La dieta MIND se basa en la recomendación de componentes alimentarios que han demostrado ser neuroprotectores. Enfatiza principalmente en el consumo de alimentos naturales y limita la ingesta de productos potencialmente dañinos a la salud del cerebro, como aquellos ricos en grasas saturadas y trans.

Esta dieta incluye a la carne de pollo como uno de los 10 alimentos aconsejados para incorporar a la rutina. El principal aspecto nutricional que tiene es el alto aporte de proteínas de excelente calidad y de muy fácil masticación y digestibilidad.

Otra de las ventajas es el bajo contenido de grasas, cuando se come sin piel, y la calidad de las mismas, ya que son de predominio cardiosaludable. La carne de pollo es también fuente de 8 vitaminas y minerales, entre ellos, vitaminas del complejo B, colina, fósforo, zinc y selenio, un potente antioxidante. Además, su aporte de sodio es muy bajo, sólo cubre 5% de la recomendación de ingesta diaria recomendada por la Organización Mundial de la Salud.
Todas estas características, sumadas a la versatilidad, practicidad, terneza y disponibilidad, hacen de ella una carne protagonista en la dieta MIND y en los diferentes patrones alimentarios que persiguen como objetivo las mejoras de la salud de las personas.

Para conocer más sobre la importancia de la carne de pollo y la dieta MIND recomendamos leer el artículo de CINCAP en su página web.