La semana comenzó con suaves alzas de precios para la soja, en Chicago.

La respuesta al porqué de esta mejora la encontramos en la expectativa de los operadores de una mayor demanda china, que ha regresado al ruedo, luego de los feriados de la semana pasada.

A ello, se agrega el reporte de inspección positivo de embarques desde EE.UU.

Para el período que va del 30 de septiembre al 6 de octubre,  el informe semanal sobre la inspección de embarques de soja del USDA detalló despachos por 969.212 toneladas, por encima de las 585.271 toneladas de la semana previa.

Obviamente, con la presión del avance de la trilla de soja en ese país del norte, las alzas se ven compelidas a no acentuarse. La cosecha camina sin mayores problemas.

Además, en el sur, concretamente en Brasil, las precipitaciones recientes incrementan la humedad en la cama de siembra y alientan buenas perspectivas productivas. Todo lo contrario a lo que, hasta el momento, sucede en nuestro país.

Así las cosas, no extraña que las estimaciones de producción, para el país vecino, sean tan positivas. De hecho se habla de un volumen de aproximadamente 152 millones de toneladas, para la nueva campaña.

Otro elemento que patea en contra de la mejora de precios es el comportamiento del dólar en relación a las demás divisas.

El índice dólar alcanzó un máximo de casi dos semanas. Y el rendimiento de los bonos del Tesoro estadounidense a 10 años su ubica apenas por debajo del 4%.

En este encuadre, no se aguarda una política más flexible para las tasas de interés por parte de la Reserva Federal de EE.UU.

El jueves se conocerán los datos de inflación. Como se espera que siga alta, la expectativa es de continúen las tasas de interés elevadas.

En tanto el mundo da que pensar. Para mal.

Y los analistas encuentran serias dificultades para hacer predicciones para el futuro, en vista de los hechos acaecidos este año, tanto en lo climático, económico como geopolítico.

Para colmo de males, en nuestro país, además, emergen de tanto en tanto nuevas y desafiantes políticas que impiden la toma de decisiones, a consecuencia de las distorsiones que, en los mercados, ellas provocan.

Pese al panorama climático, económico y geopolítico global, para la campaña 2022/23 se estima un incremento de la producción de soja. Claro está: al final del día, lo que importa es cuánto producirá América del Sur, con Brasil y Argentina a la cabeza.

Aunque, según  el USDA, China tendría una recuperación en la demanda de las oleaginosas, luego de un consumo disminuido dada su su política de cero COVID.

Mientras tanto, en nuestro país, lógico sería aguardar cierta firmeza en los precios luego de la elevada venta de soja por parte de los productores.

El gráfico de la BCBA es claro.

Compras de la industria y la exportación

Acá se puede apreciar cómo, a partir de mediados del año pasado, la ventas de soja fueron cayendo. Algo usual en todos años.

Pero este año, a lo largo de septiembre (dólar soja), se elevaron a niveles récord. Por ello, deberíamos esperar una (muy) pronunciada caída de ventas hasta la nueva campaña.

Tal fenómeno debería alejar el precio interno del externo, a favor del local.