Con más de un siglo de historia sobre sus espaldas, COINCER es un testigo privilegiado de las transformaciones y la aceleración de los procesos productivos que sufrió el negocio del agro. Nacida en 1877 como un almacén de ramos generales en Suipacha, hoy la firma se ha convertido en referente de la región centro de Buenos Aires donde opera tres plantas de almacenaje de granos y comercializa una gran paleta de insumos: fertilizantes, semillas, fitosanitarios, combustibles y lubricantes.

"Mi papá tenía 16 años cuando llegó al país en 1922, escapando de la guerra civil española. Y al poco tiempo empezó a trabajar con su tío, que formaba parte de la sociedad", relata Diego Marroquín, actual presidente de la compañía. "Por mi lado, yo arranqué dentro de la empresa a fines de la década del 70, poco tiempo después de la construcción de la primera planta de almacenamiento. Eran tiempos de muchos cambios, cuando los acopios comenzaban a trabajar a granel y se abandonaban las bolsas de 50 kilos, un método engorroso que necesitaba de mucho trabajo manual", recuerda.

Fue en ese momento que COINCER logró un fuerte desarrollo y expansión como empresa, capitaneados por Guillermo Lawler, quien oficiaba como gerente de la compañía en ese momento. No solo se incrementó en forma constante la capacidad de la planta, sino también se incorporaron nuevas instalaciones para el almacenaje de semillas y fertilizantes. "Empezamos a brindar servicios a los productores. Además de recibir los granos y acopiarlos, también vendíamos la semilla y los agroinsumos necesarios para su producción. En cierta manera se generaba una dependencia mutua, que derivó luego en una estrecha relación con nuestros clientes", reflexiona.

Según Marroquín, ese vínculo es la principal fortaleza que posee la firma centenaria. Apoyándose en el cumplimiento de los compromisos asumidos y la rapidez y calidad del servicio, la compañía ha sabido preservar una amplia cartera de clientes a través de los años. "Tratamos de proveer buenos precios y a la vez brindar un servicio de excelencia. Somos muy específicos y puntillosos a la hora de solucionar todos los problemas de logística. Llevamos al lote todos los insumos necesarios para el cliente, así este puede enfocarse únicamente en la producción", explica.

Para el titular de COINCER la principal demanda de los productores es la inmediatez. "Hoy no existe el dejalo para mañana. Todo tiene que ser ya. Hay que estar preparado para atender cualquier problema que tenga el cliente y darle una solución en el momento", asevera. En ese aspecto, los distintos canales de comunicación jugaron un rol fundamental y han revolucionado el mercado.

"Antiguamente los productores venían a hacer negocios de forma personal a la oficina. Después llegaron los teléfonos, que más tarde fueron reemplazadas por los celulares. Hoy directamente todo se maneja por whatsapp, una tendencia que se generalizó este último año con la pandemia. Y paralelamente, los actores también van cambiando, y aquel productor que venía a la oficina hoy fue reemplazado por su hijo o su nieto. Por eso constantemente tenemos que renovar y ganar la confianza de nuestros clientes, demostrando que somos efectivos, rápidos y también modernos", explica Marroquín.

Esa aceleración también se traslada al sector del acopio, con períodos de cosecha cada vez más cortos, producto de la mayor capacidad y tecnología de las nuevas máquinas. "Hoy una cosechadora hace más de 30 hectáreas por día y eso significa descargas más rápidas y una mayor cantidad de camiones para poder estar a la altura de la recepción", afirma Marroquín. En ese plan, desde la empresa han encarado una mejora y modernización de la infraestructura de sus plantas, que en total alcanzan una capacidad de 50 mil toneladas. "Queremos llevar todas las norias a una velocidad de descarga de 200 tn/h", confirma el ejecutivo.

A la par, COINCER ha desarrollado desde 2013 una alianza estratégica con YPF que le ha permitido ser el representante exclusivo en la zona para la comercialización del catálogo de insumos y productos para el agro de la compañía. Con un predio ubicado sobre la Ruta Nacional 5, que cuenta con oficinas y depósitos para combustibles, lubricantes, fertilizantes y fitosanitarios, la firma ha logrado expandir el horizonte de sus potenciales clientes.

"Antiguamente solo llegábamos a Suipacha y alrededores. En general, una planta de acopio tiene buena llegada a alrededor de 30 kilómetros de la planta, porque después el costo de los fletes te empieza a dejar fuera de mercado", explica Marroquín. Pero tras convertirse en representante de la Red YPF Directo, la zona de influencia de la firma se amplió drásticamente, llegando a otras localidades como Mercedes, Luján, General Rodríguez, Navarro, Las Heras y Marcos Paz. "Ahora nuestro abanico para la venta de insumos se ubica a 100 kilómetros de distancia de Suipacha", añade.

En la región predomina la ganadería y la lechería. "De las 90 mil hectáreas que tiene el partido de Suipacha, apenas 15 mil hectáreas serán agrícolas. Lo mismo pasa en zonas aledañas como Navarro, Mercedes, Luján o Las Heras. Además son campos que se han ido achicando y las grandes extensiones son muy difíciles de encontrar", se sincera.

Tras los buenos resultados obtenidos con la alianza con YPF, Marroquín se esperanza en que COINCER continúe en la línea de crecimiento que la empresa viene experimentando hace ya más de 100 años. "Por ahora manejamos todo desde Suipacha, pero posiblemente en el futuro instalemos sucursales para mejorar la logística en las nuevas zonas donde nos venimos desarrollando. Nuestra firma arrancó en 1877, pero todavía seguimos vigentes. Siempre estamos atentos a los cambios, tratando de modernizarnos y adaptarnos a los tiempos que corren para continuar con el legado otros 100 años más", culmina.