Economistas hacen sus estimaciones basándose en el uso de los recursos del país: calidad y cantidad de personas en edad de trabajar, el capital y las tecnologías disponibles. Sin embargo, el libro “Por un País más Justo y Floreciente” desmitifica esa creencia gravemente insuficiente. ¿Qué son los recursos productivos? Incluyen las coincidencias y confianzas en los acuerdos privados y políticos para contratar actividades y satisfacer las necesidades recíprocas. Juan fabrica un bien, cobra y paga sus compras. Cada uno de los intervinientes en la rueda obtienen más que el mínimo deseado por ellos. Ganan tanto como valoricen las comunidades de intereses. Cuánto más extendidas las coincidencias, mayores intercambios y oportunidades de ganancias.

Las comunidades de intereses reconocen la mutualidad, reciprocidad de prestaciones. La gente trabaja para atender faltantes propios y ajenos, especializándose, aprendiendo oficios que les retribuyen mejor. Desaprovechar las ofertas y necesidades de otros sería una pérdida de recursos formidables. Para conseguir los bienes deseados no importa el color, afiliación o residencia de quienes los provean. El recurso productivo decisivo es la aceptación de actividades compartidas, las confianzas que facilitan las contrataciones individuales. Y el cumplimiento de tales contratos para proveer los bienes demandados.

El recurso productivo decisivo es la aceptación de actividades compartidas, las confianzas que facilitan las contrataciones individuales. Y el cumplimiento de tales contratos
Gente dispuesta a superar antagonismos comprensibles, descubriendo ganancias compartidas, coordinar trabajos, proveyendo y obteniendo la mezcla compleja de bienes, empleos diferentes para la más amplia cobertura de las necesidades de cada uno. Rehusar importaciones que abaratarían costos, o exportaciones que pagarían mejor la producción local, provoca pérdidas de remuneraciones gigantescas. Una parte de las cuales se apoderan quienes usufructúan apropiaciones de ingresos disputados. Consecuencia de incomprensiones, normas arbitrarias, imposiciones de gobernantes, influyentes, artimañas de predadores, sostenidas en relatos de ideólogos, miradas sesgadas, temores a lo nuevo.

Enfatizo, nunca cerrarse a los negocios voluntarios favorece a quienes sufren tamaña represión. La soberbia de negarse a lo ventajoso nos empobrece. Pero el camino no aparece franco. Algunas decisiones ofrecen vericuetos y la aparente ganancia inmediata se convierte en pérdida permanente. Por caso, la decisión de no pagar una deuda, incumplir contratos, cierra oportunidades y certezas. En la Argentina, tales impedimentos y confusiones se refuerzan con relatos ideológicos, la inflación y el peso de restricciones que nos desconectan y acentúan el encogimiento de los recursos.

Experiencia internacional

Emprendiendo las gentes van descubriendo habilidades que desconocían. Las comunidades de intereses desarrollan una riqueza de informaciones, destrezas, que ningún grupo dirigente podría dominar. Por eso, los gobiernos autoritarios consiguen peores resultados que los que liberan las actividades, atendiendo los deseos individuales.

Los regímenes comunistas reconocieron esa realidad, a partir de 1978, liderados por Deng Xiaoping, en China. Y en 1989, tras la caída del muro de Berlín. Conclusión: los Estados que abusan a su gente imponiendo prohibiciones, cargas artificiales, empujan violencias crecientes, hasta insostenibles.

En definitiva, las libertades individuales valorizan las propiedades privadas competitivas y constituyen los recursos económicos que diferencian a las naciones. A mayores libertades, mayores competencias, ingresos. En un planeta interconectado, los conocimientos científicos y tecnológicos están difundidos. Los ingresos de los países responden a su destreza en valorizar las propiedades individuales. Una graduación desde USD 250 por año y habitante, en Sudán del Sur, hasta USD 89.000 por año y habitante en Suiza, en 2020. Durante las últimas décadas, los funcionarios argentinos han oprimido a productores y consumidores.

YPF se vendió en USD 15.000 millones, en 1999. Hoy, cuando el precio del barril de petróleo vale 4 veces más, y con la excepcional oportunidad de Vaca Muerta, la empresa vale menos de la décima parte. Una idea de la desvalorización de empresas argentinas. El Gobierno las persigue. “Combatiendo al capital” es también combatir el empleo y los salarios.

Caminos divergentes

El gráfico compara la evolución de los ingresos por habitante en dólares en Argentina y China. Al inicio de la democracia, en 1983, y a pesar de las terribles pérdidas del trienio anterior, los ingresos argentinos superaban en más de 13 veces a los chinos. En 2020, eran 25% menores.

El primer fuerte crecimiento de los ingresos argentinos corresponde a la Convertibilidad, subrayando la contribución de una moneda confiable y normativas amigables. En 2007, la bonanza de los precios internacionales de las materias primas y cierta estabilidad monetaria impulsó el segundo crecimiento de los ingresos.

A su vez, el gobierno de Mauricio Macri alentó confianzas y el ingreso por habitante de mayor poder adquisitivo de esta democracia, en 2017, en dólares deflacionados por índice de precios al consumidor de EEUU. Cabe notar que los controles cambiarios inflaron estas mediciones entre 2008 y 2015, y también en el último año.

En esta nueva democracia, los dirigentes argentinos abusan de su gente imponiendo obstáculos, violencias, artificiales a las actividades. La Argentina democrática se hizo más restrictiva que China comunista, que consiguió su espectacular progreso liberando actividades y nos superó.

¿Por qué cabe esperar peores resultados?

Los funcionarios exigen condiciones cada vez más gravosas, impuestos y normas intrusivas, que aumentan incesantemente para emprendedores. El Gobierno pareciera creer que legislar es imponer, cambiar normas y favorecer allegados y gremialistas poderosos; y que las propiedades privadas son una concesión graciable del Estado. Difiriendo con Jeff Bezos, “EEUU apoya y no estigmatiza el riesgo emprendedor”.

La incertidumbre de la deuda pública la mide el riesgo país más elevado de América, descartando Venezuela. Los funcionarios desdeñan inversiones productivas, manteniendo los mercados en vilo, no acordando con FMI.

Hechos anteriores anticipan el porvenir. En 2005, reestructuraron la deuda, ufanándose de la quita del 66%, “la mayor de la historia”, alegando no poder pagar. Sin embargo, en 2006 cancelaron la deuda con FMI, para librarse de esa auditoría. En 2008, expropiaron los ahorros de los aportantes a las AFJP e impusieron controles de cambio. Expulsando recursos es difícil crear empleos y hasta pagar vacunas.

El Gobierno no quiere rivales y entorpece los emprendimientos independientes. Malos años por delante. Parece no advertir el daño a quienes contribuyen aportando capitales y confianza. Del “gobierno del pueblo, por el pueblo y para el pueblo” de Lincoln, “al Estado soy yo”, de Luis XIV.

Fuente: Infobae