Detrás de la inversión millonaria que China planea en la Argentina para la producción de cerdos, se acumulan algunas preocupaciones. Entre ellas, la afectación que podría tener sobre los productores nacionales y el mercado interno un salto de escala de semejante envergadura; y la inocuidad de una industria que en otras partes del mundo suma problema graves, como la Peste Porcina.

La idea del desembarco chino en asociación con empresarios argentinos para radicar granjas tecnificadas sobrevuela desde hace tiempo, pero se aceleraron en las últimas semanas a partir del acuerdo de ambos gobiernos respecto al contenido de un memorándum que enmarcará las negociaciones.

No obstante las expectativas que genera la jugada global en la que China estudia realizar megainversiones en el sector por US$ 27.000 millones en los próximos cuatro a ocho años, los productores locales subrayan la necesidad de cuidar dos aspectos clave: la inocuidad sanitaria y la afectación del entramado industrial doméstico.

“Argentina registra un crecimiento en el sector porcino relativamente reciente, pero a pesar de eso tiene un status sanitario que es envidiado por el mundo. Por lo cual, es vital limitar al máximo cualquier ingreso genético de otros destinos”, dijo a ON24, Jorge Amado, representante de la Asociación Argentina de Productores Porcinos (AAPP).

Según el dirigente, en cuanto al impacto en la cadena de valor, se debe tener en cuenta que el sector porcino argentino “está formado por muchos pequeños y medianos productores, y emprendimientos familiares (…) Argentina no pasó de consumir cuatro o cinco kilos de carne de cerdo por habitante a 17 kilos por casualidad, sino que hay mucho trabajo detrás; y por eso hay que preservar el desarrollo que hemos hecho del mercado local”.

Si bien han circulado cifras estratosféricas, desde la AAPP calculan que la inversión asiática podría sumar un incremento de unas 900.000 toneladas de producción en un mercado doméstico en el que se faenan alrededor de siete millones de toneladas anuales, que se consumen en un 95% fronteras adentro. Por eso, “el hecho de volcar un caudal desmedido en el mercado interno, puede golpear con una baja muy pronunciada de precio el trabajo de 15 o 20 años de productores argentinos”, remarcó Amado.

LA PROVINCIA LE BAJÓ LA ESPUMA

Si bien el gobierno provincial ya está trabajando en el tema y ha explicitado su interés en atraer la inversión a Santa Fe; ya esbozó algunas respuestas para las preocupaciones que aparecen.

“Es un proyecto que está en una etapa muy preliminar, todavía no hemos visto la letra chica”, dijo a ON24, el secretario de Agroalimentos de la provincia, Jorge Torelli. Y ahondó: “Sin conocer todavía en detalle el esquema de negocios, lo que nos ocupa es la incorporación de pequeños y medianos productores que, sin afectar su participación en el mercado interno, quieran crecer y transformarse en socios locales de esta inversión (…) Es máxima prioridad para nosotros que esto no tenga afectación en la industria nacional”.

Respecto a las cuestiones de bioseguridad, “nosotros entendemos que el proyecto no contempla traer animales de otras partes del mundo sino desarrollarlo con genética que ya tenemos en Argentina, lo cual, nos garantiza mantener nuestro status sanitario libre de Peste Porcina; además del cumplimiento de estrictas normas ambientales”, insistió Torelli.

Fuente: ON24