En contrapartida, durante estos meses, la capacidad exportadora de la Argentina fue afectada por diferentes medidas necesarias para frenar la expansión del Covid-19. Por el lado de la demanda, la misma se achicó debido a las restricciones que todos los países, en mayor o menor medida, aplicaron.

Además recordemos que la pandemia, en Argentina, impactó en el mismo momento en que se terminaba la cosecha de girasol, arrancaba la de soja y maíz, y los embarques de trigo cosechados a fines del año pasado seguían su proceso de exportación.

Por otro lado, la suspensión de vuelos comerciales trajo aparejadas importantes demoras, teniendo como prioridad los espacios para productos vinculados con el tratamiento y prevención del coronavirus. En el caso del transporte marítimo, la merma fue menor.

Nuestro país, al centrarse en los productos primarios, se vio menos perjudicado en comparación a otros países con mayor volumen de exportaciones industrializadas, dado que en ellas se deben mantener las condiciones de protección en salud adecuadas.

No obstante, la pandemia tuvo un impacto fuerte en algunos casos, especialmente en los cuales hubo falta de insumos para poder terminar un producto. Eso tiene un impacto directo, ya que la productividad de muchas empresas está por debajo de sus necesidades para cubrir los costos.

Cómo reactivar

De cara al futuro, es importante contar con los estímulos necesarios para generar la mayor productividad posible de nuestra tierra y agregarle valor. Para empezar, se deben optimizar los rindes y los márgenes brutos de los productores para darles la posibilidad de reinversión en la última tecnología y optimización en la rentabilidad de su negocio. Es muy importante, también, tener acceso a mercados de manera competitiva a través de acuerdos entre Estados o bloques.

La realidad es que el mundo se está transformando hacia un formato de negocios más flexibles y el Estado debe adaptarse a esta nueva realidad. Ante este gran desafío, todos debemos acompañar a las iniciativas que sean necesarias para alcanzar el bien común.

En este marco, el estímulo a las exportaciones es una de las principales apuestas que nos permitirán, por un lado, controlar de una manera más efectiva al dólar, recuperarnos de a poco y, en un mediano plazo, volver a crecer.

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El estímulo a las exportaciones es una de las principales apuestas que nos permitirán, por un lado, controlar de una manera más efectiva al dólar, recuperarnos de a poco y, en un mediano plazo, volver a crecer.

Fuente: El Economista