Laura Gastaldi, del INTA Rafaela y una de las autoras de la Encuesta Lechera Sectorial 2018-2019, junto a Javier de la Peña (Coninagro) y el presidente de la Mesa de Productores de Leche de Santa Fe (Meprolsafe), Fernando Córdoba, reflexionaron en el marco de un webinario que pudo verse por el canal de YouTube del INTA Lechero, acerca de ¿Cuál es la distancia entre las percepciones y las realidades? ¿Qué podemos hacer?.

“El objetivo de este encuentro es compartir algunos de los resultados de la encuesta sectorial lechera, que se hizo recientemente sobre el ejercicio de 2018-2019, y analizar alguno de los datos, desafíos y potencialidades que entendemos que existen en el sector primario pampeano”, dijo la profesional.

Laura Gastaldi agregó: “La encuesta lechera se realiza desde el año 2000 y tiene como objetivos ir actualizando el diagnostico técnico productivo de los tambos de la región pampeana y también contribuir mediante información al INTA y también a los procesos de decisión público-privado. En principio vamos a mencionar algunas características del sector y luego analizar puntos que constituyen desafíos para nuestros tambos”.

Entre algunas de sus conclusiones, se destaca que «las condiciones climáticas fueron predominantemente normales en materia de lluvias. El precio de la leche fue en promedio de 0,273 U$D/litro leche y su relación con el precio del maíz de 1,92 kg por litro».

Los resultados mejoraron respecto a los del período 2016-2017, obteniéndose los siguientes promedios: ventas de leche 2.918 litros diarios por tambo; productividad de la tierra 7.802 litros año/ha VT; productividad de la mano de obra 15.497 kg de sólidos año/EH y 2,2% de rentabilidad estimada.

Lechería pampeana, desafíos y potencialidades del sector primario

“La primera característica a señalar tiene que ver con la consolidaciónde nuestro sector productivo, en general existe un sostenido interés por seguir en la actividad. De hecho la mayoría de los productores a los cuales entrevistamos en la encuesta lechera mencionó su intención de seguir produciendo en los próximos cinco años, con un 88% de los casos en donde se ven siguiendo la actividad. Incluso un 58% de los productores se ve creciendo tanto en producción como en eficiencia”, dijo como parte de un primer núcleo de certezas de la lechería argentina.

Añadió que “sobre el total de la muestra analizada solamente el 8% de los productores mencionó su intención de salir de la actividad en los próximos cinco años, porcentaje que analizado nos estaría dando una tasa de cierre anual de base del 1,6%. Se trataría de una decisión planificada en el tiempo, y en general como característica de estos tambos es de destacar que son unidades productivas más pequeñas en cuanto a cantidad de animales y también en cuanto a niveles de producción. En conclusión, tenemos un sector bien consolidado en donde existe una fuerte decisión e interés de seguir en la actividad lechera”.

La productividad promedio es de 7.800 litros/vaca/ha

La segunda característica a señalar sobre la estructura del sector primario se relacionó a los niveles de eficiencia que expresan nuestros tambos. “En el caso del ejercicio 2018-2019 tuvo un promedio general de alrededor de 7.800 litros por hectárea/vaca total. Este nivel productivo entendemos que es un nivel moderado y que es posible de mejorar, de hecho un tercio de nuestros tambos han logrado niveles de productividad de alrededor de los 12.000 litros por Ha de vaca total similares al promedio que se registra en otro país muy importante en la producción de leche como Nueva Zelanda. Aquí estamos marcando nuestro primer potencial de mejora que es en el tema de eficiencia en el manejo de los recursos para lograr mayores niveles productivos, entendemos que este es uno de los grandes desafíos que tenemos a futuro”, dijo Laura Gastaldi.

Como tercera característica sectorial a remarcar “queremos hacer mención al tema del tamaño de los tambos que lo que se ha visto en los últimos años es que mantiene un rodeo casi estable que ronda entre las 155-158 vacas por unidad productiva. Estos datos corresponden a datos que publica el OCLA a partir de información del SENASA. De hecho cuando uno mira en estos 11 años los rodeos están prácticamente estancados en cuanto a crecimiento, la tasa de acumulación anual es casi despreciable de solo el 0,2% anual. Y aquí estamos remarcando otro de los desafíos que tenemos, el de tratar de crecer en cuanto al tamaño de nuestros establecimientos”.

