Para las dos primeras metas se han comenzado a tomar medidas y a realizar promesas, pero resultan insuficientes para revertir la situación actual.

El déficit primario en julio fue de $ 75.947 millones, y en lo que va del año asciende a más de $870.000 millones. El objetivo fiscal establecido en el acuerdo con el FMI es llegar a septiembre con un déficit inferior a los $912.000 millones. Esto indica que no se cumplió con la meta fiscal en julio, dado que se superó el objetivo proporcional a este mes en un 24%.

Luego de que el FMI le cerrara al gobierno la opción de contabilizar como ingresos corrientes a los ingresos extraordinarios provenientes de las rentas de la propiedad, quedó al descubierto el incumplimiento de la meta fiscal.

Tampoco se cumplió con las metas monetarias. El Banco Central emitió en julio un total de $195.000 millones en concepto de adelantos transitorios al Tesoro, acumulando así una emisión que supera los $950.000 millones en el transcurso del año. Este monto duplica el objetivo fijado para la emisión de julio.

Otro frente aún más complicado de cumplir es el relacionado a las reservas internacionales. En el acuerdo con el FMI se fijó un piso acumulado en la variación de las reservas netas del Banco Central de 4,4% para septiembre. Al 31 de diciembre del 2021 las reservas netas ascendían a US$2.325 millones, sin embargo, actualmente se ubican alrededor de la mitad de ese monto. Es decir que, en un contexto en que las exportaciones se encuentran a niveles récord, no solamente no se están acumulando o manteniendo las reservas, sino que por el contrario vienen cayendo a pasos agigantados, lo que nos aleja cada vez más del cumplimiento de la meta establecida en el acuerdo.

El notable incremento en la recaudación, motorizado por los impuestos a las Ganancias y sobre los Bienes Personales, y la desaceleración del crecimiento real del gasto primario permitieron reducir por primera vez en el año el déficit fiscal interanual. Sin embargo, para continuar con este sendero es apremiante resolver la crisis del sistema previsional y el esquema de subsidios energéticos, los cuales volvieron a aumentar tras el incremento de los precios internacionales de hidrocarburos.

El pasado 8 de agosto el Ministerio de Economía reintegró al BCRA $10.000 millones. Sin embargo, este monto lejos está de tener algún impacto en la reducción de la emisión, al representar tan solo un 1% de lo que el BCRA le adelantó al Tesoro en el 2022. Mantener la promesa de no utilizar más esta herramienta como financiamiento del Tesoro en lo que resta del año resulta fundamental para no seguir alejándonos de la meta fijada.

Finalmente, la preocupante pérdida de reservas es el resultado de un Banco Central que intenta estabilizar el mercado cambiario, del pago de intereses de deuda y del alza en las importaciones de energía y combustibles. Continuar desdoblando el tipo de cambio, por ejemplo con el “dólar soja”, es tan solo una medida de corto plazo. En un futuro será inevitable tender hacia una cierta homogeneidad en los diferentes tipos de cambios.

Fuente: Idesa