JOSÉ MARÍA MORELOS, Quintana Roo. En el municipio hay 4 mil productores que trabajan una superficie de poco más de 12 mil hectáreas de maíz de temporal, según el Padrón del programa Producción para el Bienestar, antes Procampo; pero actualmente, en las comunidades rurales, la gente no tiene maíz para el autoconsumo.

Los productores temporales aseguran que cada año hacen su milpa pero ya no prospera como antes. Atribuyen esa situación a las temporadas cada vez más prolongadas de sequía y a la lluvia salada o ácida y también señalan que se debe al empobrecimiento del suelo por el uso excesivo de fertilizantes y otros agroquímicos, y no tanto por la falta de apoyos del Gobierno.

Según confiaron, cuando se cosechaba maíz en gran cantidad en las milpas, los campesinos no recibían apoyos del Gobierno: “La santa gracia se daba con la bendición de Dios por el buen tiempo”, dijo el campesino Antonio Valencia.

Según el productor, cuando había buen tiempo y las lluvias caían desde mayo, la cosecha se lograba muy bien y en una hectárea se obtenía más de una tonelada de maíz criollo. Una parte se levantaba en trojes y otra se desgranaba y se vendía a los compradores de granos que llegaban a los ejidos o se cambiada en la tienda del pueblo por mercancía.

En aquellos años en que había buena cosecha, la gente del campo preparaba de 15 hasta 20 hectáreas de milpa, “no como ahora que el campesino a duras penas hace dos o tres hectáreas para cobrar su apoyo de Procampo” (Producción para el Bienestar).

Jorge Cob, un productor joven, comentó que la gente del campo siembra de una a dos hectáreas de milpa, porque aparte de que el maíz que se siembra “no pega bien”, sale caro preparar una hectárea de milpa.

Explicó que, entre la tumba y siembra de la milpa, se invierten cerca de seis mil pesos, para que luego se cosechen solamente 800 kilos de maíz, “cuando pega regular la cosecha”.

Cob Cab agregó: “mucha gente en las comunidades no hace milpa porque dice que le sale más barato comprar el maíz que sembrarlo. Esto es verdad, pero, ahora no hay maíz ni para comprar porque el Gobierno dice que el campesino tiene que volver a sembrar lo que consume y también tiene razón”.

Afirmó que los campesinos pueden hacer un esfuerzo por sembrar maíz, pero el Gobierno tiene que apoyarlos más.

El técnico extensionista de campo, Luis Arjona May, aseguró que es verdad que la gente del campo siembra su maíz, “pero ya no pega como hace 10 o 20 años atrás”.

Recordó cuando empezó a trabajar como extensionista, recién egresado del Centro de Estudios Tecnológicos Agropecuarios de Chetumal, veía cómo la gente cosechaba toneladas de maíz en su milpa porque pegaba muy bien, pues en aquellos años la gente no utilizaba fertilizantes y en su milpa sembraba de todo, no solamente el maíz.

Las tiendas de la cabecera se llenaban de maíz, al igual que la bodega de la extinta Compañía Nacional de Subsistencias Populares (Conasupo) que estaba en la Villa de Dziuché. Ahora, los productores ya no tienen maíz para su propio consumo, porque, por un lado, el clima cambió mucho y, por otro lado, los productores se volvieron mañosos desde que el Gobierno les empezó a dar apoyos.

El productor tenía asesoría técnica, pero esa asesoría cambió por dinero e insumos, y eso es lo que echó a perder el asunto en el campo, señaló.

Luis Arjona dijo que de los más de 4 mil productores que reciben el apoyo de Producción para el Bienestar, sólo entre 800 y mil hacen su milpa.

“Aquí el asunto de la producción de maíz en el campo tiene muchas formas de verse: el clima afecta, es verdad, pero también el Gobierno malacostumbró a los campesinos.”

Según el técnico, el problema de la falta de maíz en el campo no es propio del municipio, sin que actualmente afecta a muchas regiones del país.

En la zona de mecanizados, donde la agricultura está más tecnificada, se trabaja el maíz pero de la variedad mejorada y generalmente se vende cuando está verde.

Fernando Meza Barrera, productor de Puerto Arturo, dijo que trabajan maíz elotero en ejidos como La Candelaria, X Noh Cruz, Carolina, San Felipe, Saczuquil y Puerto Arturo.

Ese tipo de maíz, genéticamente mejorado, no se puede guardar por mucho tiempo, se tiene que vender o consumir en cuanto empieza a sazonar. Por eso, los campesinos temporales del municipio siguen sembrando el maíz criollo en sus milpas, aunque ahora, las variedades de ese grano están en riesgo de perderse, porque cada vez que se siembra y se pierde la cosecha no se recupera ni siquiera la semilla.