¿Se puede mejorar?

“A las preguntas referidas de si es posible crecer, si es posible mejorar en eficiencia, entendemos que sí. De hecho los datos que se recabaron en la Encuesta Sectorial Lechera marcan potenciales de mejora en diferentes áreas de los establecimientos. Áreas que tienen que ver con la organización y gestión de la empresa, hay mucho trabajo por hacer en relación a este punto. En cuanto a producción y aprovechamiento de forraje, en cuanto a manejo de animales, en cuanto a lo que es producción y cosecha de leche, en todas las áreas críticas y esenciales del establecimiento hay posibilidades de mejora”, dijo la experta.

¿Por dónde empezar?

A la hora de proponer soluciones a las limitantes para mejorar, Laura Gastaldi puntualizó: “Vamos a ahondar en dos aspectos que tienen que ver con producción de forraje y manejo de los animales, como desafíos tranqueras adentro”.

El primer desafío “es optimizar la producción de forraje y tratar de aumentar la cantidad de materia seca por hectárea. Y una de las maneras que tenemos para hacerlo es mediante la fertilización del área sembrada, practica agronómica que permite potenciar el rendimiento de los cultivos. Y cuando nosotros miramos que es lo que pasa en los establecimientos vemos que el nivel de adopción de esta práctica podría considerarse moderado sobre todo en lo que son pasturas como pradera de alfalfa, praderas de trébol”.

La profesional que revista en el INTA Rafaela dijo que alrededor del 50% de los establecimientos en promedio ha adoptado esta práctica agronómica pero hay otros 50% que no, y acá estamos desaprovechando un gran potencial de mejora en la producción de nuestros forrajes. Y lo llamativo es que dentro de los establecimientos los tambos tienen residuos que son los efluentes del tambo que podrían llegar a utilizarse como un fertilizantes, de hecho existe solamente un 57% de los tambos que lo está utilizando pero hay un 43% que no”.

Agregó que por añadidura, “acá tenemos otra área en donde se debe empezar a trabajar porque esto también tiene impacto en el manejo ambiental de los sistemas por el hecho del reciclado mismo que podemos hacer de los residuos dentro del establecimiento”.

El tema de tratar de aumentar la cantidad de forraje por hectárea tiene su correlato en la posibilidad de transformar ese alimento adicional en leche. “Y sin duda eso va a tener un beneficio sobre el resultado económico de la empresa. Lo que hicimos fue simular el caso del efecto que tiene en el resultado económico, en el costo de producción de leche entre una situación de un establecimiento que no fertiliza respecto a un establecimiento donde si fertilizan las pasturas. Si bien existe un costo alto adicional por el hecho de fertilizar que podría rondar en un 20% también se registra un incremento en el rendimiento de kilos de materia seca por hectárea de similar proporción”, dijo Gastaldi.

Es que el aumento de materia seca por hectárea permite diluir el costo por kilo de materia seca que podría estar reducido en un 10%. “Al tener más alimento por hectárea transformado en leche me permite aumentar la productividad en litros de leche por hectárea vaca total reduciendo el costo de producción de leche en torno a un 5%. Entonces esa es una práctica que no solo favorece el tema de tratar de mantener los macro-elementos del suelo sino que también tiene su efecto positivo sobre el negocio”.

¿Por dónde seguir?

Otra gran desafío para crecer en los tambos se relaciona al manejo del rodeo en todas las etapas, crianza, recría y vacas adultas. “Acá lo que mostramos son algunos datos de la encuesta que muestran la mortalidad que ha sido declarada por los productores durante el ejercicio 2018 – 2019. Por un lado tenemos la mortalidad en la crianza y mortalidad de vacas adultas, y según la respuesta que nos dieron los productores la mortalidad en crianza estaría rondando en promedio un 11% y la mortalidad en vacas alrededor del 6%. Esos son los promedios para toda la muestra, aunque hay diferencias entre sistemas, por ejemplo en el caso de mortalidad en crianza alrededor de un 50% de los tambos expresó tasas superiores al 9% y ene l caso de mortalidad de vacas alrededor de un 16% de los establecimientos expresaron tasas superiores al 9%”.

