Gracias al trabajo conjunto de especialistas del INTA, la Facultad de Agronomía de la Universidad de Buenos Aires y del INASE se elaboró un nuevo mapa de subregiones para los cereales de invierno, con base en diferencias de precipitaciones, temperaturas, relieve y suelo. El mapa fue discutido y consensuado dentro del Comité de Cereales Invernales (CCI) y adoptado por la Comisión Nacional de Semillas (CONASE). La última actualización había sido en 1952.

El nuevo mapa es una herramienta indispensable para la producción de trigo pan, cebada, trigo fideo, centeno, avena y alpiste en todo el país. Además, de incluir las zonas de producción tradicional, también abarca las zonas con potencialidad para la producción de cereales invernales, que antes quedaban afuera.

Ahora, por resolución del Instituto Nacional de Semillas (INASE) quedó establecido como único mapa de referencia de las subregiones trigueras y de otros cereales invernales del país. A su vez, se oficializó su uso para la presentación de nuevos cultivares de cereales de invierno al Régimen de Fiscalización de Semillas y las redes de evaluación de cultivares para las especies abarcadas.

“El mapa estaba desactualizado, tenía subregiones con límites parcialmente definidos que no coincidían con los límites de departamentos y partidos”, explicó Pablo Abbate, especialista en cultivos de invierno del INTA Balcarce –Buenos Aires–.

Por otro lado, no tenía en cuenta información sobre cambios definidos de precipitación, temperatura, suelo o relieve; y no estaban disponibles en formatos digitales. Solo incluía las típicas zonas de producción. “Muchas regiones que, desde el punto de vista agroclimático, son aptas para el cultivo de cereales invernales no estaban incluidas en el antiguo mapa”, agregó Abbate.


El nuevo mapa de subregiones para los cereales de invierno incluye información sobre diferencias de precipitaciones, temperaturas, relieve y suelo.

De acuerdo con Alberto Ballesteros –experto en descripciones varietales del INASE–, para la construcción del nuevo mapa se tuvo en cuenta “la experiencia de muchos profesionales de distintos ámbitos para el diseño de cada una de las subregiones. Las nuevas subregiones, además, toman en cuenta las divisiones políticas en las distintas provincias”.

“Es, sin dudas, un avance debido a que incorpora toda la experiencia y tecnología disponible hasta el momento”, señaló Ballesteros y añadió: “Ahora, se dispone de una herramienta más precisa y amplia”.

Otro problema que había con el mapa anterior es que los límites de las subregiones no coincidían con los límites de los departamentos y partidos (DYP), lo cual dificultaba los cálculos de producción y calidad y la elaboración de estadísticas oficiales para cada una de las subregiones donde se siembran trigo y otros cereales de invierno (cebada, trigo fideo, centeno, avena, alpiste).

“Al tener en cuenta las distintas interacciones entre el genotipo y el ambiente en cada nueva subregión, lo producido en cada localidad podrá estudiarse con mayor exactitud y amplitud agregando variables para contar con un resultado que posibilite su comparación”, detalló Ballesteros quien aseguró que esta herramienta será un punto de inflexión en las nuevas inscripciones de cereales invernales, ya que “los solicitantes podrán incorporar lugares de ensayos y recomendaciones con mayor precisión”.

“Contar con esta nueva posibilidad seguramente podrá llevar al desarrollo de variedades específicas para cada subregión. Al mismo tiempo ayudará a los productores, ya que se contará con una mayor diversificación varietal”, puntualizó Ballesteros.

Para su confección se utilizó el mapa de división política departamental del Instituto Geográfico Nacional, el Mapa de Suelos de INTA y los mapas del Proyecto Clima de Argentina de INTA. Las delimitaciones de las subregiones se basaron en la conciliación de los límites políticos y de un análisis detallado de las variables climáticas y edáficas (precipitación, temperatura, suelo y relieve).

El área cubierta incluyó desde el norte del país hasta el sur de Río Negro, y abarca las regiones por encima del paralelo de 42° y no solo las zonas que fueron tradicionalmente cultivadas con estos cereales. “Es muy importante resaltar que el nuevo mapa incorpora con gran detalle a localidades del NOA, del NEA y de la Patagonia, que anteriormente estaban escasamente detalladas”, subrayó Ballesteros.

“Cuando se inscriben cultivares hay que recomendarlos para una subregión, además, esta cartografía va a permitir enmarcar de forma más precisa las recomendaciones de manejo tales como las fechas de siembra, la fertilización o problemas fitosanitarios comunes de una región”, indicó Abbate.

Con fines educativos y para difundir toda información técnica en el ámbito público y privado, este mapa es para Abbate “una referencia importante para investigaciones, profesionales y estudiantes”. El mapa puede descargarse en múltiples formatos y es de uso libre, citando la fuente.