Muchos son los elementos para pensar en un mercado sostenido para los granos.

La negociación, que lleva a cabo la Unión Europea con el fin de que puedan salir de Ucrania los granos retenidos desde el comienzo de la guerra, no avanza. El tema sigue en el tablero sin prosperar.

Las enormes dificultades del puerto de Odessa impiden la salida de los commodities, a través del Mar Negro, conocido como “la perla del mar negro”.

Vale destacar que Ucrania es, sin duda alguna, el primerísimo exportador de aceite de girasol con casi el 50% del comercio global. Imaginen lo que este problema significa para el suministro mundial.

Se estima que a la fecha habría cerca de 20 millones de toneladas de granos y subproductos retenidos en Ucrania, que no pueden salir al mundo.

Además, es interesante la información publicada por FranceAgriMer que dice que la producción de trigo en Francia está en reducción, a raíz del déficit hídrico. Se estima que en lugar del cálculo inicial de 36 millones de toneladas de producción, habrá tan solo 32 millones.

Otro elemento es el que viene de la India. El tiempo demasiado cálido y seco no permite prever una buena cosecha de trigo. Por ello, el gobierno indio debió restringir sus exportaciones.

La permanente apreciación del real brasileño, en términos sobre todo del dólar, es un fuerte soporte para los precios de la soja. La oleaginosa pierde competitividad y ello alienta la mejora de precios.

El gráfico muestra cómo desde el 12 de mayo el dólar viene cayendo respecto al real.

Un último punto a resaltar. Se trata de lo justo que se encuentra el balance de Oferta y Demanda de soja en EE.UU. Y no solo para la soja disponible, también para la de la nueva campaña.

La relación Stock/Demanda es menor al 7%, algo totalmente infrecuente.

El tema se acentúa al considerar el volumen actual de la cosecha sudamericana de soja que seguramente termine siendo cerca de 20 millones de toneladas menos a lo inicialmente estimado.

En contra de los valores, ahora juega la siembra de la gruesa en EE.UU. Se ha acelerado, luego de una suerte de siesta.

En tanto, en nuestro país la siembra de la fina camina sobre el filo de la cornisa. Dos monstruos la acechan: la falta de agua y la posibilidad de un aumento en los derechos de exportación.

En las encuestas de intención de siembra, el trigo cae ahora al 15%.

Como vemos, los enemigos de la producción están acá. En primerísimo lugar, la incertidumbre por la política impositiva. Y luego, el clima.

En el plano global, el panorama sigue favorable. Por supuesto, para los precios.