El sector manisero argentino es una importante economía regional que exporta productos de elevado valor agregado, generando ingresos por 1.000 millones de dólares por año. Asimismo, Argentina es un país líder en los mercados globales, siendo el primer exportador mundial de este grano.

Frente a la extrema sequía que afecta a todas las regiones productivas, el maní, un cultivo de verano, no escapa al impacto de esta situación extraordinaria. Por ello, se espera una reducción del área sembrada del cultivo del 13% para este ciclo.

A la menor superficie proyectada, se suman otros factores que hacen a la realidad: un aumento significativo de los costos de producción y valores de arrendamientos que duplicaron sus precios en los últimos tres años.

Pero la gran preocupación de nuestra cadena agroindustrial, ahora, está centrada en los mercados internacionales ya que, bajo las condiciones actuales, Argentina está perdiendo competitividad, más allá de la altísima calidad de sus productos, el servicio eficiente y la reputación de los exportadores.

De esta forma, en los mercados más sensibles al precio, en referencia a grandes compradores como Rusia y Argelia, el maní argentino está cediendo lugares relevantes, que está tomando Brasil.

Este retroceso y pérdida de liderazgo se debe, principalmente, al perjuicio de sostener los derechos de exportación que, si bien fueron parcialmente reducidos en 2021, siguen afectando las competencias del maní argentino, a causa de sus efectos distorsivos.

La eliminación total de los derechos de exportación, a cada uno de los productores derivados de nuestra agroindustria, es más urgente que nunca.

Frente a todos los condicionantes expuestos, los maniseros argentinos nos encontramos seriamente preocupados debido a que pagamos un impuesto que no tributan nuestros competidores y pueda afectar, posteriormente, las cuotas de mercado de nuestro grano, conquistadas con tanto esfuerzo y trabajo a lo largo de los años. Es importante destacar que a otras economías regionales se les ha quitado el tributo. Pero el maní y algún otro cultivo regional continúan a la espera de esta quita.