TENDENCIAS CLIMÁTICAS

El monitoreo de las temperaturas de las aguas superficiales del Pacífico Ecuatorial central, no arroja una situación diferenciada para el promedio del mes de junio respecto de lo que mostrara el mes de mayo. El fenómeno La Niña, algo más debilitado sigue presente. Los modelos de pronóstico no anticipan cambios en este sentido. El resto del invierno y la transición hacia la primavera, difícilmente presenten novedades en este indicador.

En el inicio del otoño, se abrigaba la posibilidad de que el debilitamiento de La Niña que por entonces favorecía la mejora del patrón pluvial, fuera convergiendo hacia un estado de neutralidad. Lamentablemente el enfriamiento de la cuenca central de Pacífico Ecuatorial no cedió por completo, lo cual casi garantiza la continuidad del evento para la primavera del hemisferio sur. No es que en la actualidad se imponga un enfriamiento de características importantes, sin embargo, el mismo es suficiente como para que los pronósticos proyecten su continuidad para lo que queda del año.

Sobre a las costas del Atlántico, también se notan anomalías frías. La corriente de Malvinas distribuye aguas que presentan promedios de temperatura superficial inferiores a las normales. Esto puede favorecer la continuidad y el anclaje de zonas de alta presión en la zona mixta entre el continente y el océano.

Las condiciones de circulación claramente responden a un patrón invernal. El otoño frío se prolongó en un mes de junio que también vio promediados sus registros térmicos por debajo de los valores normales en una buena parte del país. El continente enfriado en forma sostenida, con los océanos fríos, constituyen un escenario propicio para el transito lento de las zonas de alta presión.

Si bien se han dado buena frecuencia de pasajes frontales, los mismos encuentran muy poca humedad a su paso. Las ondas de la atmosfera media, son chatas, solo favorecen el desarrollo de nubosidad baja cuando se dan las entradas de los frentes que pueden generar algo de inestabilidad. Por eso hemos visto muchos días grises y fríos. Eventualmente las nubes bajas limitan la aparición de heladas pero a su vez son obstáculo para el crecimiento de las máximas, dejando temperaturas medias más bajas que las normales para la época.

Naturalmente es básico esperar que la circulación del sector sur sea la predominante al menos por unos cuarenta y cinco días. Solo un comportamiento disruptivo de los vientos del sector noreste podría generar un avance de aire tropical. Esto es improbable dentro de este período. Normalmente las primeras señales en ese sentido comienzan a notarse en la segunda quincena de agosto.

Es difícil esperar cambios respecto de lo que vino sucediendo en el último bimestre. La situación parece volcada a validar el paso deficitario del invierno. Entendemos que la franja este del país, sobre todo el litoral (ER, este de SF), puede sumar lluvias con mayor efectividad. El norte de la Mesopotamia seguirá siendo la zona con mejores posibilidades de lograr el patrón normal de lluvias. Esto también puede darse en el área más húmeda de la Patagonia, o sea el noroeste de la misma. Las lluvias y nevadas serán más irregulares sobre los andes hacia el sur y hacia la región cuyana.

En cuanto a las temperaturas, las mismas no experimentarán una tendencia tan marcada hacia los enfriamientos, no se perfila una frecuencia elevada de masas de origen polar. De todas maneras estamos transitando el mes más frío del año con lo cual seguramente, el repunte térmico será más notorio durante agosto.