En un contexto agronómico que marca una proliferación cada vez más grande de malezas resistentes, a lo que se suma un contexto económico que muestra un fuerte aumento de los herbicidas, una de las claves es ser lo más eficiente posible en las aplicaciones.

Los sistemas de pulverización selectiva, que distinguen a las malezas y solo arrojan los fitosanitarios sobre ellas, son una herramienta ideal para ello.

La empresa argentina Deep Agro ha logrado un salto en este sentido: la mayoría de los desarrollos que ya se están usando en el campo argentino son a través de láser que “escanean” el suelo durante los barbechos y rocían la maleza si la detectan, por el color: si es marrón es suelo, si es verde es planta.

En cambio, Deep Agro utiliza inteligencia artificial (IA): el dispositivo es como un ojo humano que es capaz de diferenciar no solo una maleza del suelo, sino también de un cultivo, lo que eleva la potencialidad: no solo se puede usar en barbechos, sino también en aplicaciones en post emergencia hasta con el surco cerrado.

La tecnología, única a nivel mundial, se está presentando en estos días en Expoagro. “Basado en un software de inteligencia artificial, nuestro sistema funciona como la red neuronal del ser humano: en base a las imágenes, aprende la morfología de las plantas, hace el diferenciamiento entre cultivo y maleza, y aplica donde se necesita”, explica Juan Manuel Baruffaldi, CEO y co-founder de Deep Agro.

Por tratarse justamente de un desarrollo de IA, una de sus ventajas es que el sistema sigue “aprendiendo” y perfeccionándose a medida que sigue funcionando.

Su principal beneficio es la mayor eficiencia y el ahorro en las aplicaciones. “En los ensayos que hemos realizado, no solo de laboratorio sino ya en miles de hectáreas junto a empresas del agro, determinamos un ahorro promedio del 73%, pero con circunstancias en que se logra hasta un 90% en aquellos lotes que ya vienen con un buen manejo agronómico”, precisa Baruffaldi.

Traducido en dinero, significa una inversión que se reduce en unos 55 dólares por hectárea. “Si uno considera el valor que tiene el equipo y dos aplicaciones, una en barbecho y otra en postemergencia, al usarlo en 2.100 hectáreas ya se logra amortizar la inversión. Tenemos clientes en el norte del país que, en un mes y medio, pulverizaron 6.000 hectáreas y ya cubrieron el costo”, añade Sergio Rodríguez, Director Comercial de la compañía.

Asimismo, subraya el beneficio ambiental de arrojar menos agroquímicos y de reducir por ejemplo el consumo de agua y el desperdicio de bidones plásticos.

Características

Baruffaldi y Rodríguez remarcan otras ventajas técnicas de los dispositivos de Deep Agro. Por ejemplo, que no requieren calibraciones permanentes, en función de la luz o alguna otra condición ambiental. Con la información cargada en el software, solo hay que encender el equipo y salir a pulverizar.

Asimismo, los sensores se colocan cada dos metros en los botalones y reducen muchísimo el peso, en relación a los sistemas de pulverización selectiva tradicionales.

Hasta el momento, ya está desarrollado para dos cultivos: soja y maíz. Pero se está trabajando para incorporar maní, poroto, trigo, cebada y otros, como la caña de azúcar, con el que aspiran a expandirse en el mercado de Brasil.

Además de tener presencia en Argentina, Deep Agro ya colocó equipos en Uruguay, está comenzando con las primeras experiencias en Paraguay y Brasil, y está en fase de creación de información en Estados Unidos.

La aspiración, además de seguir creciendo en estos mercados, es sumar más funcionalidades: “Estamos trabajando para sumar otras prestaciones, por ejemplo, para tratamientos de enfermedades en principio, y luego también para detección y control de insectos, y para aplicación de fertilizantes”, adelanta Rodríguez.

Otro diferencial es que se trata de un desarrollo pensado desde la siembra directa, por lo que es mucho más sencilla su adaptación para otros países donde todavía predomina la labranza de los suelos y las malezas son más simples de identificar.