Algunos expertos internacionales incluso consideran que la botella de vidrio será en unos años un “dinosaurio del pasado”. Mientras tanto, la producción y el consumo de vino crece y las perspectivas para este sector son positivas. Existe un plan para pasar de los 800 millones de dólares en exportaciones que registra el país en la actualidad a los mil millones en el corto plazo. ¿Cuáles son las oportunidades del vino argentino en el mundo? Lo que viene en cuanto a innovaciones y diferentes modos de consumo.

Falta vidrio en el mundo y la problemática está afectando a varias actividades, entre ellas a la vitivinicultura, que necesita de botellas de vidrio para poder abastecer un mercado cuya demanda de vino ha crecido con la pandemia. Los últimos datos proporcionados por el Instituto Nacional de Vitivinicultura (INV) en Argentina indican un incremento de la venta de vino fraccionado, tanto para el mercado interno, como hacia la exportación.

Además, debido a la buena relación que existe entre precio - calidad del vino argentino, es que en este momento las bodegas -sobre todo las que ofrecen vinos de alta gama- están pidiendo cada vez más salir al mercado externo.

Es decir los negocios para este sector tiene buenas perspectivas pero hay un inconveniente: no está el insumo principal para poder envasar el vino que es la "botella de vidrio". Cuando además otro dato interesante es que en Argentina el 60 por ciento del vino se consume en botellas.

Al respecto conversamos con el Ingeniero Hugo Carmona, quien además es el vicepresidente del Instituto Nacional de Vitivinícola (INV). El nos explicó que hoy existe una gran demanda de vino argentino, sobre todo en vinos fraccionados y en los de mayor calidad, en donde por ejemplo el malbec es una marca país. “Argentina es un gran exportador de vino malbec en muchos mercados internacionales, como Estados Unidos, e incluso con volúmenes más bajos que el año pasado, ahora tuvo un retorno en dólares mayor, que es algo muy importante.”

Por otro lado, destacó que el Gobierno nacional trabaja en un plan estratégico para poder llegar a los mil millones de dólares de exportación de vino. “Es un plan que para las bodegas viene muy bien, hoy estamos cerca de los 800 millones y llegar a mil millones en dos o tres años sería muy interesante.”

Pero tal como describió: “esta pandemia golpea en muchos sectores, y nos estamos todos reciclando”.

Una de las consecuencias que trajo el Covid-19 fue justamente la falta de vidrio a nivel mundial para producir botellas. Según explicó eso se debe primero a que el coronavirus provocó que los insumos farmacéuticos hayan requerido como prioridad el vidrio para poder envasar sus productos.

A eso se sumó también, como otro impacto de la pandemia, el aumento del costo de los fletes marítimos, que en algunos casos han tenido un alza de hasta un 500 por ciento en sus tarifas, lo que complicó también poder importar vidrio y la posibilidad de que puedan llegar contenedores a la Argentina para suplir esa faltante. Carmona contó además que en algunos lugares, como el Reino Unido, se ha producido el acopio de botellas de vidrio porque los licores pagan más que el vino, por lo tanto mucho vidrio se ha ido a los licores.

Asimismo, a toda esta situación, se agregaron problemáticas locales, como el reciente incendio de una importante fábrica de botellas de vidrio en el país. “Es decir hubo muchos fenómenos, que se fueron sumando en una pandemia en donde todos los hornos de vidrio se fueron parando por diferentes motivos. Y si bien estábamos teniendo una producción de alrededor de 800 millones de botellas por año, lo cierto es que unas 920 millones de botellas fueron ocupadas en el 2020 con la pandemia en alta producción, es decir se utilizó todo el stock e incluso el remanente; entonces cuando luego vino creciendo la materia prima nos encontramos con esta situación que no tenemos el envase.”

Pero como en toda crisis, ahora también se abren puertas y nuevas posibilidades, en este caso para el vino argentino, con innovadoras formas de comercialización, que pueden suplir a la botella de vidrio.

