Según el último Relevamiento de Expectativas de Mercado (REM) del BCRA, la inflación este año alcanzará el 48%. Para los próximos doce meses, en tanto, el mercado estima un alza de precios en torno al 43%. Es en ese escenario que distintos analistas consultados consideran que subir la tasa de interés de referencia (desde hace un tiempo ubicada en 38%) podría ser una herramienta válida para evitar que los pesos sumen presión a las brechas cambiarias y al propio IPC.

“Tanto la suba de la inflación como el aumento de las expectativas de devaluación son la contracara de la pérdida de valor del peso. Con poca credibilidad, expectativas de precios disociadas del tipo de cambio oficial y fuerte inercia e indexación, el BCRA tiene muy pocas opciones diferentes a una suba de tasas”, señaló a Ámbito Nery Perischini, de GMA Capital, quien agregó: “Recordemos que la tasa de referencia (Leliq) está prácticamente fija desde hace 16 meses. En el medio, tuvimos unos pocos meses con inflación anualizada de 20%, producto de la cuarentena, pero que en 2021 reaccionó. En los últimos tres meses, los precios viajaron a un ritmo anualizado de más de 60%, dejando muy atrás la tasa en pesos. En términos de rendimientos, hace once meses que los plazos fijos están en terreno negativo versus la inflación”.

En ese contexto, Perischini sostuvo: “La tasa real es una primera barrera de defensa para que el exceso de pesos no presione sobre bienes (inflación) o moneda extranjera (mayor brecha). Y, en un contexto de caída de demanda de pesos como el actual, debería ser una prioridad. De todas formas, con la tasa sola no alcanzaría. Es necesario mostrar un programa económico sólido y creíble, que apunte a cerrar los desequilibrios fiscales que generan un exceso de pesos y repercuten sobre el valor de la moneda. El acuerdo con el FMI ayudaría en este sentido, pero ahora hay que esperar hasta 2022”.

Señal

Andrés Borenstein, economista de Econviews, señaló que “sería bueno” una suba de tasas al menos a modo de “señal”. “Si bien creemos que la inflación se va a desacelerar, creo que sería bueno subir la tasa. Subir la tasa genera dos cosas: por un lado, hace menos atractivo irse al dólar; por otro lado, frena un poco la economía, lo cual a su vez tiende a reducir la inflación. Entonces, ahí se dan los dos problemas que tiene el Gobierno: por un lado, le encantaría que la gente no vaya al dólar, pero por otro lado no quiere enfriar la economía, mucho menos en este semestre con las elecciones”.

“El tercer ángulo, que creo que para el Central es importante, es que el BCRA tiene en este momento $3,6 billones en pasivos remunerados, que remuneran directamente la tasa de política. Si subís las tasas, automáticamente se empiezan a encarecer los pasivos monetarios y corrés el riesgo de una bola de nieve. El punto es el siguiente: mientras la tasa esté por debajo de la inflación, por un lado es un peligro para el dólar, pero por otro lado vas licuando el stock de pases pasivos remunerados que tenés. Creo que en el Central están mirando estas cartas. Subir las tasas un par de puntos, como señal, me parecería interesante. Porque daría una señal y un par de puntos no harían insostenible la situación”, agregó Borenstein.

Niveles de inflación más altos de los previstos en el Presupuesto llevaron a distintas revisiones en las paritarias. Esto generaría “un aumento de liquidez para el público en general”, según explicó Brian Torchia Gerente de Finanzas Corporativas de Pgk Consultores. “Ante ese contexto, los inversores tienen escasas posibilidades: o bien van a dólares financieros o informales, lo que empujaría las cotizaciones al alza por una cuestión netamente nominal, o se va hacia deuda local en pesos, siempre y cuando ofrezca un atractivo diferencial. Y para que ofrezca un atractivo diferencial, hay dos tipos de fenómenos: las deudas a tasa fija tienen que ir al alza, con lo cual necesariamente la tasa de referencia debería subir; o bien, la oferta que hay de liquidez se siga volcando hacia instrumentos ajustados por CER, que hoy en día concentran aproximadamente el 70% del stock de deuda local”, remarcó Torchia.

De todas formas, para el analista “es poco factible que el Gobierno tome este tipo de medidas, claramente restrictivas”, en un año electoral. “Con lo cual, creo que el escenario más probable es que haya un desplazamiento nominal de las cotizaciones de dólar alternativo y eso se acompañe con un volumen del stock de deuda ajustado por CER”, concluyó Torchia.

Fuente: Rosario Finanzas