Como consecuencia, cerraron alrededor de 60 bodegas entrerrianas, que cultivaban -según el INTA en 1890- más cepas que en las provincias de Mendoza y San Juan.

Casi 70 años después, en 1998, entró en vigencia una nueva legislación que derogó la prohibición y en 2016 Entre Ríos consiguió destinar 45 hectáreas con una producción anual de 200.000 botellas Por el clima, la humedad y la tierra,

Productores y bodegueros entrerrianos luchan para que este sector productivo resurja con aquel esplendor, en tierras consideradas aptas para viñedos, ya que se encuentran entre 20 y 30 metros sobre el nivel del mar, comparables con la ciudad francesa de Burdeos.

Fuente: Telam