Respecto a las perspectivas de que en este contexto el vino argentino se vuelque más al granel, el Ing. Carmona señaló que ya algunos periodistas especializados de vinos en el mundo, sobre todo ingleses, vienen augurando que la botella de vidrio dentro de unos años va a pasar a ser un “dinosaurio en el mercado”, sobre todo por la huella de carbono que genera, y el impacto ambiental que tiene el vidrio transportado por mar, entre otros factores. Por otro lado, se debe tener en cuenta que Argentina el año pasado jugó un rol importante en el mercado de vinos a granel, en donde casi el 50 por ciento de los exportado fue en granel a lugares donde se vuelve a envasar el producto en el lugar de origen.

Vino de "grifo" en copas

El vicepresidente del INV señaló que si bien los vinos reserva, gran reserva, o de costo mayor, se siguen comercializando en botella, existe una nueva tendencia para los vinos de consumo anual, como los vinos blancos o rosados, que se colocan hoy en muchos lugares como “vinos de grifo”. El consumo se da a través de copas de vino, en donde al cliente se le informa el origen y no se conocen mucho más detalles, pero se ofrece un vino de calidad a un costo accesible.

En ese sentido, agregó que “hay países nórdicos como Noruega; Finlandia; Suecia; Dinamarca, que les interesa poco el vidrio, por una cuestión cultural y ecológica. Ellos están usando mucho el “bag in box”, que es una bolsa dentro de una caja con capacidad entre 2 a 5 litros, lo que es una opción más amigable con el medio ambiente y muchos de estos vinos se fraccionan en esos envases. Por lo general van a restaurantes, hoteles, quienes eliminan botellas y le ponen marcas nuevas."

Entonces Argentina exporta tipificado un vino a granel, que llega a destino y allí se envasa, como un vino argentino pero con otra marca. “Eso está creciendo en el mundo. No solamente con el vino argentino. España también lo hace, entre otros. A ese mercado, esa relación de precio-calidad les interesa. Nosotros, por ejemplo, hemos visto en Nueva York, vino de grifo argentino de 1 a 3 dólares por copa.”

En tanques de acero inoxidable

También otra innovación es poder envasar vino en tanques de acero inoxidable de hasta 20 litros con destino restaurantes, bares, fiestas para poder vender el vino "tirado". Al respecto, contó que el Instituto ha mejorado una Resolución del 2018 para hacerlo posible. “Ahora la normativa permite poder comercializar vino en un gran cilindro de acero inoxidable de hasta 50 litros que brinda la posibilidad de ofrecer y consumirlo como si estarías en la puerta de una bodega. Se trata de un envase que es inviolable y a medida que va bajando el nivel el aire se va ocupando ese espacio que es inerte, por lo tanto el vino puede estar 3 meses después de haber sido abierto en ese tanque sin que cambie su calidad.” Esta modalidad ya se viene implementado en las grandes ciudades como Buenos Aires; Córdoba; Santa Fe en donde se observa un aumento del consumo del vino "tirado" o en copas.

Latas de vino que son fáciles de transportar y enfriar

Por otro lado, el año pasado nació en la Argentina durante la pandemia el "vino en lata". Esta nueva forma de comercialización -que se ha visto en otros mercados, como por ejemplo Estados Unidos-, es el vino en lata de aluminio que se vende como si sería una coca-cola. De acuerdo con datos del INV se vendieron 1 millón y medio de litros de vino en latas; teniendo en cuenta que cada lata tiene 300 m3 se trata de casi 4 millones y medio de latas de vino que tuvo el debut de este producto. “La lata es ideal para vinos rosados, blancos, frescos porque permite enfriarlo rápidamente, se puede llevar a la playa, en una cartera; tiene una dosis adecuada para una persona, hasta se puede reciclar. Lógicamente son vinos fáciles de tomar, rápidos, frescos, y los blancos y rosados van extraordinariamente bien. Es una moda que permite llegar a lugares en donde la botella grande, la Dama Juana o el tetra-bric a lo mejor no llegan. Es decir, que el mundo del vino con la latita está creciendo mucho, y no sólo se ofrece vino en lata como una modalidad más fácil de tomar; sino que ahora también ya hay espumantes argentinos en lata.”

