En el plano fiscal, la meta se reporta cumplida con un margen del 28%, ya que el déficit primario en los primeros cuatro meses del año fue de $272 mil millones, frente a la meta acordada de $378 mil millones. Sin embargo, estos datos no son genuinos, ya que no son consecuencia de cambios estructurales en el mal manejo de las cuentas públicas, sino que provienen de artilugios contables, que ya fueron limitados para los meses siguientes.

Desde marzo se venía usando un “maquillaje” fiscal que implica registrar como ingresos corrientes a ingresos extraordinarios provenientes de “Otras rentas de la propiedad”, las cuales surgen de la diferencia entre el valor nominal de los bonos que emite el Ministerio de Economía y el precio al que efectivamente los coloca. Estos ingresos acumularon más de $300 mil millones en abril, representando así un incremento del 626% respecto al mismo periodo de 2021. No obstante, al excluir este concepto (o incluso al considerar un crecimiento similar a años anteriores), el déficit primario supera ampliamente el límite establecido: sin maquillaje, se estaría incumpliendo la meta en un 52%.

Al inflar los ingresos de esta forma se pudo compensar, en parte, los fuertes incrementos en los distintos componentes del gasto, principalmente en subsidios económicos (131%), traccionados sobre todo por los destinados al sector energético, los cuales aumentaron 166% interanual.

Con casi todas las categorías de gasto incrementándose por encima de la inflación y sin el artilugio contable usado hasta ahora, es casi un hecho que no se logre cumplir con la meta fiscal de 2,5% del PBI pactada para este año. El gasto debería ordenarse, pero todo indica que no es algo que esté en los planes.

En el plano monetario la meta también se reporta cumplida, con un margen de 40%. Pero con esta dinámica del gasto público y las colocaciones de deuda local que cada vez permiten obtener menos fondos de los necesarios para financiar el déficit fiscal, es altamente factible que sobre fin de año la meta de emisión monetaria también se incumpla.

Cumplir o no cumplir con el FMI, que se flexibilicen las metas cuatrimestrales o no, que el FMI perdone o no lo haga… nada de eso garantiza consistencia en las políticas internas. Mientras que en lugar de ordenar el gasto para reducir el déficit mejorando la calidad de gestión del Estado se siga poniendo en el centro del debate flexibilizar las metas la inflación, la decadencia y la pobreza seguirán siendo la moneda corriente.

Fuente: Idesa.org