Laura Gastaldi subrayó que “lo llamativo de esto es que la mayoría de las respuestas son respuestas brindadas por los productores, pero no todos los productores tienen registro sobre la cantidad de muertes, nacimientos, hay una carencia en cuanto a calidad y cantidad de registro de los eventos de tipo reproductivos y productivos, de hecho solo un 43% manifestó tener esos registros. Estas falencias nos derivan a la duda de si realmente estos parámetros que obtuvimos son reales que reflejan lo que realmente pasó en los tambos o si bien corresponden a una percepción que tiene el productor respecto a cuál fue su mortalidad, cuál su tasa de nacimiento. Cuando vamos a ver todos los indicadores que han respondido a todas las encuestas desde el año 2012-2013 hasta la 2018-2019 hacemos un promedio de estos indicadores que han respondido los productores, tenemos tasas de nacimiento de alrededor del 72%, mortalidad en crianza según los productores del 10%, en recrías alrededor del 3%. La edad del primer parto ronda los 28 meses, y mortalidad de vacas de 6% y descarte del 6%. Lo que nos estaría dando una tasa aproximada de reposición para mantener constante el rodeo del 22%”.

La distancia entre el plan y la realidad

El trabajo de la Encuesta Lechera Sectorial 2018-2019 apuntó a contrastar el correlato de los planes de crecimiento y la realidad. “Para hacer esto lo que hicimos fue hacer una simulación usando estos parámetros, partimos de un rodeo inicial de 155 animales en el año 2014, según datos del OCLA, y fuimos aplicando todos estos indicadores para tratar de armar una dinámica del rodeo y ver la evolución en cantidad de vacas. Al hacer esta simulación llegamos a un año 2019 en donde los rodeos deberían tener en promedio alrededor de 200 animales. Pero la realidad es completamente otra, según se muestra en datos del Observatorio de la Cadena Láctea. De hecho el rodeo promedio a nivel nacional estaría rondando las 158 cabezas, esto es una tasa del 0,4%. Sin duda hay una diferencia entre lo que los productores entienden que son los parámetros que reflejan el manejo del animal dentro de sus establecimientos y lo que realmente está ocurriendo. Y cuando tratamos de explicar esta variación real del 0,4% lo que estamos notando es que los indicadores de nacimiento, natalidad, edad primer parto se ajustarían más a estos valores. Tasa de nacimiento alrededor del 70%, mortalidad en crianza seguramente mucho más del 10%, edad del primer parto no de 28 meses sino mucho más y también tasas de reposición más altas”, indicó Gastaldi.

A modo de síntesis sobre este punto indicó: “Lo que queremos mostrar con esto es la necesidad imperiosa de registrar lo que pasa en nuestros establecimientos en materia reproductiva, productiva. Porque esos registros nos van a permitir conocer bien a donde estamos, hacia donde vamos y tomar decisiones adecuadas”.

Dijo que “esta diferencia de 200 animales que deberíamos tener, y asumir que realmente tenemos simplemente 158, esto implica una perdida potencial del incremento del patrimonio en capital de ganado, es una perdida que están teniendo nuestros establecimientos por algunas ineficiencias en cuanto al manejo del rodeo. Y también estos parámetros inciden en el costo de reposición de las vaquillonas”.

Abundó en argumentos al decir que “el tema del manejo del rodeo no solo tiene implicancia en cuanto al potencial del crecimiento genuino del rodeo y aumento patrimonial sino que también tiene implicancias en que estamos reponiendo vaquillonas a un costo mayor al que podríamos estar teniendo si se dan de manera eficiente muchas de las etapas del manejo de los animales”.

En el cierre, Laura Gastaldi destacó: “Entendemos que hay mucho potencial en diferentes áreas de la empresa y todos estos potenciales constituyen desafíos para empezar a trabajar en la manera de ser más eficientes todo el sistema productivo. Y no es solo producir más sino también aprender a cosechar mejores alimentos porque esto va tener su correlato de que vamos a tener más alimento para transformar en leche y a su vez vamos a ganar autonomía alimenticia”.

Fuente: Todolecheria