Resulta oportuno analizar la reciente suba de los precios internos, teniendo en cuenta que en los últimos días Chicago, el mercado externo de referencia, mostró una tendencia más bien estable a bajista de la mano de las mejores previsiones climáticas.

Un 59% del maíz en Estados Unidos está en la fase de polinización, adelantada respecto al año pasado, con cultivos que mejoraron en los últimos días. Si bien aún es prematuro descartar prima climática porque agosto es un mes clave tanto para el maíz como para la soja, por el momento, las condiciones vienen bien.

Además, está el fantasma del COVID, con una nueva ola de contagios que sigue poniendo en duda la capacidad de recuperación de la demanda y que se terminaría traduciendo en una mayor oferta disponible de granos.

Lo que viene dando sostén al mercado externo es China, que fue un fuerte comprador de granos norteamericanos durante todo el mes, reafirmando su compromiso de FASE 1 y a pesar de las renovadas tensiones diplomáticas.

China estuvo activo comprando soja, maíz y hasta trigo de Estados Unidos. Y, de hecho, en el último reporte de exportaciones semanales fue quien adquirió el mayor volumen tanto de soja como de maíz.

El inconveniente que está teniendo el país asiático es que los precios internos del maíz subieron más del 20% como consecuencia de problemas productivos por inundaciones en algunas provincias por un lado y una firme demanda por el otro.

Por esta razón China salió a vender trigo y arroz de sus reservas estatales, como reemplazo al maíz como forraje.

Además, hay rumores de que China aumentaría sus importaciones del cereal y eso justificaría las recientes compras y de alguna manera, los buenos precios internos, ante una oferta brasilera retraída por la revaluación del real y las ventas ya avanzadas de los productores. Según las últimas estimaciones del USDA, China importaría en el ciclo 20/21 unos 7 millones de toneladas, pero los rumores apuntan a unos 10 MT.

Lo cierto es que los precios locales llegaron a niveles que superan a los que eran considerados disparadores hace poco tiempo atrás, en torno a los 145 dólares para las posiciones diciembre/enero y de 140 dólares para la campaña nueva, dando oportunidades para ir cerrando negocios. La duda es si la suba se logrará mantener teniendo en cuenta que, a estos valores, el margen de la exportación es negativo.

La soja también mejoró y alcanzó niveles de 240 dólares, con un pase prácticamente nulo hacia fin de año. Sin embargo, la visión más optimista lleva a subir un escalón los precios disparadores de ventas y, sumado a que la soja es el "grano refugio", los negocios no se activaron. El inverso a cosecha en torno a los 20 dólares resulta atractivo para tomar posiciones, considerando que está por encima del promedio de los últimos años.

Para el trigo, el partido que queda por jugar es productivo, ante los temores por las condiciones climáticas en un año que se perfila más seco, especialmente para las zonas del norte – oeste. Esto lleva a que se frene la comercialización a la espera de mejores precios, que también dependerán del mercado internacional, con un jugador importante como es Australia que vuelve a tomar participación luego de varios años de menores cosechas.

Fuente: Centro de Gestión Agropecuaria