La situación de la soja es muy diferente a la de los cereales, al menos desde el punto de vista de la terrible guerra, que enfrenta Ucrania con Rusia.

Pese el declamado poderío, en términos de armamentos, de parte del gigante ruso, la guerra sigue en pie sin que se vislumbre un horizonte de finalización.

La tensión internacional de precios de los cereales, a raíz principalmente de cómo siga la vigencia del corredor exportador del Mar Negro, no deja respirar a los operadores.

Ucrania y Rusia son jugadores centrales en el mercado de cereales.

El ajustado balance de oferta y demanda mundial tiende a una suerte cuello de botella si las exportaciones no recobran el movimiento existente antes de la guerra.

Este problema se agrava si consideramos la sequía que afecta a varias regiones del mundo.

En cambio, en ese sentido, el mercado de la soja, ha logrado mayor estabilidad con respecto al ciclo previo, pese a los problemas climáticos y el fantasma de la recesión mundial.

Con este cuadro, resulta extremadamente difícil prever el comportamiento de los precios del complejo sojero pues ahora estaríamos ingresando a una etapa de recesión global.

En este sentido es China el país que muestra un mayor interrogante. Porque la demanda revela signos más que preocupantes.

En tanto ayer lunes, se registraron suaves subas en los valores en Chicago, fundamentalmente, por las mejoras del aceite y por cierta recuperación de exportaciones, de acuerdo al reporte de inspección de embarques. La semana que va del 7 al 13 de octubre muestra 1.882.000, claramente por arriba del volumen de la semana previa, de 976.877 toneladas.

En principio se podría decir que las mejoras no fueron superiores por el raudo avance de la cosecha en EE.UU. donde el clima permite el avance sin mayores problemas de las máquinas.

Otro elemento en contra de los precios es la favorable evolución de la siembra en Brasil.

Los pronósticos de lluvias en las áreas más necesitadas de humedad del Centro-Oeste del país han entusiasmado a los agricultores a sembrar.

Es por ello, que el operativo de siembra en Brasil camina sobre ruedas.

Se trata de una situación diametralmente opuesta a la de Argentina, donde los productores miran con enorme preocupación el futuro inmediato, pues la cama de siembra carece casi de humedad.

En caso de no llover en los próximos días, no solo la soja sino el maíz tardío se verán en aprietos.