Tenemos 20 ministerios, y malos resultados en todo*. Tenemos un Ministerio de Ambiente que no pudo hacer nada para salvar una provincia en llamas; tenemos un Ministerio de la Mujer que no logró ningún resultado en la lucha contra las violaciones, la violencia intrafamiliar o los femicidios; tenemos un Ministerio de Desarrollo Social y los índices de pobreza e indigencia más altos de la historia.

Y aquellos ministerios que no sobran, aquellos que sí son necesarios, aquellos cuya existencia no cuestionamos, tampoco cumplen con su función: ¿Educación? La Argentina obtiene pésimos resultados en todos los exámenes internacionales. ¿Salud? Estamos entre los países con más muertes por covid en proporción a la cantidad de habitantes. ¿Seguridad? Basta con ver las noticias. ¿Defensa? Mejor ni hablar.

*El Estado argentino no sirve*. Es hora de decirlo sin eufemismos. *No sirve, y pagamos fortunas para tenerlo*. Nadie compraría un taladro que no hace agujeros, ni una heladera que no enfría, pero cada argentino que trabaja aporta la mitad o más de sus ingresos a un Estado que no educa, no cura, no defiende ni protege, no administra Justicia, y que nos endeuda a todos para poder seguir fracasando sin que sus integrantes cedan privilegios.

Es llamativo que, cuando junto a un grupo de asociaciones y productores autoconvocados lanzamos un proyecto de ley de Retenciones Cero, la respuesta del gobierno sea, ni más ni menos, cerrar los registros de exportación y preparar el terreno para un nuevo aumento. *Están tan convencidos de que nuestro dinero es de ellos que lo sienten como una afrenta y redoblan la apuesta.*

*Nosotros también vamos a redoblar la apuesta.* Vamos a ir por el IVA de la canasta básica, por el desdoblamiento cambiario, por Ingresos Brutos y otros impuestos que castigan a la producción. Después de todo, nunca se trató sólo de las retenciones. Son injustas, confiscatorias, atentan contra el progreso y la producción, y desconocen la igualdad ante la ley que garantiza nuestra Constitución. No hay duda alguna de que deben desaparecer. Pero nuestro compromiso con el proyecto de Retenciones Cero va más allá de esta medida concreta: *es hora de dejar de mantener a un Estado inútil y al ejército de burócratas sin talento que cobran fortunas por desempeñar, de forma mediocre, tareas que nadie necesita.*

Los argentinos debemos tomar conciencia de que, *mientras tengan de dónde sacar plata, los políticos jamás se van a ajustar*. Lo dijo el entonces Senador Carlos Caserio en diciembre de 2019, al explicar por qué sus sueldos no formaban parte del ajuste: _"La clase política no es la que hace el esfuerzo, la clase política dicta normas"_. Ninguno de sus colegas salió a proponer juicio político ni a exigirle la renuncia.

Lo que ocurre es que Caserio lo dijo, pero son muchos, muchísimos los que lo piensan. Caserio representa mejor que nadie al Estado argentino: para sostener sus abultados sueldos, *tenemos IVA en los alimentos en un país donde hay gente que pasa hambre*; para financiar sus privilegios tenemos retenciones a las exportaciones en un país que necesita exportar; para darle un puesto a sus amigos y militantes, tenemos una inflación más alta que la de Venezuela; para pagar viajes de enormes comitivas al exterior tenemos que refinanciar deudas.

Y esto seguirá ocurriendo a menos que pongamos un alto. No se van a ajustar si no los obligamos. *Y tenemos el derecho y el deber de obligarlos*, porque los recursos que dilapidan son los nuestros. Nuestros, de nuestros padres, de nuestros hermanos, de nuestros hijos, de nuestros nietos.

Es hora de declarar la guerra al gasto público*, una guerra sin cuartel. Y no aflojar la presión hasta que cada oficina de los gobiernos municipales, provinciales y nacional se haya vaciado de empleados inútiles, hasta que cada ministerio, secretaría o subsecretaría que no sea indispensable se haya cerrado, y hasta que cada funcionario aprenda a desempeñar su función con austeridad. Hasta que eso no ocurra, los argentinos seguiremos siendo víctimas de impuestos excesivos, inflación o deuda, ya que la fiesta, como sea, hay que pagarla.

Desde Campo+Ciudad *impulsaremos asambleas en todo el país a fin de acordar medidas de fuerza como parte de este plan de lucha*. No podemos seguir postergando el bienestar de nuestras familias y el futuro de nuestra patria por la promesa de una solución que jamás llega.