Culmina un año difícil por la pandemia y por la crisis económica, aunque paradójicamente con mayor consumo doméstico de carne bovina, porcina y aviar.

El mayor consumo fue posible por un incremento en la producción de carne. Luego de 11 meses, está asegurado que la faena total de bovinos superará los 14 millones de cabezas, pero el dato más significativo será que se subió el peso promedio de faena y es ese diferencial el que posibilitó crecer en el abastecimiento interno y en el volumen exportado.

En Argentina en 2020, se consumen 117 kilos por habitante y año de proteína animal solo de las tres carnes principales (vacuna, aviar y porcina) mientras que el promedio de consumo mundial de todas las carnes es apenas superior a los 40 kilos por persona anuales. Es decir que triplicamos el consumo de proteína de origen animal respecto del promedio de la población mundial lo que demuestra que nuestro sistema productivo es capaz de abastecer nuestro mercado doméstico con niveles altos y también exportar (www.ourwoldindata.org/meat-production#which-countries-eat-the-most-meat)

El incremento en el consumo interno, pese a la crisis económica, fue posible en parte por la mayor oferta de carnes como ya se dijo pero también por el mayor gasto destinado en alimentos por las familias ante la imposibilidad de hacerlo en otros rubros debido a las restricciones sociales a las que obligó la pandemia y por la ayuda social del Estado con los distintos programas (especialmente tarjeta Alimentar) y porque además en ese contexto la hacienda y por ende la carne no tuvieron incremento de precios significativos.

El incremento en los precios del ganado en las categorías de consumo (novillitos y vaquillonas) recién se vio a finales de noviembre pese a que la invernada y el maíz lo hicieron muchos antes.

En el caso del cerdo la recomposición de precios se dio con anticipación al de la carne vacuna mientras que hay un marcado atraso en los precios del sector avícola.

Cuando uno compara el incremento del precio de la carne vacuna al público de forma interanual con los valores de otros productos alimenticios fuera de los programas especiales se encuentra con que están incluso por debajo de algunos de estos. Estó quedo demostrada en la presentación de Agroideas en la última Charla Granadera.

Como venimos explicando desde este sitio, la producción pecuaria de Argentina necesita del mercado externo para sostener su ritmo de crecimiento y ante un escenario de alta demanda global pero a menores precios es más urgente que nunca estar atentos a mejorar la eficiencia y disminuir la presión fiscal para no quedar fuera de competencia.

En ese sentido se está trabajando desde la Mesa de las Carnes y el Consejo AgroIndustrial Argentino junto al Gobierno para quitar o disminuir tramites y eliminar aranceles improductivos.

En el análisis de composición del precio de la carne al consumidor, el mayor aportante en su construcción es el Estado mediante su carga tributaria más del 30% según el trabajo de Fundación FADA (impuestos nacionales, provinciales, tasas y aranceles) es imperioso abordar esa situación, un ejemplo claro son las tasas por registro de marcas y señales. Las perciben los municipios y no tienen ninguna contraprestación, muchos no tienen registro alguno.

Como todo final de año se impone un balance y desde FIFRA consideramos que hemos cumplido con responsabilidad y sacrificio a todos los problemas que se presentaron en 2020. Las empresas mantuvieron su dotación de personal con salarios al día, incluido el personal dispensado de riesgo que desde el 20/03 no realizan tareas, habiendo sido unos de los primeros sectores en acordar incremento salarial en paritaria.

En cuanto a la distribución y abastecimiento de carne no hubo problemas pese a los controles de tránsito y restricciones por Covid. Las empresas asumieron junto a los trabajadores medidas de seguridad y eso evitó contagios dentro del ámbito fabril favoreciendo la continuidad de la producción.

Por ser un año absolutamente anormal, celebramos la vida y deseamos a todos salud y prosperidad.

Por Dr Daniel Urcía, presidente de Fifra