DURA TRANSICION INTERANUAL

Luego de que le mes de noviembre dejara una generosa cobertura de precipitaciones en la mayor parte del país, el último mes del año tuvo un comportamiento muy distinto, con dos áreas muy diferenciadas pluvialmente, ambas además muy homogéneas. Como ya venimos analizando en otros informes esta distribución no ha sido casual. Muy posiblemente las ondas en niveles medios de la atmósfera se hayan visto suavizadas por la presencia del fenómeno La Niña, lo cual contribuyo al ingreso de la zona de alta presión del Atlántico sobre el continente, con las consecuencias que quedan expuestas en los mapas que iremos describiendo en este informe.

Las lluvias acumuladas del mes de diciembre destacan dos máximos. El primero ubicado en el norte del NOA, conspicuo, y el otro más generalizado sobre el oeste bonaerense, gran parte de LP y sudeste de CB. Estos dos máximos se unen por precipitaciones que para la región semiárida del oeste, no pueden considerarse del todo escasas. Incluso como podemos ver, hasta la provincia de MZ ha tenido buenas precipitaciones.

Por otra parte, todo el este del país se ha quedado corto de lluvias, incluso considerando algunos eventos pluviales más generosos que se observaron sobre el centro de Chaco y centro de Corrientes. Se destacan las muy pobres lluvias registradas en ER, con algunas localidades del norte de esta provincia donde los datos de diciembre son los más bajos desde que se iniciaron las observaciones hacia 1950. Sobre el este bonaerense, también se extienden las lluvias escasas. Las mismas alternaron algunas mejoras en la zona central de SF, nada que pueda considerarse satisfactorio. Misiones y Formosa, también han quedado muy expuestas a la falta de agua. Debemos considerar que estas condiciones se han replicado en forma muy similar en gran parte de Paraguay, sur de Brasil y Uruguay.

De esta manera, el oeste bonaerense, LP, sur de CB y MZ, configuran un área donde las lluvias han tenido un comportamiento sobrado respecto de los valores normales. La franja semiárida, se ha mantenido dentro de los valores normales, mientras que desde el este del NOA hacia el NEA, la Mesopotamia y el resto de la región pampeana, domina una fuerte anomalía negativa de las precipitaciones.

Todo este panorama de escasez pluvial ha convergido en un escenario que más allá del impacto directo sobre el estado de los cultivos que florecieron en diciembre, deja mucha materia seca expuesta a riesgos de incendios. Actualmente hay once provincias en emergencia ígnea, con una muy importante cantidad de focos, muchos de los cuales están directamente relacionados con las condiciones que dejó diciembre.

Lamentablemente la tendencia que muestran los pronósticos de mediano plazo no propone ningún tipo de alivio. A pesar de que hay mucho maíz implantado en forma tardía y que además la soja tiene la floración corrida hacia la segunda parte de enero y febrero, es imperativo un cambio en el patrón pluvial. Las noticias que traen por ahora los pronósticos, no van en esa dirección.