Una nueva combinación: vino y cannabis

Otra tendencia que se viene, en algunos lugares ya se está viendo, es la combinación del vino con el cannabis. En Estados Unidos ya está saliendo, si bien está la discusión porque hay Estados que lo permiten pero en otros el consumo de cannabis es ilegal. Inclusive ha habido algunos problemas con los cosechadores mexicanos en California que se dedican a la uva, porque se han pasado a cosechar cannabis o cáñamo que es otro sustituto. "Entonces estamos ante un mundo que es cambiante".

También crecen los vinos orgánicos

Un nicho interesante tiene que ver con el aumento del consumo de los vinos orgánicos. Argentina creció mucho en ese rubro en cuanto a calidad, porque los primeros vinos orgánicos tenían que estar adaptándose a la normativa y en algunos casos se discutía su calidad cuando se comparaba con vinos tradicionales. "Pero hoy realmente existen vinos orgánicos muy bien hechos, por ejemplo en la zona de La Paz, en Mendoza, que está produciendo vinos orgánicos y se exporta todo” destacó el funcionario del INV, quien además indicó que el destino de esos vinos es por lo general toda la zona nórdica de Europa, aunque también se están abriendo otros mercados. En tal sentido, desde el Instituto están fomentando desarrollar las estadísticas de cosecha orgánica como así también propiciar facilidades con el tema certificación.

“Embotellar paisaje”

Por último, Carmona se refirió al crecimiento que se observa del "enoturismo", que junto con la gastronomía está dando impulso a desarrollos turísticos muy buenos, que se complementan muy bien con la producción de vino. “Como decimos nosotros en San Juan, acá podemos “embotellar paisaje” y eso es lo tenemos que potenciar mucho más, ya que el vino dejó de venderse sólo, ahora se ofrece en un recital de rock; en una muestra de arte; se vende con gente disfrutando. Creo que es importante esa mirada en estos valles, que ya están viendo muchos emprendedores, por eso apuestan por este sector en donde se puede vender además del vino, paisaje, y eso es lo que la gente busca” concluyó.

Un tema serio: el impacto del cambio climático en la producción de vinos

Finalmente, hizo referencia al cambio climático y su impacto en la producción vitivinícola. En ese aspecto indicó que se están buscando desarrollar vinos con menor graduación alcohólica, justamente por esta cuestión de temperaturas más altas que se están regsitrando. “Si bien San Juan está produciendo vinos de calidad con 13 grados de alcohol, hay lugares donde necesitan consumir menos grados, entre 8 y 10 grados de alcohol, por eso estamos apuntando a una legislación en el INV para ir quitándole alcohol al vino por ósmosis inversa."

De hecho, contó que en la provincia ya hay un emprendimiento que lleva adelante una bodega, con el vino “Bajo Grado” que tiene 9 grados de alcohol, pero proveniente de un vino de 13, que lo produce el grupo Cordero Hnos; y a través de una legislación del Instituto, se le ha permitido a la bodega quitar ese alcohol y dejarlo con menos graduación alcohólica. "Es más, estamos trabajando por esta cuestión del cambio climático para ver la posibilidad de que en algún momento exista vino con 0 alcohol” agregó.

Dijo además que para ese vino existe un mercado muy interesante de 600 millones de consumidores del mundo musulmán, que podrían ver en esos vinos sin alcohol una alternativa. Por ello están trabajando en un vino con esas características, que se pueda vender a los países árabes, como ya lo hacen Francia y España. “Ellos por su cultura no pueden consumir alcohol pero tienen interés en una bebida con base en la uva pero que proviene del vino sin alcohol. Así que estamos viendo qué posibilidades le podemos dar a la normativa para poder adaptarnos a ese mercado.”

