BUENOS AIRES LA MENOS AFECTADA

Las lluvias del trimestre de primavera, como se sabe son fundamentales para una buena floración de las especies implantadas en invierno y también son responsables del contexto dentro del cual se siembra buena parte de la gruesa.

Este ha sido un año de características particulares, en cuanto a que las lluvias han tenido un persistente patrón pluvial deficitario, con compensaciones temporarias, pero con una gran afectación de las áreas agrícolas de la zona central, con duro impacto para la producción de granos finos, sobre todo de SF y CB, en menor medida para ER. El NEA, también se vio seriamente afectado por este comportamiento, con marcado atraso en la siembras de algodón y soja, al tiempo que la Mesopotamia no la llevo mejor.

El mapa de anomalías de la precipitación del trimestre de primavera (septiembre-noviembre), permite reconocer la gran vastedad de las deficiencias que evidencio este crucial período del año (estadística 1973-2019).

En principio el mapa permite justificar los malos resultados de la fina en las provincias del centro, principalmente en SF y CB como mencionamos, los resultados mejoran hacia el sudoeste entrerriano y el norte bonaerense. Justamente al ingresar al territorio bonaerense, aparece un importante despliegue de lluvias normales, las cuales se vinculan a la buena performance del mes de Octubre, ya que noviembre fue muy pobre de precipitaciones para la mayor parte de BA, salvando el sudoeste bonaerense.

Cunando vemos todo el sur bonaerense, aparece un extendido corredor que acompaña la costa con lluvias por debajo de los valores normales. Este comportamiento no fue tan dañino para los resultados de la fina, ya que la misma transito la floración con la disponibilidad de las reservas que generó la buena provisión pluvial de Octubre, es decir, en este caso, la anomalía trimestral negativa no ha tenido influencia sobre el desarrollo de los cultivos. El sudoeste de BA ya viene confirmando en la cosecha de cebada, resultados buenos a muy buenos, los cuales se esperan también se confirmen en trigo en todo el sur bonaerense. Independientemente de las lluvias, el núcleo triguero del sur tuvo la fortuna de o recibir enfriamientos de importancia durante el mes de noviembre.

Volviendo a la franja central y al norte del país, a finales de Octubre se observó la primera lluvia generalizada de buen volumen sobre las provincias del centro. Las mismas reacomodaron las reservas superficiales como para arrancar la siembra de soja, pero no lograron resolver el problema. Con el transcurso del mes de noviembre, el avance de las siembras fue perdiendo ritmo a medida que las semanas transcurrían sin que se observaran nuevas lluvias. Así se avanzó sobre la segunda quincena con muchos lotes sin implantar. Los mismos recién pudieron sembrarse con las lluvias de la transición intermensual, las cuales además, fueron el alivio indispensable para los maíces sembrados tempranamente en septiembre.

La falta de precipitaciones también afectó con mucho rigor al norte de SF, Chaco y SdE. Fue muy difícil implantar soja o algodón en las primeras fechas e incluso por estos días podemos considerar que la actividad no está del todo normalizada. También la falta de lluvias afecto el nivel de los diques destinados a riego de los arrozales en el norte entrerriano y sur de Corrientes, hoy con mejor disponibilidad de agua.

Es posible decir que el importante despliegue de esta anomalía negativa encuentra parte de su explicación en la presencia del fenómeno de La Niña, más aún cunando consideramos que esta deficiencia pluvial también afectó, dentro del mismo período a sectores de Paraguay, sur de Brasil y Uruguay. Sin embargo, como ya comentamos, la campaña ya venía con un arrastre de lluvias pobres desde el mes de febrero. Es decir los malos resultados de la fina en el centro oeste de la región pampeana, no se justifican solo por las magras lluvias de primavera, sino también por las exiguas reservas con que se ingresó al invierno, es decir, luego de un otoño con precipitaciones que no lograron recuperar la humedad consumida en la gruesa anterior.

El fenómeno de La Niña aún está presente, sin embargo se nota un mayor nivel de actividad, sobre todo hacia el noreste del país. El mismo todavía no tiene la continuidad suficiente que la situación requiere, pero estimamos que pueden reaparecer durante el resto de diciembre eventos como los que se observaron a principios de mes.

Durante noviembre la escasez de lluvias fue importante en el sur de la zona núcleo y gran parte de la provincia de BA. En zonas donde se está cosechando la fina y se pretenderá ir a una siembra de segunda, se requiere que reaparezcan las lluvias en forma perentoria. Esta necesidad solo será satisfecha muy parcialmente. Habrá que esperar a la última decena de días del año para lograr una mejora de valor en la provisión de agua.

Difícilmente pasemos a un patrón pluvial que recomponga los perfiles de manera sostenida para el resto de la campaña, eso sería un vuelco que no muestra ninguna tendencia. Sin embargo, con sus limitaciones y sus alternancias espaciales, se irán observando compensaciones pluviales que irán mitigando el estrés hídrico al que se verán sometidos los cultivos en lo que resta de diciembre y enero. Potencialmente la situación sería ya más acomodada para el mes de febrero.