1) Nos aprestamos a que finalmente no se “flexibilicen” las exportaciones de carne de vaca de descarte -todas aquellas categorías que no se consumen localmente- y que vuelva a manejarse un sistema de cupos. Es decir, cepo y distorsión del mercado. Menos recursos para el criador y el tambero, menos trabajo para la industria frigorífica. Por si quedaban dudas que los anuncios eran sólo anuncios y nuestros representantes usados para la foto.

2) Se vuelve a intervenir en el mercado de maíz: pese a que un funcionario lo negó, otro limitó las exportaciones en el disponible, con lo cual se afectará hoy el precio al productor, que está decidiendo sembrar los últimos maíces tempranos en la región sur y el inicio de los maíces tardíos en general, que conllevan una enorme inversión y riesgo: pero en definitiva, puede haber menos hectáreas por una medida así.

3) Seguimos esperando que los Diputados Nacionales traten y aprueben la nueva Ley Ovina, esencial para el desarrollo de nuevos proyectos en una actividad mayormente ejecutada por pequeños productores y familias rurales, muchos de ellos nuevos en la actividad: una alternativa de trabajo, de desarrollo y de vida en el campo o los pequeños pueblos del interior. Además, futura oferta de una excelente carne alternativa y lana. La nueva ley fue trabajada por amplios sectores y ya tiene la aprobación del Senado, aunque con modificaciones discutibles.

Libertades y beneficios para los propios, trabas para los que producen y generan trabajo y recursos genuinos. ¿A esto quieren que digamos “SÍ”?