La semana comenzó con buenas nuevas para los precios, con los granos gruesos acercándose a la cima histórica.

¿Qué pasó? Las cotizaciones de la soja evolucionaron en visible suba en la rueda de Chicago.

Así, se aproximaron al récord de más de USD 650 dólares de septiembre de 2012.

La jornada mostró valores superiores a USD 630 para la posición más cercana.

El mismo comportamiento se vio con la harina de soja y el aceite.

¿Hay alguna explicación?

En primer lugar, podemos hablar de China.

El mercado en general y los fondos en especial prevén la vuelta al ruedo de la demanda china, hoy por hoy, aletargada.

La situación en China empieza a mostrarse algo más positiva, con la reanudación de ciertas actividades comerciales luego del impacto dado por el rebrote del Covid, con Shangai como la ciudad más afectada.

Un ejemplo claro viene de las ventas de EE.UU. El pasado viernes, el USDA publicó nuevas exportaciones de soja a este país asiático. Se refirió a 661.000 toneladas, la mayor parte son de la próxima cosecha. También, confirmó la salida de casi 180 mil toneladas de soja 21-22, hacia otros destinos.

En segundo lugar, se destaca la evolución del precio del petróleo, que sigue en ascenso.

Desde el 12 de abril, no para de crecer.

El gráfico lo ilustra.

Futuros petróleo Brent


Con este nivel de valores, es altamente atractivo el corte de biocombustibles con los combustibles fósiles. La demanda de soja se activa frente a este horizonte.

El aumento en la demanda de aceite de soja es la resultante del crecimiento en el procesamiento de la oleaginosa. Según lo informado por la Asociación Nacional de Procesadores de Semillas Oleaginosas (NOPA), el mes pasado fue el marzo de mayor industrialización de soja en la historia estadounidense.

Recordemos que los miembros de NOPA manejan aproximadamente el 90% de toda la soja procesada en este país.

Los fósiles han ido subiendo, obviamente, por la guerra en la zona del mar Negro y por las sanciones aplicadas al país invasor.

Si hablamos de la guerra no podemos dejar de lado el problema gravísimo que enfrenta Ucrania en este tiempo de siembras.

Muy a vuelo de pájaro, se puede decir que la superficie agrícola de este país gira en torno a 36 millones de hectáreas. Y se supone que alrededor de 1/3 de esta área está terriblemente comprometida por la guerra.

Ello abre un interrogante sobre la posibilidad de sembrar allí.

Para el girasol, donde la soja es su gran sucedáneo, la ventana de siembra se abre en abril y comienzos de mayo. Mientras tanto, la guerra no da ningún indicio de terminar.

Respecto al maíz, el cuadro de precios es más que favorable.

Este lunes, las cotizaciones llegaron a casi el récord histórico de agosto de 2012.

Además de la guerra, el problema viene del clima tanto en el Medio Oeste norteamericano como en el centro y norte de Brasil.

Las nevadas en EE.UU. siguen demorando el avance de la siembra.

Y en Brasil, los pronósticos de precipitaciones están desalentando las previsiones de un buen rinde para la segunda cosecha de maíz.

Así las cosas, ya se especula con que en lugar de levantar 116 millones de toneladas de maíz se trillarán algo menos de 110 millones.

En tanto el mercado global nos construye un firme trampolín para crecer, el gobierno envía mensajes contradictorios que no solo desalientan la producción, directamente la obstruyen.

Señores…¿qué les parece el impuesto a la renta inesperada?

Por mi parte, sin palabras. Que responda Albert Einstein: “Dos cosas son infinitas: la estupidez humana y el universo”.