En la actualidad, la producción agropecuaria primaria dejó de ser el factor central. Hoy la sostenibilidad, la calidad y el impacto del ambiente cobran más importancia y requieren un mejor entendimiento de las interrelaciones entre los sectores y las actividades.

Puntualmente, los últimos dos informes del IPCC (Panel Intergubernamental de Cambio Climático) alertan sobre las mayores implicancias de los aumentos de temperatura: “Vamos a una velocidad de deterioro mucho más grande del que preveíamos”, advierte el documento.

Figura 1 Factores que afectan el desarrollo de la bioenergía a nivel mundial.

En este sentido, es necesario prestar atención a las señales y apostar fuerte a los biocombustibles, el biometano, el biodiesel y el bioetanol, porque son los productos derivados del sector agrícola que nos permitirán, en un futuro no muy lejano, una reducción de emisiones muy importante en muy corto período de tiempo.

Las turbulencias en los mercados internacionales provocadas por el fenómeno económico postpandemia, sumado a la invasión en Ucrania, vuelven a alzar las voces en el mundo pidiendo medidas para contrarrestar la suba de alimentos.

Estas reacciones no consideran el carácter sistémico de los mercados ni sus complejas interacciones. Estudios sobre seguridad alimentaria indican que la misma está relacionada con el ingreso de los habitantes y no con el precio de los alimentos.

Tratar de generar bajas en los precios provoca desincentivos en la producción y agrava el problema en lugar de solucionarlo. Para laboratorio de pruebas la Argentina es un paraíso. Cabe recordar la célebre política de control de precios de la carne vacuna que provocó una caída histórica en el número de cabezas y terminó con una fuerte suba de este tipo de productos.

Una de las primeras víctimas señalada como culpable son los biocombustibles y en particular aquellos derivados como coproductos de cultivos que se destinan prioritariamente al mercado de los alimentos para animales y humanos.

Una nueva ola de presiones se ha iniciado en la Unión Europea para modificar los límites establecidos para considerar un cultivo como de alto riesgo de cambio indirecto del suelo (iLUC). Muchas publicaciones y organizaciones ambientales se suman a esta ola sin detenerse a analizar qué están difundiendo.

En primer lugar, el iLUC, si bien se puede explicar en la teoría, en la práctica nadie sabe cómo medir o predecir cambios en la expansión de los cultivos a nivel planetario. Recientemente se presentó un estudio encargado por Bruselas en el cual si bien en su título figura el iLUC, en realidad se limitó a estudiar expansiones de los principales cultivos en diferentes regiones del mundo para luego aplicar una curiosa fórmula que se ha propuesto en un acto delegado.

El gran error de todos estos planteos es la relación entre cultivos y biocombustibles que en la práctica casi no existe, debido a que la dinámica de la expansión, contracción o intensificación de estos depende de una gran cantidad de factores, siendo uno de los principales los precios de los componentes mayoritarios destinados a alimentos.
En la práctica, todos estos movimientos se orientan a reducir la participación de biodiesel y bioetanol provenientes de coproductos de cultivos multipropósito mal llamados alimenticios. Reducir la proporción de biocombustibles basados en cultivos multipropósito logra el efecto contrario al buscado obstaculizando la supuesta llamada seguridad alimentaria, la producción de proteínas, los ingresos de los productores agropecuarios y la acción climática a largo plazo.

La reducción y ahora el planteo de aumento de las restricciones futuras a los biocombustibles provenientes de cultivos multipropósito tendrá efectos a corto plazo sobre los precios y la disponibilidad, pero envía una señal equivocada a todo el sector, desalentando la inversión, intensificación y aumento de la producción a largo plazo.

De acuerdo con la historia - este país ya ha tenido experiencias de todo tipo- las intervenciones provocan que el mercado encuentre un nuevo equilibrio donde se ajusten todas las inversiones al nuevo nivel de precios, así como al incremento de la inestabilidad. Estos equilibrios se ubican a la baja y, por ende, provocan una reducción en los niveles de producción, caída en el empleo y el ingreso, así como también mayor desocupación.

Si se estudia en detalle el efecto que tuvo la incorporación de un nuevo mercado a uno o más coproductos de los cultivos multipropósito, se llega a la conclusión de que los mismos ayudaron a estabilizar los precios y a dar mayor previsibilidad a todos los actores de la cadena de producción y transformación. Lo que se ha logrado es el incremento de la disponibilidad de insumos para la alimentación de alto contenido proteico que provocó también un incremento en las posibilidades de producción de proteína animal de diferentes especies. Este círculo virtuoso ha posibilitado la baja de precios y mayores oportunidades de crecimiento y empleo.

