La combinación de una recuperación en la recaudación tributaria y el aumento en las colocaciones de deuda en pesos en el mercado local permitieron que la entidad monetaria emitiera “sólo” $ 40.000 millones para financiar al Tesoro, el volumen de asistencia más bajo desde enero de este año, cuando el déficit fiscal primario volvió a aparecer luego de dos años y medio de consolidación fiscal.

La cantidad que el BCRA le imprimió el mes pasado al Gobierno para hacer frente a gastos derivados de la crisis fue mejor al 10% de lo emitido en mayo, cuando la asistencia ascendió hasta los $ 430.000 millones teniendo en cuenta los Adelantos Transitorios y Transferencias de Utilidades. Incluso, la emisión de agosto fue menor a la de febrero, cuando aún sin el efecto de la pandemia la entidad monetaria le giró al Gobierno cerca de $ 107.000 millones para gastos de distinto orden.

En lo que va del año, el BCRA emitió más de $ 1,5 billones para asistir al Tesoro, de los cuales casi el 90% ($ 1,33 billones) se giraron a partir del 19 de marzo, cuando se implementó la cuarentena. En los último doce meses, emitió el 141% de la base monetaria. En tanto, en línea con la reactivación de la actividad como consecuencia de la flexibilización de la cuarentena, en agosto ya se empezó a observar una aceleración de la inflación, según coinciden todas las mediciones privadas. El dato oficial se dará a conocer la próxima semana.

Por su parte, desde el Gobierno aseguran que apuntarán a reducir en el futuro dicha asistencia al Tesoro, aunque admiten que por ahora una parte del déficit seguirá siendo financiada con emisión monetaria. Así lo indicó el viernes pasado ante la prensa el ministro de Economía, Martín Guzmán.

De acuerdo con estimaciones de la consultora FMyA, durante el mes pasado los ingresos totales presentaron un incremento de 33% interanual en términos nominales, mientras que el gasto primario se mantuvo estable, pero tendría un crecimiento aproximado de 75% interanual debido al Ingreso Familiar de Emergencia (IFE), el cual recibió cerca de 4,5 millones de los 9 millones de beneficiarios totales (la otra mitad lo recibirá en septiembre) y el programa de Asistencia de Emergencia para el Trabajo y la Producción (ATP), que benefició a 1,5 millones de empleados.

“Igualmente, proyectamos que el déficit del Tesoro seguirá siendo alto hasta que termine la crisis del Covid-19. Además de que se viene fin de año, por lo que mantenemos nuestra proyección de déficit primario de 7% del PIB para 2020”, indicó la consultora en un informe, cuya estimación coincide o se aproxima a la de una gran parte de los analistas privados (algunos estiman un déficit fiscal primario de hasta 8% del PIB).

Para 2021, FMyA sigue proyectando que el déficit fiscal primario rondará el 4,5% del PIB (la misma cifra que anticipó Guzmán como meta para el próximo año), un nivel que considera que es “conseguible”, pero que requiere de un esfuerzo por el lado del gasto. En ese sentido, la consultora resalta que no será fácil reducir el déficit en medio de la delicada situación socio-económica por la que atraviesa el país en este momento.

“Lamentablemente, la necesidad económica de cerrar la brecha fiscal se enfrenta con las demandas políticas para sostener el gasto en un año electoral”, advirtió el Grupo SBS, y señaló que el Gobierno planea esquivar esta tensión con nuevos aumentos de impuestos, mientras que a la vez planea un impulso en la obra pública, más gasto en subsidios para contener las tarifas y una nueva fórmula previsional para generar un ahorro. “El plan dista de ser ideal, pero la prioridad en medio de la crisis es que el déficit primario vuelva a niveles más manejables (¿2-3% del PIB?) para reducir el riesgo de inestabilidad nominal”, resaltó.

En base a los números de agosto, desde Delphos Investment estiman que a fin de año la base monetaria podría alcanzar los $ 2,7 billones (la estimación anterior de la consultora era de $ 3 billones), mientras que las Leliq y los Pases sumarían aproximadamente $ 2,8 billones (estimados anteriormente también en $ 3 billones).

Por su parte, la Fundación de Investigaciones para el Desarrollo (Fide) destacó que la renegociación de la deuda favorecerá la normalización del financiamiento del Tesoro y dará acceso flexible al mercado local en pesos para financiar al Gobierno. “Es de esperar que en los meses que siguen se compriman los riesgos domésticos, dando nuevo impulso a la estrategia oficial de rearmar la curva de tasas en pesos para una cantidad más amplia de instrumentos”, señaló ayer en un informe.

“Esto significa que la principal fuente de inyección de liquidez, que es el déficit fiscal, se está desacelerando. Ello se explica por dos razones. Por un lado, de la mano de la mejora en la actividad económica y la desaceleración de la caída en la recaudación –se redujo en agosto apenas 6% en términos reales, frente al -29,6% registrado 3 meses atrás–, las necesidades
de financiamiento presupuestarias con el BCRA también se han desacelerado significativamente. Por otro, el Gobierno tiene capacidad de refinanciar vencimientos de capital y absorber una parte del déficit con nuevo endeudamiento”, agregó el think tank heterodoxo.

Fuente: El Economista