecciones sobre el buen periodismo. Realmente cansado. Leo en su edición de hoy en el DsD que en su habitual columna dominical en Página/12 ese "prócer" del periodismo, al que los más jóvenes no deberíamos atrevernos a cuestionar, vuelve a criticar las coberturas de Clarín -diario para el que trabajo- y La Nación sobre el conflicto entre el Gobierno y el campo”, encabezó Longoni su artículo.

Verbitsky había publicado que “tal como ocurrió a partir de marzo, los grandes diarios asociados a la agresión la califican como "paro" o "protesta" y son asombrosamente genéricos a la hora de explicitar sus causas". El periodista que refuta esas ideas contestó: “Como si hubiese descubierto la pólvora en otra de sus maravillosas investigaciones, revela que ambas empresas son socias en Expoagro. Y atribuye a esa situación el tenor editorial de sus respectivas coberturas”.

Los lectores no tardaron en dar sus opiniones al respecto: “Verbitsky agrega información para que el lector pueda entender el porqué del apoyo volcado por los medios al lockout patronal agrario. Obviamente se discutían intereses, plata, hablando en criollo. Móviles que transmitían diariamente en vivo y en directo lo que acontecía en los cortes de rutas (…)”.

Asimismo, el público se cuestiona por qué los medios le dieron tanto espacio informativo al conflicto agrario: “Mantuvieron en vilo a la población haciendo de un conflicto sectorial una cuestión nacional. Ni siquiera la actual caída del capitalismo especulativo mundial provocó, al menos hasta hoy, tanta zozobra y preocupación”, escribió Alberto Frisco, de Quilmes.

Tal vez, usted ya lo haya hecho, pero en estas situaciones a veces es preciso recurrir a la Real Academia Española (o a algún diccionario Inglés-Español).
Paro: acción y efecto de parar (cesar en el movimiento o en la acción). Interrupción de actividades colectivas por iniciativa de algún grupo social o de una autoridad.
Lock out: cierre de fábricas, talleres, etc., por parte de la empresa como respuesta a una situación de huelga.

Ni Verbitsky ni Longoni desconocen las implicancias de ambos términos y del efecto que causa el uso de ellas: “Pero Verbitsky me enseña que de lo que yo escribo hace tantos años es en realidad un "lock out" de las patronales sojeras y oligárquicas. Y apunta que si yo escribo como escribo es porque la empresa para la cual trabajo está inmersa en un complot de proporciones mayúsculas. Me tiene podrido”, continúa el conductor de “Bichos de Campo”.

“Me tiene podrido Verbitsky, que me enseña que debo hablar de "lock out". Pienso por qué habría de hacerlo. Los que algo sabemos de agro, tenemos claro que la protesta del sector es protagonizada por decenas de miles de productores que en realidad son empresas familiares, unipersonales, y muchas veces hasta monotributistas. Igual que muchos periodistas y colaboradores de los medios, facturan cada vez que realizan un trabajo: a veces ganan más que los escribas, pero muchas otras ganan menos”.

Las conclusiones quedarán en el poder del lector, pero resulta imprescindible citar al periodista y escritor Rodolfo Walsh: “Tenés un arma: la máquina de escribir. Según cómo la manejás es un abanico o una pistola y podés utilizarla para producir resultados tangibles” (…) “con cada máquina de escribir y un papel podés mover a la gente en grado incalculable. No tengo la menor duda.”. Yo tampoco. La experiencia lo ha demostrado.

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