Patético pero real.

Resulta increíble. La palabra de los gobernantes es tan rígida como el agua. Y, para peor, como el agua sucia.

El ministro de Agroindustria declaró hace apenas dos semanas que no se iba a modificar el esquema de derechos de exportación. Lo repitió y afirmó varias veces la semana pasada, en ocasión de su visita a Expoagro.

Faltar a la verdad –o, simplemente, mentir- se ha convertido en una institución. Quizás, la más dañina de las malas instituciones. O la más perversa.

Algunos tienen caras de piedra.

Con tal cuadro, nadie sabe dónde está parado. Por ello, además de los conflictos que se vienen, la producción tenderá a decaer.

El Ministerio de Agroindustria cerró el Registro de Declaraciones Juradas de Ventas al Exterior de Harina y Aceite de Soja. Y aumentaría las alícuotas en dos puntos.

El incremento de las alícuotas de ambos productos, del 31% al 33%, no cabe dudas que se produce por razones fiscales.

Queda anulado, entonces, el diferencial de derechos de exportación entre el poroto de soja que paga 33% y los subproductos. Ahora todos pasan al 33%.

La disposición del ministerio de suspender el registro de exportaciones de harina de soja y aceite de soja, “hasta nuevo aviso” es un acto de provocación. Una oreja acaba de ser mojada. La de la producción agrícola.

Y la suba de alícuotas ¿es un acto de desesperación por fondos? Cuesta creer ello, porque se trataría de apenas algo así como U$D 450 millones.

El cierre del registro es habitualmente el primer paso para un alza en las alícuotas de los derechos de exportación.

Anteayer vinieron por la harina, luego vinieron por el aceite, hoy vienen por…. ¿?

Los cañones se preparan para la batalla.

Mediante las tecnologías comunicacionales que, hoy, permiten, una rápida coordinación entre afectados las bases se han puesto en pie de guerra. Merced a las redes sociales y los servicios de mensajería se alistan para la protesta.

Nada importa frente a la necesidad de hacer demagogia con el famoso desacople de precios ni de hacer caja para cubrir excesos de todo tipo.

No importa que el sector haya aportado en 2021 más del 65% del total exportado. Nuestro país es líder en el mundo. Exporta un 52% del total de aceite de soja a nivel mundial y un 35% de la harina.

Al publicarlo, salíó una parte separada.

Casi U$D 22 mil millones de Productos Primarios y U$D 31 mil millones de Manufacturas de Origen Agropecuario. En total, cerca de U$D 53 mil millones, respecto de un total de Exportaciones de U$D alrededor de 78 mil millones.

Como si el país no necesitara dólares.

Es curioso cómo las acciones de gobierno pueden tergiversar todo. En Chicago, a lo largo de buena parte de la rueda, el precio de la soja estuvo en alza, a resultas de la suba de la harina a consecuencia del cierre del registro de exportaciones en la Argentina. Nuestro país es el principal exportador mundial de este subproducto. La medida actuó como un boomerang.

Así el cuadro, no debería extrañarnos nuevas bajas en los precios de la soja. En definitiva, medidas como éstas, siempre golpean sobre el productor y toda la red donde se encuentra.

Se trata de miles y miles de agentes, pequeños y medianos y grandes. Muchos de ellos, muy humildes.

En el mercado local, las bajas fueron visibles, este lunes.

Hubo reducciones en los valores ofrecidos, para tramos cortos y diferidos de negociación.

Con entrega disponible los precios giraron en torno a US$ 480. Es decir, una baja US$ 15/t entre jornadas.

Así termina este lunes. Un día oscuro, sin luz en el horizonte. La historia del año 2008 no parece haber enseñado nada.

Pobre, nuestro querido país.