Aunque parezca fantasía, la realidad es que China es uno de los poquísimos países –sino, el único- que va a mostrar este año que finaliza un crecimiento del PBI.

Justamente, donde se habría iniciado la pandemia, es donde mejor performance se ha registrado en todo el globo.

Y qué decir de nuestro país, donde el porcentaje de baja llegaría a cerca de 11%. Uno de los más negativos del mundo entero.

La demanda china por soja sigue muy firme, con niveles de procesamiento inéditos.

En tanto la oferta mundial sigue bajo la amenaza de la sequía (o bajo nivel de precipitaciones) en la zona productora del momento, esto es América del Sur.

Este cuadro de precios en suba, se acentúa por el exceso de liquidez al que asiste el mundo entero, con muy bajas tasas de interés internacionales.

La extrema emisión de dólares por parte de EE.UU. tiene sus secuelas inflacionarias y de pérdida de valor respecto a las demás monedas, obviamente en relación al euro.

Cambioeuro. Evolución a lo largo del año del valor del dólar en relación al euro

Un dólar en baja representa, en líneas generales, una mayor capacidad de compra de aquellos países fuera de EE.UU. Cuando tienen sus monedas fortalecidas, aquellos que son importadores de commodities agrícolas alcanzan una mayor capacidad de compra.

Así las cosas, ¿cómo puede extrañar que la soja haya llegado a sus máximos precios en seis años?

Y como vemos todo parece indicar que el camino alcista tiene por delante, todavía, un buen trecho. ¿Igual o mejor? Uno diría que una de las dos alternativas. Obviamente, si no aparece sorpresivamente un cisne negro.

Y hablando de un cisne negro, acaba de aparecer uno.

El gobierno prohibió la exportación de maíz, salvo los embarques posteriores al 1 de marzo de 2021.

Veremos cuánto golpea en el disponible.

El cierre de estas exportaciones parece anunciar una profundización del camino intervencionista. Una mayor incertidumbre, que viene desde adentro, avanza sobre la producción agraria.

¿Alcista?

¿Por qué? Pues porque además del cuadro descripto, las tensiones comerciales, en China y EE.UU., van quedando atrás. Y con mayor razón, una vez que haya asumido Biden.

Los enormes volúmenes de exportación récord, tanto de soja como de maíz estadounidense, llaman la atención.

Se estima que durante el año 2019, EE.UU. había exportado alrededor de 30 millones de toneladas de soja. Poco más de 11 millones habrían sido embarcadas hacia China.

En 2020, 55 millones de toneladas serían las exportaciones de soja de EE.UU. De este volumen, más o menos 33 millones se habrían exportado a China.

Impresionante… ¿no?

El maíz no se queda atrás. 2020, sería el año con el mayor volumen de exportaciones realizadas y comprometidas en la historia, con China a la cabeza de los importadores. Algo inusual.

Además la industria del etanol, que necesita del maíz, muestra una interesante perspectiva.

Es probable que EE.UU establezca una nueva legislación, a partir de la llegada de Biden, para promover la utilización de biocombustibles.

Lamentablemente, en nuestro país seguimos jugando con fuego.

Las medidas de fuerzas derivadas del conflicto sindical en los puertos tienen secuelas de enorme proporción.

En fin… como vemos el mundo resulta amigable para nuestros productos.

Con esta visión, bien podemos festejar, pese a todo, y brindar por nuestra patria. Para quienes piensan abandonar el barco, me animo a sugerir que, además de Ezeiza, hay otra salida. Y está dentro de nuestras fronteras. Hay tanto para hacer…

Brindo por nuestro país, por nuestros agricultores y por todos los argentinos.

¡Feliz Año Nuevo!