El sector agrícola se encuentra arrancando una nueva campaña, que deberá desarrollarse en convivencia con el COVID-19, con el desafío doble de proteger la salud de la población y mantener el nivel de actividad y empleo. Surge, por lo tanto, la necesidad inminente de contar con un sistema más ágil, seguro y armonizado para el tránsito entre las distintas jurisdicciones provinciales, ya que nuestro sector se desarrolla en cada una de ellas y genera una gran movilidad de factores de producción.

Desde la Sociedad Rural Argentina, hemos propuesto trabajar en la instrumentación de un sistema armonizado que, desde el ámbito nacional, ordene racionalmente los requerimientos exigidos entre las diferentes provincias, con el fin de garantizar, por un lado, la salud pública de los habitantes de esas provincias y de quienes llevan adelante el proceso productivo y, por otro lado, que contemple las necesidades del movimiento de personas y bienes.

Según el último censo, somos 223.292 productores agropecuarios, de los cuales 101.844 residen fuera del establecimiento. Adicionalmente, hay 62.619 productores que además prestan servicios a terceros. Los 70.000 veterinarios e ingenieros agrónomos y otros profesionales que prestan servicios de vacunación, control de plagas, manejo de cultivos y cuidado de animales, asesoramiento en diversas materias entre otros, necesitan moverse también. Se suman los 31.312 prestadores de servicios agropecuarios, de los cuales 20.739 son exclusivamente contratistas, mientras que 10.573 son establecimientos agropecuarios que prestan servicios de maquinaria agrícola (en 2018, 61.850 establecimientos contrataron servicios de maquinaria agrícola, en unas 68 millones de hectáreas). Es imprescindible una consideración especial para la necesidad del movimiento de personal permanente y, fundamentalmente, para el personal temporario de las producciones regionales que concentra una gran necesidad de fuerza laboral durante un período muy corto de tiempo, que generalmente provienen de otras provincias (las tareas de esquila en la Patagonia ya comenzaron, entre mediados de enero y febrero, llegan al Alto Valle de Rio Negro 18.000 personas de otras regiones para realizar la cosecha de la fruta, lo mismo ocurre con la recolección de frutas y hortalizas en Cuyo, la recolección de frutas, tabaco y legumbres en el NOA o la cosecha de yerba mate, té y forestación en el NEA).

También se requiere fluida movilidad para la disponibilidad de muchos viajes de fitosanitarios y 4 millones de toneladas de fertilizantes, 3.800 millones de litros de gasoil al año y lubricantes, repuestos de maquinaria agrícola, alambrado, motores, bombas de agua, etc. La actividad ganadera y de granja requiere en muchos casos de la provisión de alimentos para los animales (se estima en unas 18 millones de ton de maíz anuales), provisión de vacunas, medicamentos y semen (este tema es especialmente importante para las granjas porcinos, porque requiere una frecuencia de provisión semanal).

Desde la Sociedad Rural Argentina, hemos tenido permanente contacto con las autoridades, reflejando los problemas y nuestra gran preocupación. Mantuvimos, hace dos semanas, una reunión con altas autoridades de los Ministerios de Seguridad, Transporte y Agricultura de la Nación, y Ministerios de Provincias, donde varios productores y referentes manifestaron la gravedad de la situación, en este caso, enfocado a los trastornos en las fronteras de Santiago del Estero con Tucumán, Chaco, Córdoba y Santa Fe. Por supuesto, se mencionó también el caso de San Luis, que ha sido problemático permanentemente desde el inicio de las cuarentenas, y ha llegado a instancias judiciales.

Entendemos las autonomías propias de cada provincia, pero éstas no pueden transformarse en verdaderas aduanas internas. Hemos puesto a disposición de las autoridades, varias ideas orientadoras, que por encima de todo deben respetar nuestra vocación y libertad para ejercer el trabajo, moviéndonos en espacios amplios y lejos de poblaciones, y evitando costosos análisis de baja utilidad, demoras totalmente impropias, y cantidad de medidas totalmente restrictivas. Somos los primeros interesados en nuestra salud y la de quienes nos rodean. Por eso, todos los que estamos ejerciendo esta actividad esencial podemos ser los garantes de la salud.

Instamos a todas las autoridades a darle la importancia y la urgencia que este tema requiere. Apostamos a que, por el camino del diálogo iniciado en aquella reunión, logremos superar situaciones que no ayudarán a salir de la difícil circunstancia que se nos presenta.