NOVIEMBRE SIN SOLUCIONES

Hemos pasado la primera quincena del mes de noviembre sin sorpresas, lamentablemente esto es decir, sin lluvias o con lluvias muy modestas, insuficientes para sostener las reservas de humedad en un nivel satisfactorio. A pesar de esto, la circulación de aire húmedo en toda la zona central del país ha sido importante, con lo cual, la causa de la ausencia de precipitaciones está relacionada con el comportamiento dinámico de la atmósfera, por cierto, totalmente ineficiente.

Durante el último domingo, la presencia de aire húmedo en las capas bajas de la atmósfera fue significativa. Cambiando para el lunes, el aire se saturó, lo cual provocó un manto de nubes bajas estratiformes. Las mismas dejaron lluvias y lloviznas generalizadas, las cuales en ningún caso superaron los diez milímetros, es más, han predominado valores inferiores a cinco milímetros. Algo más generosas fueron las lluvias sobre el NOA, el oeste de CB y parte del NEA.

Como mencionamos la ausencia de lluvias en un entorno ambiental con buena disponibilidad de humedad remite a fallas dinámicas. Estas fallas se asocian al tránsito de ondas muy chatas sobre la atmosfera media y alta. La estabilidad de la zona media de la atmósfera es fortalecida por la zona de alta presión ubicada sobre las costas bonaerenses y uruguayas, la cual se replica en una estructura que evita el avance pleno de los sistemas frontales desde el sudoeste y por otro lado inhibe el desarrollo vertical de la nubosidad. Es decir, hay un doble problema, los movimientos horizontales desde el sudoeste están bloqueados o las perturbaciones llegan muy dispersas, al tiempo que los movimientos verticales no logran vencer la tapa de la zona de alta presión. Vemos recirculación de aire húmedo, pero esto no se traduce en lluvias. El vapor es contenido por el aire cálido, mayormente sin llegar a la saturación y cuando lo hace solo genera nubes bajas. Mientras estos mecanismos estén presentes, seguiremos con una pobre oferta de agua.

Desde ayer algunas zona del sur de CB, LP y oeste bonaerense, vienen respondiendo favorablemente a un mayor nivel de actividad y esto ha permitido el desarrollo de algunas tormentas. Se espera que las mismas continúen desplegándose sobre zonas mediterráneas.

Si bien el presente escenario de reservas de humedad no sorprende, obviamente es muy perjudicial para el desarrollo de los cultivos de la gruesa y sobre todo para los lotes emergentes de sojas, sembrados con las lluvias de finales de octubre.

Durante las próximas semanas, la mayor parte de la franja central, debería recibir, como piso, unos ochenta milímetros de lluvia. Esto para lograr una corrección razonable de los perfiles de humedad, no para resolver el arrastre deficitario que sufre gran parte de la zona núcleo.

Normalmente diríamos que este no es un requerimiento inusual para el mes de noviembre, dado que el piso mensual de precipitaciones normales se ubica a gran escala y en promedio en los 120 mm. Sin embargo la demanda del sistema hay que cruzarla con la potencial realidad que anticipan los pronósticos. Aquí es donde el panorama se pone más complejo.

Posiblemente no se concrete otra posibilidad de lluvia en la franja central, al menos con precipitaciones de importancia, hasta mediados de la próxima semana. De esta manera, lo más probable es que noviembre nuevamente cierre sin alcanzar valores normales de lluvia, posiblemente con un solo evento pluvial de peso, que todavía no llega.

Veremos cómo se va modificando la coyuntura dinámica hasta que reaparezcan las lluvias en la zona núcleo, por lo pronto está claro, que el trimestre de primavera va firmemente encaminado a cerrar con una deficiencia pluvial muy marcada, un escenario que no permite ser optimista a la hora de mantener controlada la sequía a gran escala, sobre todo en las provincias del centro. Mantenerse con reservas entre regulares y adecuadas a esta altura del año, parece un privilegio sólo reservado a la provincia de BA.