Los economistas Martín Redrado y Carlos Melconian cuestionaron hoy con dureza la estrategia del Gobierno para cerrar un acuerdo con los acreedores privados y la falta de un programa económico que permita trazar un camino para que el país pueda volver a crecer en forma sostenida y con su inflación a la baja.

En un seminario virtual sobre la deuda argentina -organizado por el Centro para América latina del think tank The Atlantic Council- el ex presidente del Banco Central y el ex presidente del Nación, afirmaron que el equipo económico cedió unos 15.000 millones de dólares desde la primera oferta y aún así no pudo lograr un consenso con los bonistas.

Ambos disertaron con la analista global de riesgo soberano de la calificadora de riesgo Standard & Poor’s, Lisa Schineller, quien también recomendó que el Gobierno tenga en cuenta el resto de la deuda que debe renegociar para tener su horizonte financiero más despejado luego de la pandemia.

En principio, Redrado explicó que “la economía ha estado en estanflación en los últimos 10 años. La financiación del gasto estuvo basada en las reservas del banco central hasta 2015 y luego en la emisión de deuda, pero nada cambió en la economía. Por este motivo, llegamos a esta negociación sin un programa comprensivo de equilibrio general a nivel macroeconómico, que llevara primero a una estabilización general de los precios y, en segundo lugar, a las reformas que necesita la Argentina para tener un crecimiento sostenible”.

“Para lograr hacia el futuro un promedio de 3,5% de crecimiento económico anual y bajar la inflación a un dígito en 2025, se necesita aumentar la tasa de inversión del 14 al 21 por ciento y la tasa de exportaciones de 13 al 18 por ciento. Para hacer eso, a su vez, se necesita un programa global a nivel fiscal, monetario y que le brinde un horizonte que la economía ahora no tiene”.

En cuanto a la deuda, afirmó, “lamentablemente el nuevo gobierno, en lugar de lanzar primero un programa para los inversores locales y extranjeros y a la sociedad que brindara certezas, primero lanzó la renegociación, por lo que colocó al carro delante de los caballos”.

“No estaríamos discutiendo una diferencia de 3 o 4 dólares en la oferta si la tasa de salida (exit yield) fuera, en vez de 10 por ciento, entre 6 y 8 por ciento. Se perdió mucho tiempo discutiendo el marco de sustentabilidad de la deuda que se lanzó en marzo, que tenía demasiados escenarios que iban cambiando con la pandemia día a día”, recordó.

Lamentablemente se perdió mucho tiempo discutiendo el marco de sustentabilidad de la deuda que se lanzó en marzo en vez de comprometerse con los acreedores en un diálogo constructivo (Redrado)

“En vez de comprometerse con los acreedores en un dialogo constructivo y sustancial, nos perdimos en el análisis de sustentabilidad que tenía demasiados detalles sin importancia”, se lamentó.

Por su parte, la jefa de estrategas de S&P dijo que “la dinámica del proceso de negociación no es sorpresiva por lo que ocurrió después las PASO a fines de agosto pasado; siempre son desafiantes estas negociaciones, entre los acreedores y entre ellos y el gobierno. Es un ambiente complejo para discutir y el Covid exacerbó ese problema. Los planteos preliminares del gobierno de hacer las cosas rápido eran demasiado ambiciosos”.

En tanto, Melconian dijo que, frente a la pandemia, “en términos económicos la respuesta del gobierno ha sido poner un gran paquete de estímulo fiscal y monetario que permita una recuperación posterior a la pandemia”.

“Pero el problema económico viene de antes de la pandemia, ya estaba en emergencia. Y otro problema es que la Argentina no tiene un mercado de capital local porque la gente rechaza su propia moneda. Por lo tanto, la única fuente de financiamiento es la emisión monetaria, que equivale casi al 10% del PBI. Esto es más complicado que en otros países por la falta de una fuente de financiamiento local”.

Sobre la posibilidad de alcanzar un acuerdo, Redrado expresó que “hay un consenso en el país de que tiene que haber un acuerdo”.

“Fuimos a un default en 2001 y eso provocó muchos problemas sociales y luego se aprendió de mala manera. Ahora, con la pandemia, esos problemas están volviendo a surgir más allá del tema de la deuda, ya que la pobreza superará el 50%. La pregunta no es si habrá un acuerdo, sino cuándo se firmará”, afirmó.

