Paraguay es el primer país que los expertos norteamericanos visitarán con miras a la habilitación de la carne, desde que se inició la pandemia del Covid-19. Dependiendo de los resultados, la industria podría empezar a enviar sus productos a partir de la segunda mitad del 2022.

Para el presidente del Servicio Nacional de Calidad y Salud Animal (Senacsa), José Carlos Martin, la aprobación de EEUU es una garantía de confianza, ya que es muy riguroso en cuanto a la inocuidad de alimentos y residuos de medicamentos en la carne. “Para nosotros va a ser el triunfo de la cadena pecuaria, el más importante desde el 2014, cuando nos habilitaron nuevamente a Europa”, expresó.

Hasta el 11 de noviembre los técnicos harán fiscalizaciones presenciales en casi todas las plantas habilitadas para exportación. Posteriormente participarán de reuniones virtuales para complementar el operativo y el encuentro final entre la comitiva extranjera y el Senacsa será el 17 de noviembre.

Desde esa fecha los intervinientes tienen 60 días para enviar comentarios finales al servicio veterinario paraguayo, que a su vez cuenta con el mismo plazo para responder. “Yo creo que en el mejor escenario, nosotros podemos estar exportando a partir del segundo semestre del próximo año”, estimó Martin.

En total son 12 los frigoríficos de exportación, de los cuales serán inspeccionados nueve. Mussa, perteneciente a la multinacional Athena Foods, queda excluido tras el incendio que afectó la semana pasada a al menos el 80% de sus instalaciones. Igualmente el gigante de la industria cárnica en Paraguay, que concentró el año pasado casi el 40% de la faena, tiene otras tres plantas que pasarán por la prueba.

En la lista están, además, tres fábricas menonitas, otras tres del Grupo Concepción, de capital brasileño, además de Guaraní, perteneciente a la familia Pettengill.

En un primer momento los frigoríficos podrían enviar carne industrial, especialmente para la fabricación de hamburguesas. En ese sentido, la Cámara Paraguaya de Carnes estima que puede representar una alternativa a Rusia, un mercado que suma incertidumbres respecto a sus aranceles y demandas.

Aunque desde el servicio oficial advierten que Rusia seguirá siendo uno de los mayores compradores y que Estados Unidos más bien superará al volumen comercializado a la Unión Europea, bloque que en el 2020 adquirió 3.500 toneladas por un valor de casi USD 25 millones, cifras que mermaron un poco respecto al año que antecede a la pandemia.

Las negociaciones con los importadores para incluir otros cortes congelados o carne prémium ya dependerá de la capacidad del sector privado de insertarse en los puntos de venta norteamericano.