Algunos indicadores que reflejan el estado actual de la educación secundaria son: la tasa de promoción, repitencia y deserción de los estudiantes publicados por el Ministerio de Educación de la Nación.

Para el año previo a la pandemia se observa que:

1. El 80% de los estudiantes pasaban de año
2. El 10% de los alumnos repite al menos un año
3. El 9% directamente abandona sus estudios.

Si se analizan las tasas de egreso: Sólo el 54 % de los estudiantes egresa y solo el 29% lo hace a término.

Es probable que estos indicadores se hayan visto fuertemente afectados durante el año 2020, por la pandemia, ya que algunos jóvenes no han podido seguir su educación de manera virtual o han tenido que abandonar la escuela para insertarse en el mercado laboral.

En cuanto a la calidad de la educación secundaria, las pruebas APRENDER, como mecanismo de evaluación del nivel de los estudiantes muestran que:

En matemáticas, el casi el 75% de los jóvenes se encuentra por un nivel debajo del básico y el básico, mientras que en lengua la performance es mejor y el 40% se encuentra en esos niveles.

Los datos demuestran que el sistema educativo no solo no consigue retener a los jóvenes y que los mismos se egresen sino también tiene grandes falencias en la calidad de los contenidos. La conjunción de estas dos cuestiones genera que:

Los alumnos que logran egresar y quieren seguir sus estudios superiores, su calidad de conocimiento les genera dificultades para permanecer en el ciclo universitario. Esto se ve reflejado en las mayores tasas de deserción que existen en los primeros años de la universidad.

A aquellos que terminan el secundario y no quieren seguir estudiando les cuesta mucho insertarse al mercado laboral por la falta de habilidades para su inserción.

Y por último, los alumnos que no logran terminar el secundario tienen que insertarse en el mercado laboral, lo tienen que hacer en condiciones de informalidad, autoempleándose o realizando changas con sueldos bastante bajos.

En consecuencia, Idesa propone:

La necesidad de repensar la educación secundaria para que exista una oferta educacional para aquellos jóvenes que solo quieren terminar el secundario para insertarse en el mercado laboral y no lo pueden hacer porque no cuentan con las habilidades básicas para desenvolverse en él.

La experiencia internacional muestra que el éxito de una secundaria pensada para el mundo del trabajo depende crucialmente de un vínculo muy estrecho entre las escuelas secundarias y las empresas. En Argentina se debe superar las visiones obsoletas tanto del ámbito educativo (que consideran que las escuelas no están para formar mano de obra para las empresas) como de la legislación laboral (que es sumamente restrictiva a la hora de permitir que los jóvenes se formen en ámbitos laborales).

Es necesario mejorar la calidad educativa, brindando actualizaciones en los planes de estudio y formaciones continuas de calidad para los docentes. Además de evaluar a los docentes, es necesario mejorar las reglas de gestión en especial en los establecimientos públicos.

Fuente: Idesa.org