A lo descripto debemos sumar el nacimiento de una nueva industria que podemos nombrar como biorefinerías, donde la biomasa es transformada logrando la aparición de nuevos productos en el mercado de origen biológico y con muy bajo impacto ambiental. A modo de ejemplo podemos citar la glicerina y el dióxido de carbono biogénico. Decir que se convierte soja, maíz u otro cultivo multipropósito en energía es concretamente una mentira.

En realidad, lo que se incorporan son nuevos usos a diferentes componentes que hacen a la constitución de un grano como el almidón, fibras, azúcar, proteínas, etc.

Estas biorefinerías están integrando tecnologías que permiten el uso de sus corrientes, que antes eran descartadas generado nuevas fuentes de energía y provocando una reducción aún mayor de su huella de carbono. La existencia de un mercado para los biocombustibles basados en cultivos multipropósito, como por ejemplo la soja y el maíz, conduce a una producción de coproductos alimenticios que ayuda a atender la creciente demanda. La flexibilidad de las biorefinerías que se han generado con este nuevo mercado también posibilita ante crisis o situaciones excepcionales cambiar destinos para atender demandas circunstanciales de ciertos productos.

El desarrollo de una importante capacidad instalada de biocombustibles permite a los países aumentar el grado de autonomía y disponibilidad estratégica de combustibles, elemento esencial en la cadena de producción de alimentos. En la Argentina hemos tenido el claro ejemplo de cómo el biodiesel pasó a formar parte de una estrategia para suplir la falta de gasoil.

Los biocombustibles dependen de la transformación de biomasa, la misma tiene como características una baja densidad energética y una alta dispersión geográfica. La consecuencia de estas características implica que el negocio de la biomasa es fundamentalmente un negocio de logística y transporte. Los biocombustibles no son ajenos a esta característica y por lo tanto se desarrollan en lugares donde existen sistemas de transporte y logística derivados de otros usos como el alimentario.

FIGURA 2: Característica de la biomasa

Como fundamentos globales del desarrollo de los biocombustibles modernos podemos citar a todos los indicadores relacionados con la sustentabilidad.

Podemos ver cómo los biocombustibles se evalúan en función de indicadores globales como los objetivos del desarrollo sustentable de Naciones Unidas. Otros indicadores importantes se relacionan con las emisiones de gases efecto invernadero y la huella de carbono.
La importancia de los biocombustibles frente a todas las rutas tecnológicas que se están desarrollando para reemplazar a los combustibles fósiles radica en su potencialidad de reducir, en un corto período del tiempo, las emisiones globales, hasta tanto maduren las otras tecnologías. Esto está basado en qué su utilización implica muy pocos cambios en las tecnologías de los motores actuales y su transporte y comercialización no encuentran fuertes limitantes. En resumen, la utilización de biocombustibles a gran escala en mezclas o formas puras lograrían una drástica reducción de las emisiones de gases de efecto invernadero en un corto período de tiempo.

FIGURA 3 Velocidades de reducción de emisiones y consecuencia para el total emitido

Los mandatos de corte de biocombustibles se están incrementando en muchos países del mundo por razones ambientales y estratégicas. El biodiésel en particular está tomando un rol protagónico dado el decreciente nivel de producción de gasoil fósil a nivel mundial.
Un nuevo biocombustible como es el bio metano está incrementando su participación en determinados mercados, como el europeo, frente al corte de suministro del gas fósil ruso. Este biocombustible posee una importante relación con los sistemas productivos dado que no sólo se alimenta de biomasa, sino que devuelve por medio de los digeridos los nutrientes y el carbón al suelo.

El biogás y el bio metano, bajo el concepto de biogás hecho correctamente, constituye una técnica que se ha vuelto muy prometedora dado que el uso correcto de los digeridos implica incrementos en la captura de carbono y la posibilidad de obtener un biocombustible con emisiones negativas.

Otra característica que hace a la sustentabilidad de los biocombustibles está centrada en el desarrollo de diversos coproductos de alto valor agregado. El conjunto de productos que constituyen la pirámide de transformación de la biomasa permite la sustentabilidad del negocio brindando estabilidad y un mayor nivel de ingresos.

Diferentes organismos internacionales nos brindan proyecciones de crecimiento y participación de los biocombustibles en los distintos mercados del mundo. Las características del mundo actual hacen muy difícil que dichas predicciones se puedan cumplir. Dentro de las predicciones también se asignan distintas participaciones a biocombustibles de diferente generación. Muchas de estas predicciones se basan en características especiales de las nuevas generaciones que deben ser probadas. Nuestra experiencia con biocombustibles celulósicos ha sido hasta el momento negativa desde el punto de vista ambiental y energético.