Además, Carmona explicó que el impacto climático que se está dando a nivel global está afectando la producción. “Las heladas juegan un papel tan importante como los granizos; y si hay una gran helada en el Hemisferio Norte, seguro que luego viene para el Hemisferio Sur. Lo mismo ocurre con las sequías. El clima se está acomodando y ahora el sector está a la expectativa viendo que ocurre con la helada que se produjo el 5 de abril en Francia, que los hizo perder cerca de 2 mil millones de litros de vino, es decir prácticamente toda una producción, porque eso puede replicarse a los seis meses posteriores en esta zona, que sería el 5 de octubre y eso puede impactar en la brotación de la uva."

El agua, como recurso vital

Otro tema clave en el que hay que pensar también es el recurso del agua, que tal como describió nos está faltando en la Cordillera. “Hoy tenemos el 35% de agua de lo que teníamos el año pasado, que ya veníamos con dos años consecutivos de sequía. Esto es histórico; entonces nos encontramos por un lado con falta de agua en la Cordillera; y por otro lado en el verano nos impacta también una corriente del Amazonas que hace que llueva cuando no tiene que llover. Es decir, llueve en enero y en febrero, cuando se está iniciando la cosecha, lo que genera complicaciones con algunas enfermedades que puede ir teniendo la uva. Por lo tanto el clima juega un rol fundamental para el productor que hasta que no terminó de cosechar, ahí recién se persigna; porque además luego tiene que ir a ver a qué precio va a tener la uva, que eso es otro tema.”

De acuerdo con datos que nos aportó, San Juan hace 30 años producía 900 millones de kilos de uva promedio, mientras el piso que tiene hoy es de 500 millones, es decir ha perdido 400 millones de kilos de uva y tiene un modelo productivo mucho más bajo del que tenía años atrás. Por lo tanto esa matriz productiva de San Juan está muy asociada a estos cambios climáticos donde -explicó- el uso del riego por goteo es fundamental para que el sector se pueda seguir desarrollando en ese valle.

Esa faltante se fue acompañando también con la pérdida del consumo per cápita de vino que hubo en los últimos años -en el 2005 se consumía 30 litros por habitante al año, y se pasó en el 2020 a 21 litros per cápita-, pero esa situación no se fue recuperando y se fueron erradicando viñedos. Por lo tanto Carmona contó que San Juan ante esa situación hizo una política interesante que fue potenciar otros productos, como el cultivo del tomate; la pasa de uva; el pistacho; se restituyó nuevamente el reacomodamiento del cultivo del olivo en algunas zonas ecológicamente aptas; se planteó también como otro recurso la horticultura y se incorporó la ganadería. Es decir, la provincia se fue acomodando también a otro modelo productivo.

Como conclusión, dijo que el país tiene que recuperar más la producción de uva, porque es un producto con mucho potencial que se puede vender más, y en ese sentido la tecnología por goteo en San Juan puede ayudar a solucionar problemas como la falta de agua. “Somos el séptimo productor del mundo, que además tiene un mercado interno que es muy importante. Nosotros vendemos 950 millones de litros en Argentina. Y si aumenta la venta local y las exportaciones, la realidad es que nos va a faltar uva.”

En cuanto a las perspectivas del sector consideró que pesar de todos los problemas post pandémicos que enfrenta el país “si logramos tecnificarnos; hacer más eficiente la aplicación del agua; y podemos implementar legislaciones que faciliten la producción y la estimulación de la exportación, incorporando estas nuevas innovaciones en cuanto a envases, comercialización, nuevos productos, el futuro es positivo para la vitivinicultura."

Por Lic. Carolina Porto
Fuente: Comex