-¿Cómo surge su vínculo con el sector agropecuario?

-Quedé viuda muy joven y tuve el gran desafío de ocuparme del campo sin tener formación agropecuaria. Lo hice de una forma diferente. No fue en base a tradición en un principio, sino que le di un toque empresarial a la explotación.

-¿Cómo observa la situación actual de la agropecuaria nacional? ¿El cambio de gobierno ha incidido en algo?

-Siempre fui una defensora de la importancia del agro en la sociedad y en el país. Somos 3 millones de habitantes, pero producimos alimentos para 30 millones. Es la base de la economía nacional. Con el cambio de gobierno hay una atención diferente al rubro y se valora su importancia. Hoy los reclamos son entendidos y atendidos.

-¿Cómo influyó la pandemia en el sector agro exportador?

-Así como en el mundo la prioridad es la salud, también lo es la alimentación. La incertidumbre al principio estaba puesta en la posibilidad de tener los insumos para producir. Era algo que iba más allá de los mercados. La colocación de los granos y la carne es fundamental, pero también había que tener la certeza de tener los insumos para producir. Por suerte todo llegó, aunque sin la agilidad de otros tiempos lógicamente. El campo no puede parar. Esta frase siempre se repite pero es así.

-Dentro de la empresa se realizan distintas explotaciones, ¿cómo vienen trabajando en la integración de agricultura y ganadería?

-Para mí no se es productor agrícola o productor ganadero, se es productor agropecuario. Esto incluye los dos rubros y es fundamental esa sinergia. La ecuación cierra muy bien cuando esta integración permite cuidar el suelo y la tierra. El plan de uso y manejo de suelos es una ventaja, es extraordinario. Vamos integrando cultivos que sirven para el ganado o para exportación de granos, pero a su vez hacemos pastoreo y de esa forma los campos descansan con unos años de praderas. Capaz dejamos de producir aunque la soja esté a US$ 500, pero el retorno en la tierra lo ves reflejado en unos años. Somos sumamente respetuosos en el cuidado del recurso, porque es finito.

-Con estos valores, ¿se está complicando el hecho de pasar los granos por el ganado?

-Es un tema. Tenés maíz y pensás si lo vendés o lo hacés carne. Como en toda empresa tenés que dividir los riesgos y planificar, y en esos momentos capaz no tenés la certeza de lo que va a valer la carne. Cuando armamos la dieta del animal encerrado pensamos todos los costos de la dieta. Para incentivar que se siga encerrando esperamos que el ganado siga subiendo. La cuota 481 es un nicho muy selecto que debe reflejarse en el precio que recibe el productor. Hay que hacer números permanentemente.

-La expectativa está puesta en la normalización de los mercados cárnicos a medida que avance la vacunación contra la pandemia…

-Hay marchas y contramarchas. Debemos tener en cuenta otros mercados aparte de Europa, como sucede con China y lugares que demandan buena calidad de carne, aún sin tener el título de cuota 481. La pandemia obviamente afectó los mercados, pero esperamos que se normalice lo antes posible.

-Venimos de una zafra de cultivos de invierno récord en producción a nivel país, y los valores de los granos para los cultivos de verano son muy interesantes, ¿cómo se planifica el esquema agrícola hacia adelante?

-Vamos ajustando permanentemente. También está el factor climático que incide. Un tema importante es la incorporación del riego. Nosotros estamos agregando el segundo pívot a la empresa. En Salto tenemos 108 hectáreas bajo riego y con eso alimentamos el encierro. Estamos agrandando el área de riego en 80 hectáreas más con la misma represa. Con esta herramienta aumentamos las producciones. La tecnificación en la agricultura es fundamental, no solo en el riego sino en el mapeo de los campos. Hoy las máquinas permiten variar las fertilizaciones del campo variando según las necesidades de cada potrero. El productor uruguayo debe incorporar tecnología siempre para ser más competitivo, y además hoy existen incentivos a nivel país para ello.

-La mitigación de los factores climáticos hoy es una de las metas principales. Con la aplicación de la tecnología del pívot, ¿hay diferencias sustanciales en los rendimientos?

-Sin duda. Nosotros en Salto estuvimos al margen del año niña. No nos cambió en nada y solo tuvimos que estar pendientes de que la represa no se secara. Los factores climáticos referentes a lo hídrico se mitigan de esa forma.

-Los desafíos ambientales son cada vez mayores, ¿cómo ve a Uruguay trabajando al respecto?

-Es un gran desafío a nivel país. En la carne por ejemplo, más allá de que la cuota 481 se paga más, se quiere saber dónde y cómo se produjo el producto. El bienestar animal incide mucho. De todos modos hay que tener un equilibrio, porque producir lo más natural posible baja los rendimientos y las producciones y los costos suben. El consumidor valora el cuidado ambiental pero tiene que pagar más. Es muy interesante trabajar en la producción de alimentos porque cada vez hay más factores que inciden.

-También vienen trabajando desde la empresa en el desarrollo del aceite de oliva…

-Así es. La línea se llama “Don Rodrigo”, en honor al padre de mis hijos que fue quien nos inculcó el amor por el campo. Ahora estamos en plena cosecha en Salto. La mano de obra que trabaja con citrus está muy capacitada. El desafío es poder exportar y que la marca se expanda. Es un rubro que también lo ves directamente en la mesa.

-Se ha hablado mucho en el último tiempo de la necesidad de Uruguay de bajar sus aranceles para salir a competir al mundo, ¿cómo ve el desempeño del país en el Mercosur?

-Pienso que debemos estar en el Mercosur pero que eso no nos quite la libertad de generar acuerdos con otros países. Tenemos que ser atractivos para colocar nuestros productos. El tema arancelario es clave porque perdemos competitividad intentando ingresar a mercados que de todas formas quieren nuestras producciones.

-Respecto de la percepción social del rubro, ¿cómo ve la visión a nivel país del sector agropecuario y su gente?

-Este fue un año muy especial. A nivel social creo que estamos más solidarios y tenemos las mismas preocupaciones por la salud y la alimentación. Creo que hoy las personas que conocen menos el rubro tienen más entendimiento que antes. Es uno de los sectores más importantes del país. La producción de alimentos sigue en prioridad a los aspectos sanitarios.

-¿Cómo observa el rol de la mujer en el campo?
-Ingresé al sector hace 30 años y siendo muy joven. Nunca sentí una discriminación por ser mujer. En ningún momento me sentí disminuida, por el contrario, sentí que me respetaban porque era una de las pocas mujeres trabajando en el rubro. Siempre me trataron bien y respetaron, porque no es un tema de género, es un tema de estar en el trabajo del día a día y demostrar capacidad.

-¿Cuáles ve que son los principales desafíos a nivel país en el rubro?

-El agro uruguayo es muy creíble en el mundo. En primer lugar hay que mantener eso. Hoy los productos uruguayos son bien vistos en todos lados. En segundo lugar no debemos descuidar el status sanitario con respecto al ganado. Hay que ser responsable en la vacunación de la aftosa, eso es fundamental. También tenemos que estar atentos a las restricciones mundiales en cuanto al uso de productos y los tiempos necesarios. Todo se resume en respaldar esa credibilidad que tenemos desde hace muchos años.