Al respecto, detalló que “ahora hay tiempo hasta el 4 de agosto, pero luego hay un mes más hasta cerrarlo, así que hay bastante espacio para el equipo económico (para negociar”. Mi escenario base es que habrá un acuerdo”.

En cuanto a la posibilidad de que haya una nueva oferta, el ex presidente del Central dijo que es “obvio” que el equipo económico debe decir que la que está sobre la mesa es la última. Pero, a la vez, consideró que debe tener “una visión también sobre la deuda bajo ley local y con el FMI”.

En el caso del FMI, aclaró, hay que renegociar los intereses, porque la deuda se tomó en 2018 al 4,25% anual, cuando la tasa de la Reserva Federal estaba en el 1,75% y ahora bajó en forma estrepitosa, lo cual deja lugar para una reducción de estos pagos.

Sobre el diálogo con los bonistas, consideró que “lamentablemente no se combinó un contenido duro con un enfoque diplomático y, habiendo pasado de 40 a 53 centavos, no se consiguió un acuerdo. Por lo tanto, primero hay que mirar a toda la deuda, más que la situación legal”, que queda por discutir.

Melconian manifestó su acuerdo con Redrado en estas cuestiones y en que “es crucial tener un acuerdo y un programa macroeconómico. No es suficiente un acuerdo por la deuda, pero le dará cierto nivel de certeza a la estabilidad del país”.

“Desde que se lanzó la primera oferta, el país está ahorrando cada vez menos recursos y aún así no logró un acuerdo. Así que habrá que discutir con el FMI luego de lograr un acuerdo con los bonistas. Tal vez el propio FMI deba reconsiderar sus propios parámetros y permitirle al país que no haga pagos netos de intereses, frente a lo que tradicionalmente requiere”, expresó.

Desde que se lanzó la primera oferta, el país está ahorrando cada vez menos recursos y aún así no logró un acuerdo (Melconian)

Luego, subrayó: “se necesita el apoyo del Tesoro y del gobierno americano para lograr estos acuerdos.

En tanto, Schineller dijo que “este año la economía sufrirá una gran recesión y una débil recuperación en 2021. Por eso se necesitará un plan, como se mencionó, para lograr el crecimiento de mediano plazo. Porque el rating soberano no tiene que ver solo con el nivel de deuda, sino con la institucionalidad, la consistencia del plan económico y otras variables. Por ejemplo, saber si se podrá aliviar algo el cepo, o no”.

En cuanto al peor escenario, en el que el país siga en default, Redrado advirtió que “una situación de no acuerdo, empeorará la pobreza, informalidad y desigualdad”.

“Sin acuerdo le tomará más al país más tiempo para recuperarse, porque ahora está viviendo del efectivo que le queda, que son poco más de 8000 millones de dólares en reservas líquidas del Banco Central”, explicó.

Por su parte, Melconian dijo que, como en el resto del mundo, casi todos los sectores de la economía local fueron muy afectados por la crisis, con escasas excepciones, como el agro, bancos, aseguradoras, alimenticias y el sector público.

“Por eso estimamos una caída del PBI de entre un 12 a un 14 por ciento este año, y el PBI per cápita volverá a los niveles de 1999. No esperamos una recuperación corta, en forma de V, como ocurrió después de 1989 o después del 2001; esta vez será mucho más frágil y lenta, porque en aquellas ocasiones se dio bajo un completo cambio de regímenes, tanto con Menem como con Néstor Kirchner”, subrayó.

Estimamos una caída del 12 al 14 por ciento en el PBI este año; y no esperamos una recuperación rápida, como ocurrió después de las crisis de 1989 y 2001 (Melconian)

Al respecto, Redrado consideró que “cuando un país pierde confianza , y estamos en una crisis de confianza, se necesita un programa; la reconstrucción necesita confianza en el frente fiscal, monetario y para el inversor. Toda la comunidad debe tener en claro cuál es el norte”.

“Se necesita una reforma tributaria comprensiva, con alícuotas más bajas pero mayor recaudación. Y, en cualquier caso, se necesita apoyo del Congreso para demostrar que la Argentina no dará un cambio abrupto cada vez que cambie de gobierno. Además de una mayor competitividad en términos económicos”, detalló.

Fuente: Infobae