El predio cuenta con 68 hectáreas productivas con lotes de diferentes características, con suelos heterogéneos y algunas limitaciones propias de la región, donde la firma mostrará todo su paquete tecnológico con ensayos y jornadas a campo para productores y técnicos.

“Para Kioshi Stone es muy importante contar con ensayos y experiencias en zonas productivas, es por eso que se pensó en un campo experimental. Lo que nos da la Cuenca del Salado es la posibilidad de mostrar nuestra tecnología tanto para los cultivos agrícolas como para las diferentes pasturas que se pueden realizar, teniendo en cuenta que es una zona mixta”, explicó Francisco Larraburu, asesor técnico comercial de Kioshi Stone.

Trabajo en equipo

La empresa cerró un convenio con la Universidad Nacional de Lomas de Zamora (UNLZ) para realizar estudios y ensayos agronómicos que apuntarán a corregir los problemas de suelos que se presentan, asociados al sodio y la salinidad. A partir de esa corrección, se buscará lograr la mejora de los suelos y el aumento en el rendimiento de los cultivos.

“Queremos hacer ensayos en diferentes cultivos empleando rotaciones sustentables. Se incluirán cultivos de servicio y de cobertura para intentar hacer un uso consciente del recurso suelo”, detalló Larraburu.

Dentro del desarrollo de cada cultivo se harán diferentes mediciones. Por un lado, se evaluarán los parámetros edáficos, a cargo de la Cátedra de Suelos de la Facultad de Ciencias Agrarias de la UNLZ. Allí, se probará toda la línea de la marca para suelos, Mist- TPS. Paralelamente, se utilizará la línea de fertilizantes Mist con mediciones en diferentes cultivos que hará la Cátedra de Agricultura de la universidad.

“Es un proyecto a largo plazo”, resaltó Gabriel Lema, presidente de Kioshi Stone. “Además de buscar potencial desde lo productivo, el objetivo de esta iniciativa es dejar al suelo en mejores condiciones, es decir, poder establecer un cambio en el comportamiento de un suelo tan variado, donde hay zonas con manchones, con presencia de sodio, otros bajos dulces… La idea es poner la tecnología en juego, validar el modelo y trabajar con protocolos más novedosos”, se explayó.

Sobre el inicio, Kioshi trabajó también con Plexagro, una firma integrada por agrónomos expertos en planificación, experimentación y análisis para el agro con formación en ecofisiología de cultivos y estadística, que implementó en el campo su herramienta Soil Optics, que realiza una lectura de los diferentes parámetros químicos del suelo con rayos gama. A esos datos le sumó una gran cantidad de muestras de suelo que se enviaron a analizar, lo que ayudó a conformar un mapeo de suelo con los diferentes ambientes.

“El objetivo es evaluar en forma periódica los parámetros de suelo y luego de cumplidos los primeros tres años, realizar nuevamente un análisis exhaustivo para determinar cómo evolucionaron los ambientes”, contaron los directivos de Kioshi.

En busca de resultados

Desde la firma están convencidos de que la Cuenca del Salado tiene un gran potencial de desarrollo, aunque actualmente cuenta con poca inversión. En ese marco, consideran que la nanotecnología es una herramienta interesante para mostrar avances sólidos.

“Es un espejo de lo que empezamos a hacer tiempo atrás en Rafaela, una zona tambera con suelos con ciertas limitaciones donde pudimos demostrar que trabajando con nanotecnología es posible dejar al suelo en mejores condiciones desde el punto de vista de pH, intercambio catiónico, contenido de materia orgánica, Fósforo y por consecuencia aumentar la producción”, sostuvo Lema.

Además de acceder a los informes, quienes se acerquen podrán observar el resultado de los manejos y la aplicación de los productos del portfolio de Kioshi Stone.

“Queremos estar cerca de los productores en un campo representativo con el que puedan identificarse y ver la evolución”, aseguran desde la firma.