Pareciera que el mercado global se encuentra bajo el “efecto manada”. Todos corren para el mismo lado. Y la racionalidad está limitada por el miedo.

Si es así, en algún momento dado, la situación se dará vuelta.

Pocas dudas hay: la estampida proviene de las señales emitidas desde EE.UU. a raíz del beneficio que habría sobre los cultivos con las recientes lluvias.

Para colmo, el huracán Ida está haciendo de las suyas. Y el golfo de México sufre las consecuencias.

¿Por qué? Porque el ritmo de embarques quedaría seriamente afectado por los daños de Ida en los Estados de Louisiana y de Mississippi. Los daños son graves en las instalaciones de las firmas exportadoras, en el complejo portuario de Nueva Orleans.

Con esta situación, es dable esperar demoras en los embarques. Si las exportaciones no pueden efectivizarse, obviamente los precios tienden a deprimirse.

Además el gobierno de EE.UU. sigue sin definir la política para los biocombustibles. La industria del etanol y del biodiesel gravita sobre la demanda de maíz y de soja.

El cuadro de incertidumbre empuja la corrida y la manada no se detiene porque no hay certeza sobre el mandato de corte obligatorio con biocombustibles.

A las lluvias mencionadas en el anterior comentario, se agregan nuevas lluvias sobre todo en Iowa e Illinois, que deberían mejorar los cultivos tardíos.

Claro está: no todo es bueno en la zona agrícola. La sequía persiste todavía en Dakota del Norte y del Sur.

El mapa que sigue muestra el panorama para septiembre de sequía.

Allí se ve que cerca del 50% de estos Estados seguirán sufriendo la falta de agua de manera severa. Y la otra mitad, irá mejorando. Así también los Estados de Minnesota e Iowa.

Una suerte de sobre giro afecta el mercado. Uno diría que deberíamos aguardar que la situación se estabilice. Y si la demanda global sigue firme, sería razonable esperar una estabilidad ubicada en un escalón por encima de los actuales precios.