A diferencia de lo que sucede en la Argentina, el problema de escasez de agua parece que empieza a amenguar en Brasil.

Las lluvias que podrían caer de ahora en más, deberían favorecer parte de los cultivos.

Aunque muy tardías, las lluvias podrían “desinflar”, aunque levemente, las expectativas negativas sobre el desarrollo de los cultivos.

Pero, la realidad es que hasta el momento las expectativas de los operadores siguen siendo malas y ello, obviamente, incide en los precios. De allí, que las subas continúan.

Miramos los cuadros de pronósticos para Brasil.

Pronóstico para el 6 de enero. (Meteored)

Pronóstico para el 7 de enero (Meteored)


En definitiva, el temor por la baja productividad a raíz de la ausencia de lluvias durante diciembre, sigue como sombra al mercado de Chicago.

En consecuencia, las cotizaciones de la soja continúan su camino ascendente.

Porque al complejo cuadro de sequía ahora se ha unido el exceso de lluvias en algunas zonas productivas que genera serias dudas sobre la calidad de la cosecha de soja, lo que apuntalaría aún más las subas de valores.

Sobre llovido, mojado…

La situación es muy rara. Pues al estrés hídrico, sufrido en el sur del país, ahora se suman los excesos de humedad en el centro-norte, que obstaculizan el avance de la cosecha temprana en Mato Grosso.

Las estimaciones sobre el volumen a cosechar de soja ya no son más de 140 millones de toneladas. Ahora, se acercan a 135 millones. Se trataría de una reducción de 5 millones de toneladas.

Colabora en la suba de precios la fortaleza del aceite y el petróleo, cuyos precios vienen en alza.

Además nuestro país muestra una cara más que preocupante en términos de producción.

Las interesantes proyecciones climáticas de inicio de mes, ya se esfumaron. Y los pronósticos hablan de falta de agua para la primera quincena de este mes.

La zona que está relativamente mejor, es la Núcleo, con Pergamino a la cabeza, donde habría llovido alrededor de 40 mm al comenzar enero.

En el resto de la pampa húmeda la situación es grave.

Así las cosas, no debe extrañar que el precio de los granos gruesos sigue en suba. El interrogante es hasta dónde subirá la soja.