SOLO UN OASIS PLUVIAL

Como ya hemos analizado en forma pormenorizada, a esta altura de la campaña es correcto asegurar que los resultados de la misma están directamente ligados al periodo lluvioso que en algunos sectores comenzó en la segunda parte de diciembre y que luego se generalizo en enero y el arranque de febrero. Como quedo claro en el informe mensual de la semana pasada febrero dejó vastas regiones agrícolas del país, incluyendo la mayor parte de la zona núcleo, con una provisión de agua muy pobre. Para analizar la persistencia de este comportamiento, podemos calcular la anomalía de lluvia de todo el trimestre de verano.

De la misma forma que hacemos en el informe mensual, consideramos las lluvias ocurridas entre el 01/12 y el 28/2 y las comparamos con los valores estadísticos (1973-2020) para sectorizar por categorías la oferta de agua de todo el verano.

Como podemos ver, parecen áreas restringidas del sur de sudeste de CB, donde la performance pluvial fue normal o puntualmente algo sobrada. También se detectan corredores en la provincia de BA donde las lluvias fueron normales. Debe quedar claro, que la normalidad meteorológica de las lluvias para todo este período, no implica que las zonas donde esto se dio no hayan “sufrido” agronómicamente, el mes de febrero.

En principio el sudeste entrerriano y gran parte del norte bonaerense, hasta el norte de LP, han sufrido mucho las restricciones de las precipitaciones. Vastas zonas de la cuenca del Salado bonaerense y del oeste de la provincia, seguramente reflejarán este comportamiento pluvial en resultados deficitarios, muy por debajo de los normales en algunos sectores.

En el sur bonaerense, los cultivos de segunda implantación se van deteriorando al ritmo en que lo van haciendo las exiguas reservas que se sostienen en forma dispersa. A gran escala, gran parte del sur bonaerense ya no cuenta con reservas. Incluso si llegasen precipitaciones en forma perentoria, las mismas tendrían un impacto muy pobre en la recuperación de los cultivares, si son esperadas para el rebrote o el nacimiento de pasturas.

En el oeste entrerriano, el centro sur de SF y la provincia de CB, aun cuando se detectan señales negativas del comportamiento pluvial, las lluvias abundantes de enero y comienzos de febrero, dejaron un escenario hídrico que, a pesar de la realidad pobre de la actualidad, pudo haber sido suficiente como para que los cultivos se aproximen a valores normales.

En una mirada de más largo plazo, considerando la anomalía pluvial para el semestre septiembre-febrero, vemos que la señal negativa es mucho más extendida y de alguna manera confirma lo que adelantaban las tendencias climáticas a la salida del invierno. Se descontaba una primavera bastante seca (octubre en BA fue la gran excepción y salvó la fina del sur) y se esperaban mejoras para el verano. Esto meridianamente se fue cumpliendo, con un febrero que se salió de programa y bajo las expectativas de producción sobre todo en las dos provincias del sur y el sudeste de ER.

Vemos que el semestre es en general muy flojo para el centro norte de la Mesopotamia, la zona agrícola de Chaco, muy golpeada por la seca, con recuperaciones temporarias y no siempre de gran volumen. El panorama no fue mejor para el NOA, aunque el oportunismo de algunas precipitaciones en la franja agrícola de Salta, pudo haber sostenido cultivares que pueden proyectar rendimientos dentro del rango normal.

En resumen, el semestre ha dado continuidad a todo un patrón que ya viene configurado desde hace más de un año. En términos meteorológicos, los milimetrajes resultaron pobres a gran escala. Como vemos la escasez tiene zonas restringidas donde los registros fueron normales o incluso supriores a los mismos.

La lectura que debemos hacer de cara al futuro, es que entre los consumos de los cultivos y las lluvias predominantemente por debajo de los valores normales, los suelos quedan con perfiles muy empobrecidos.

El comportamiento de lo que resta de marzo y de abril será definitivo para saber qué zonas quedarán en condiciones de ir a la fina, sin estar condicionadas de entrada. Las primeras señales positivas han comenzado a llegar.