Con respecto a la movilidad, hoy conviven diferentes tecnologías en el desarrollo de nuevos vehículos. La preponderancia de una tecnología sobre otra está condicionada a la característica de la matriz energética y provisión de biomasa de cada país o región. Los países con fuerte disponibilidad de biomasa y una matriz energética fósil son los indicados para el desarrollo de tecnologías híbridas, sumando lo mejor de los biocombustibles y la energía eléctrica.

Otra ventaja de los biocombustibles en relación con la actual tecnología de baterías se encuentra vinculada con la densidad energética y el piso necesario para lograr autonomía de los vehículos. Existen mercados fuertemente limitados para alternativas eléctricas, como el de la aviación. En estos mercados se encuentran en pleno desarrollo los nuevos biocombustibles de baja emisión.

Otra marcada tendencia a nivel mundial es la sumatoria de tecnologías ligadas a los biocombustibles funcionando coordinadamente. En estos casos se logra una sinergia entre biocombustibles de diferente origen completando la circularidad del uso de la biomasa.
Entre los coproductos que se están desarrollando en las bio refinerías productoras de biocombustibles existen muchos relacionados con la producción agropecuaria. Los procesos de transformación del maíz y soja, por ejemplo, permiten la obtención de alimentos proteicos a menor costo. En el caso de las plantas de biogás se obtienen diferente tipo de fertilizantes aplicables al suelo.

De las tendencias mundiales, Argentina ha desarrollado a nivel agroindustrial y de campo alternativas bioenergéticas con un marcado desarrollo. De las evaluaciones realizadas podemos concluir que los biocombustibles líquidos bio etanol y biodiésel superan el 70% de reducción de emisiones.

El INTA culminó un estudio sobre gases efecto invernadero de plantas de biogás. Las plantas se integran a una biorrefinería de bioetanol de almidón de maíz ubicada en la provincia de Córdoba, Argentina, y reciben estiércol de un corral de engorde y otros residuos agroidustriales de la industria láctea y aceite de cocina recuperado.

Para el cálculo de las emisiones energéticas se utilizó como guía la metodología presente en el Anexo VI de la Directiva Europea RED II: que puede ser certificable en el futuro "normas para el cálculo de las emisiones de gases de efecto invernadero procedentes de combustibles procedentes de la biomasa y sus combustibles fósiles de referencia".

Para el cálculo de las emisiones de digestato, se siguió una metodología propia. Se otorgó un crédito de 45 gCO2/Mw a las plantas que reciben estiércol del corral de engorde de acuerdo a lo establecido por la normativa europea en esos casos. Las emisiones fugitivas se estimaron según el ISCC en un 1%.

La producción total anual del complejo alcanzó los 24.137.469 m3 de biogás, 57.202 MWh de electricidad inyectada a la red nacional y 26.316 MWh como energía térmica utilizada en la biorrefinería. Un total de 320.000 m3 de digestato se produjeron y se lo utiliza en fertiirrigación y en parte se reinyecta en la biorrefinería.

Se obtuvo una emisión de entre 1,04 y 1,14 gCO2/MJ. Estableciendo una comparación entre la generación de energía de forma estándar (a partir de gas fósil) y la generación a partir de biogás, se logró una reducción media del 98,5%, muy cercana a la carbono neutralidad tan buscada en el mundo de hoy. Comparando la producción de energía térmica, la reducción fue de más del 98 % muy cercana a la neutralidad de carbono.

Se continuará trabajando junto a la empresa con el fin de mejorar aún más estos excelentes resultados, para llegar a lograr un biocombustible y bioelectricidad con emisión negativa. De esta manera, al usarlo, en lugar de emitir a la atmósfera se estará capturando. Los resultados abren un enorme panorama de desarrollo a todo tipo de energía que se produce en la planta de biogás como bioelectricidad, biometano y calor.

Como gran conclusión de esta recorrida por “el mundo de los biocombustibles”, podemos decir que su desarrollo y crecimiento es muy probable, siempre y cuando se realicen atendiendo a los cuidados ambientales y contribuyan a una marcada reducción de los gases efecto invernadero. Por otro lado, la sustentabilidad económica de la producción sostenida de biocombustibles estará condicionada al desarrollo y comercialización de coproductos con alto valor agregado.

Fuente: Consejo de los Profesionales del Agro, Alimentos y Agroindustria